12.3.
La integración de España en Europa. Consecuencias
económicas y sociales. La modernización de las infraestructuras. El Programa de
Convergencia y la creación del euro.
Introducción
El
tratado de Roma se firmó en 1957, con lo que nacía la Comunidad Económica
Europea. Desde los años sesenta el gobierno de Franco solicitó la incorporación
de España, la gran aspiración de los tecnócratas. Pero la CEE no era un simple
acuerdo comercial de supresión de aranceles aduaneros, sino que también incluía
la homogeneidad política dentro del sistema democrático, de ahí que solo se
consiguieran firmar acuerdos comerciales preferenciales, que hicieron de la CEE
el primer cliente de nuestro comercio exterior.
Finalizado
el régimen franquista los gobiernos de Suárez y Calvo Sotelo solicitaron el
ingreso, pero pronto aparecieron las dificultades; dificultades no ya
políticas, sino económicas. Las dificultades aparecieron en la estructura
económica española (que chocaba con los intereses europeos, especialmente en
agricultura y pesca), en los problemas internos de la Comunidad y en las
consecuencias de la crisis del 73. Así la petición estuvo ocho años sin ser
admitida.
La integración de España en Europa.
En
1977 Adolfo Suárez solicitó la adhesión de España a la CEE.
En
1978 la Comisión Europea dio su aprobación a las negociaciones de esta
adhesión, que se iniciaron en 1979.
Con
el primer gobierno de Felipe González y siendo ministro de Asuntos Exteriores
Fernando Morán, el 12 de junio de 1985 se firmó el Tratado de Adhesión a las
Comunidades Europeas. El 1 de Enero de 1986 nos convertíamos en un país miembro
de pleno derecho de la CEE.
Las
negociaciones fueron muy difíciles, sobre todo por las reticencias francesas,
que estaba presionada por los campesinos franceses. Estas se salvaron por el
apoyo de Alemania , que vinculó el aumento de los fondos comunitarios a la
entrada de España y Portugal, (tras relacionar Felipe González la entrada en la
Comunidad y la OTAN) y el cambio de
postura francesa con la llegada al poder en 1982 del socialista Mitterand (las
relaciones con el gobierno socialista entre Francia y España mejoraron mucho,
consiguiendo España la colaboración francesa en la lucha contraterrorista).
España
tuvo que aceptar unas condiciones excesivamente duras: la Comunidad exigió
largos períodos transitorios para aquellos sectores españoles más competitivos
o para aquellas cuestiones en las que los miembros de la CEE podían verse
perjudicados. Así, la libre circulación de los trabajadores no fue admitida
hasta 1993, fecha hasta la que se extendió también la desaparición progresiva
de los aranceles para los productos agrícolas generales. El libre comercio de
frutas, hortalizas y aceite de oliva se retrasó hasta 1996 y la posibilidad de
pescar en caladeros comunitarios se fechó en el 2003. Posteriormente, en la
práctica, estos periodos transitorios se acortaron en el tiempo.
Consecuencias
económicas y sociales. La modernización de las infraestructuras.
A
pesar de los sacrificios requeridos a España para la integración de pleno
derecho en la CEE (después Mercado Común y ahora Unión Europea) el balance
entre ventajas e inconvenientes ha sido positivo para España. Ya que su
incorporación ha supuesto tener que adaptarse a un mercado más competitivo que
el español. En ese esfuerzo de adaptación ha conseguido España su definitiva
modernidad; y no sólo desde el punto de vista económico. España es hoy un país
democrático y un país europeo. Esta afirmación que sacada de contexto puede
parecer una obviedad, pero resulta fundamental si la contextualizamos dentro la
historia contemporánea de España.
La
aceleración del crecimiento económico gracias a la política de ayudas de la UE,
pensadas para reducir los desequilibrios socio-económicos entre los países
miembros ha sido también de enorme importancia. España ha sido y es receptor de
importantes sumas de dinero a través de los fondos estructurales y de cohesión
social, (Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER; Fondo Social Europeo, FSE
…). Estas ayudas han permitido la modernización de las infraestructuras (carreteras,
aeropuertos…), la financiación de planes de formación profesional….
La
entrada de España en la Europa Comunitaria no ha tenido solo efectos positivos,
se tuvo que llevar a cabo una intensa reconversión industrial para que nuestros
productos fueran competitivos en Europa y algún sector como el naval ha sufrido
una gran crisis. Ello provocó paro y protestas de los sindicatos. El problema
del sector pesquero también se agravó con una obligada reconversión de la flota
y las negociaciones fallidas con Marruecos. El sector lácteo ha salido muy
perjudicado por la cuota lechera. A pesar de todo, el balance de la entrada de
España parece positivo a la mayoría de grupos políticos y no se cuestiona, con
la excepción de IU.
España
en la Unión Europea. El programa de Convergencia y la creación del euro.
Desde
su entrada en la CEE España se ha mostrado como un activo socio europeísta
participando en la elaboración y firmando todos los acuerdos importantes:
- Acta Única (1986).
Este acuerdo pretendía conseguir un mercado interior real entre los estados
miembros, así como un mercado sin fronteras interiores, en la que la libre
circulación de mercancías, personas, servicios y capitales estaría garantizada.
- Tratado de Shengen (1991),
de seguridad europea, que suprimió los controles en las fronteras entre los
estados firmantes.
- Tratado
de la Unión Europea o Tratado de Maastricht (1992): modificó los
acuerdos fundacionales de la CEE y cambio su denominación por la de Unión
Europea (UE). Se propuso como objetivo la unión política de forma gradual. Para
ello, se acordaron dos sistemas de cooperación intergubernamental: la Política
Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la Cooperación en Asuntos de Interior y
de Justicia (CAJI).
Además,
el Tratado propuso una Unión económica y monetaria, la UEM. Su objetivo,
completar el mercado único, establecer el Banco Central
Europeo y crear una
moneda única estable a finales de siglo, con la introducción del euro
en los países que cumplieran los criterios de convergencia. Los criterios de
convergencia consisten en un conjunto de cinco indicadores económicos y
jurídicos destinados a garantizar la convergencia económica entre los países
interesados no pertenecientes a la zona del euro y los Estados miembros que sí
pertenecen a la misma. Los criterios incluyen la estabilidad de los precios,
unas finanzas públicas saneadas y sostenibles, el tipo de interés a largo plazo
y la estabilidad del tipo de cambio. En 1998, bajo el gobierno del PP, presidido
por Aznar, España consiguió cumplir estos criterios, integrándose en la Unión
Monetaria. En 1999 España adoptó el euro, los billetes y las monedas de la
nueva moneda única empezaron a circular en 2002, sustituyendo a las divisas
nacionales (marco alemán, franco francés, peseta española, etc.) en doce países
europeos. En la actualidad, el número de países de la UE que integran la
«eurozona», o «zona del euro», ha pasado de 12 a 19.
- Tratado de Niza (2003),
reformó las instituciones comunitarias.
España
ha manifestado igualmente su respaldo a los procesos de ampliación de la Unión
hacia la Europa del norte y del este, hasta llegar a los 27 estados que la
componen actualmente.
Tras
el fracaso del intento de aprobar el Tratado Constitucional, la crisis
económica de 2008 o el Brexit, el
futuro de la Unión Europea parece incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario