BLOQUE 11: La Organización
territorial y los desequilibrios regionales
La organización político-administrativa de
España
1. Evolución
histórica de la organización político-administrativa.
La organización político administrativa actual es el resultado de un
largo proceso histórico en el que la división territorial ha experimentado
numerosas modificaciones.
1.1. La organización
político-administrativa en la Antigüedad
Hasta la conquista romana, el
territorio peninsular estuvo habitado por diversos pueblos indígenas, con sus
propias instituciones y costumbres.
Bajo el dominio romano se creó por primera vez una organización
administrativa en provincias, cuyo número se incrementó desde las dos
iniciales (citerior y ulterior) hasta siete (Tarraconesis, Baetica, Lusitania,
etc).
Los visigodos crearon
por primera vez un estado independiente y unificado, con capital en Toledo.
1.2. La organización
político-administrativa en la Edad Media
En la Edad Media
– Los musulmanes organizaron
su territorio en provincias (coras) y alternaron etapas de unidad y de
fragmentación territorial en las que las provincias se convertían en reinos
independientes, los taifas.
– Los cristianos crearon en su avance reconquistador, sus
propios sistemas político-administrativos, que son el origen de la
diferenciación regional actual.
En la cordillera Cantábrica se creó el reino de
Asturias, que posteriormente dio lugar al reino
de León, el reino de Portugal y
el reino de Castilla.
En la zona pirenaica surgieron Navarra,
Aragón y los Condados Catalanes, a éstos se unió después el reino de
Valencia y con las islas Baleares.
1.3. La organización
político-administrativa en la Edad Moderna
– Los Reyes Católicos reunieron
los territorios peninsulares, excepto Portugal. Pero esta unión fue
exclusivamente dinástica, pues cada reino mantuvo sus propias estructuras
político-administrativas y fiscales.
– Con los Austrias continuó
esta situación en los siglos XVI y XVII. Los Austrias respetaron los fueros y
costumbres de sus reinos aunque manteniendo una estructura de Estado centrado
en el monarca.
En el siglo XVIII se produjo el primer intento uniformizador
con los Borbones. El
primer monarca Borbón, Felipe V, implantó una intensa centralización y uniformización
mediante los Decretos
de Nueva Planta. Estos suprimieron la organización
político-administrativa de la Corona de Aragón (Cortes, legislación,
instituciones) y se estableció el modelo
castellano. Solo Navarra y el País Vasco conservaron sus particularidades
institucionales por su fidelidad al rey. La Corona de Aragón fue la más
perjudicada, perdiendo sus fueros medievales de autogobierno.
1.4. La organización
político-administrativa contemporánea hasta la Constitución de 1978
En el siglo XIX, el ministro de Fomento Javier de Burgos realizó
una nueva división provincial en 1833,
que coincide prácticamente con la actual, organizó el territorio en 49
provincias, que en 1927 fueron 50
al dividirse las islas Canarias en dos provincias. Cada provincia tenía
una ciudad como capital y la misma administración, facilitando la intervención
del gobierno en ellas y el centralismo. Las regiones se convirtieron en simples
referencias para el estudio de ciertos rasgos paisajísticos, económicos o folclóricos
e históricos.
No obstante, el sentimiento de pertenencia regional pervivió, como se
puso de manifiesto en la Primera República (1873-1874). Durante este
período se proyectó un estado federal
organizado en regiones con competencias de gobierno, que no se llevó a la
práctica ante la escasa duración de la República.
Tras ella, la Restauración de la monarquía abrió un período de intensa centralización. Como reacción,
surgieron distintos movimientos regionalistas y nacionalistas, que
reivindicaron la región y la promoción de la cultura regional. En
Cataluña y sobre todo, el País Vasco, se empezó a discutir la unidad con el
resto de España.
En el siglo XX, la Segunda República declaró que
España era un estado integral compatible con la autonomía de
los municipios y regiones (Constitución de 1931). Así, durante
este período y la Guerra Civil, Cataluña, el País Vasco y Galicia pidieron y
plebiscitaron afirmativamente proyectos de estatuto de autonomía.
Al finalizar el conflicto, el franquismo implantó un estado unitario, abolió los estatutos de
autonomía vasco y catalán, reprimió el nacionalismo al identificarlo con el
separatismo.
2. La organización político-administrativa actual del Estado español
2.1. Las divisiones
político-administrativas
La organización político-administrativa actual es propia de un Estado descentralizado, que reparte la
toma de decisiones entre diferentes divisiones territoriales con capacidad de
autogobierno en los asuntos de su competencia. Estas son:
– El municipio es la
entidad territorial básica. El gobierno y la administración municipal
corresponden al Ayuntamiento,
integrado por el alcalde y los concejales. Los concejales se eligen por
los vecinos y el alcalde es elegido por los concejales. Se encarga de llevar
los asuntos municipales, limpieza, gestión de servicios básicos, actividades
socioculturales, etc.. del municipio.
– La provincia es una
entidad territorial formada por una agrupación de municipios. Su función es
prestar servicios de ámbito provincial y coordinar los servicios de los
municipios. El gobierno y la administración corresponden a la Diputación Provincial. Con carácter ordinario, el gobierno y la administración
autónoma de cada provincia corresponden a su diputación provincial.
Sin embargo, existen diversas fórmulas de organización provincial que
dependen de las diferentes estructuras de las CC.AA:
·
Las comunidades autónomas
uniprovinciales asumen las competencias, medios y recursos que
corresponden en el régimen ordinario a las diputaciones provinciales.
·
Las comunidades autónomas
insulares (Canarias e Islas Baleares) gozan de cabildos o consejos
insulares.
·
En el País Vasco,
las diputaciones forales de los territorios históricos (es decir, las entidades
en las que, a su vez, se divide territorialmente la Comunidad Autónoma del País
Vasco) asumen las competencias de las diputaciones provinciales, así como las
demás que les corresponde como órganos forales en virtud del Estatuto de
Autonomía del País Vasco.
– La comunidad autónoma es una
entidad territorial formada por provincias, dotadas de autonomía legislativa y
capacidad de autogobierno sobre los asuntos de su competencia. Mientras que los
municipios y las provincias ya estaban creados a la muerte de Franco, las
comunidades autónomas tuvieron que constituirse, a lo largo de un complicado
proceso.
2.1. El Estado de las autonomías
El período
autonómico se inició tras la promulgación de la Constitución de 1978 la
organización territorial de España aparece en el Título VIII.
Esta establece la indisoluble unidad de la nación
española y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía
de las nacionalidades y regiones que
la integran, así como la solidaridad entre todas ellas.
Así
quedaron constituidas las 17:
– Cataluña,
el País Vasco y Galicia (regiones históricas)
– Andalucía.
– Comunidad foral de Navarra,
– Principado de Asturias, Cantabria, Castilla-León, Castilla-La Mancha,
C. de Madrid, La Rioja, C. Valenciana, Extremadura, Aragón, Región de Murcia,
Islas Baleares y Comunidad de Canarias.
– Ceuta
y Melilla recibieron el rango de municipios autónomos y, a diferencia de las
comunidades, carecen de capacidad legislativa.
2.2.
La organización del estado autonómico
La
organización del estado autonómico se caracteriza por los siguientes rasgos:
a) Cada comunidad autónoma se halla regida por su Estatuto de autonomía, aprobado
por las Cortes estatales. En este estatuto se recoge las características de
cada comunidad, territorio, símbolos que les acredita y distingue y
competencias para su autogobierno.
b) Las comunidades pueden asumir competencias pueden ejercerse de forma exclusiva
(la comunidad legisla y aplica la legislación) o compartida
con el Estado.
Las
competencias que pueden asumir las comunidades son muy amplias:
·
políticas
(organizar sus instituciones de autogobierno);
·
económicas (agricultura,
ganadería, bosques, pesca, caza, ferias
interiores, fomento del desarrollo);
·
infraestructuras y transportes (obras
públicas, carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos) ordenación del territorio,
urbanismo, medio ambiente y vivienda;
·
sociales y sanitarias
(asistencia social, sanidad, higiene, protección de edificios e instalaciones),
y
·
culturales, deportivas y de ocio (museos,
bibliotecas, conservatorios y fomento de la cultura, la investigación, la
lengua propia, el turismo, el ocio, el deporte, etc.).
c) Las instituciones de una comunidad autónoma
son las siguientes:
– La Asamblea Legislativa o Parlamento autonómico elabora la
legislación. Sus miembros se eligen por sufragio universal cada cuatro años. Generalitat
en Valencia y Cataluña, Asamblea de Madrid, Juntas de Castilla La Mancha,
Andalucía, etc., Parlamento Vasco, Xunta de Galicia. Los nombres de estas
asambleas son diversas y sus funciones quedan expresadas en los estatutos de
autonomía.
– El Consejo de gobierno o gobierno autonómico ejerce el
poder ejecutivo. Está integrado por el presidente de la comunidad y por consejeros, elegidos por el presidente.
Son elegidos en las elecciones de cada comunidad cada 4 años.
– El Tribunal Superior de Justicia es la
máxima representación del poder judicial de cada comunidad autónoma.
Además, en
cada comunidad autónoma existe un delegado del Gobierno, encargado de dirigir la
administración general del Estado en la comunidad y de coordinarse con ella.
d) La financiación de las comunidades
autónomas responde a dos modelos:
·
Las comunidades de régimen común se financian
con ingresos propios y con tributos cedidos por el Estado (% IRPF, IVA...).
El Fondo de Suficiencia compensa desequilibrios aportando más cantidad las
comunidades que las pobres.
·
El régimen foral afecta al País Vasco y Navarra, donde cada uno de
sus territorios históricos se financia con los ingresos tributarios
recaudados por su propia administración fiscal. La comunidad
autónoma pacta con el Estado la cantidad a pagar a la Administración
General del Estado mediante conciertos o convenios.
– Los Fondos de Compensación
Interterritorial (FFCI) pretenden evitar los desequilibrios
territoriales aportando ingresos a las comunidades más desfavorecidas, que son
las comunidades con renta per cápita inferior a la media nacional.
e) El Estado de las autonomías se basa en la igualdad
territorial y en solidaridad. Este hecho implica que los
Estatutos de las comunidades no pueden contener privilegios o discriminaciones en
cuestiones fiscales, salariales o de seguridad social, y que no pueden
ahondarse los desequilibrios entre comunidades.
Los desequilibrios territoriales
1. Las diferencias
espaciales: causas e indicadores
Existen desequilibrios socioeconómicos y demográficos entre las
comunidades autónomas. Las causas
de los desequilibrios son las diferentes condiciones naturales y la desigual
distribución de los recursos, la localización de las actividades económicas más
dinámicas en cada momento histórico y las actuaciones humanas, que los han
acentuado hasta épocas recientes.
Los indicadores de los desequilibrios son numerosos:
– Los desequilibrios
económicos se observan en la capacidad productiva y se miden por el PIB.
– Los desequilibrios
demográficos se manifiestan en la distribución de la población, medida por la
densidad de población.
– Los desequilibrios sociales se
reflejan en la renta disponible de los hogares y en nivel de bienestar.
2. La evolución de los
desequilibrios territoriales
2.1.
El origen de los desequilibrios actuales
Entre
mediados del siglo XIX y la crisis económica de 1975, el factor
fundamental de los desequilibrios territoriales fue la localización de
la industria moderna.
a) Las áreas más desarrolladas fueron la
periferia cantábrica y mediterránea, donde se localizó inicialmente la
industria y Madrid, que añadió a la industria funciones terciarias como capital
del Estado y principal centro financiero del país.
Las nuevas áreas dinámicas
surgidas en la década de 1960: el eje del Ebro, al que se difundió la
industria, y las islas Baleares y Canarias, favorecidas por el desarrollo
turístico. Estas áreas, en el terreno económico, concentraron el mayor
crecimiento del PIB. En el terreno demográfico, recibieron inmigrantes
de las regiones del interior peninsular,
aumentando su densidad de población. Y en el terreno social,
incrementaron la renta bruta disponible de los hogares por encima de la media y
consiguieron un buen nivel de vida gracias a la dotación de infraestructuras de
transporte y de servicios sociales (sanitarios, asistenciales, escolares,
culturales y de ocio).
b) Las áreas menos
desarrolladas fueron las del interior
peninsular, en las que se mantuvieron el peso excesivo del sector primario; las
industrias escasas, pequeñas y tradicionales, y los servicios de baja
cualificación. Crecieron, pero en general, el ritmo fue menor. Extremadura,
ambas Castillas y Galicia son ejemplo de ello.
2.2.
Los cambios producidos por la crisis económica de 1975
La crisis
económica de 1975 acabó con la primacía de la industria como factor explicativo de los desequilibrios
territoriales.
– Las regiones industriales
sufrieron una aguda crisis; sobre todo, las especializadas en sectores
maduros (cornisa cantábrica), y en menor medida las que contaban con industrias
más diversificadas (Cataluña).
– La crisis afectó menos a las
regiones que poseían menor peso industrial.
Como
consecuencia de la crisis, se frenó el anterior proceso de concentración espacial
de la producción y de la población en las áreas más industrializadas, dando
lugar a un nuevo modelo de desequilibrios territoriales.
2.3.
Los desequilibrios territoriales actuales
A partir
de 1985, la reestructuración económica que siguió a la crisis cambió los factores
en que se basaban los desequilibrios territoriales y la jerarquía espacial.
2.3.1.
Los nuevos factores de los desequilibrios actuales
– La industria pierde peso
como factor de desarrollo debido a la reestructuración de muchos
sectores tradicionales y a la tendencia a descentralizar parte de la producción
hacia nuevos espacios industriales. Así se rompe la identificación anterior
entre regiones desarrolladas e industrializadas.
– Los
servicios avanzados, de administración y servicios, la innovación y la alta
tecnología se convierten en los
principales factores de desarrollo:
·
funciones rectoras y de decisión;
·
servicios a la producción; actividades financieras, comerciales y de
distribución, turismo
·
industrias de alta tecnología, telecomunicaciones, y agricultura
tecnificada
·
la disponibilidad de mano de obra de alta cualificación
·
las inversiones en tecnología y formación
·
la calidad de las infraestructuras y de los equipamientos
·
la existencia de buenas comunicaciones con el entorno y con el
extranjero.
2.3.2.
La jerarquía espacial actual
Estos nuevos
factores está constituyen tres tipos de territorios:
a) Los ejes
de desarrollo son las regiones más favorecidas por los nuevos factores de
desarrollo: Madrid; la Y constituida
por el País Vasco, el valle del Ebro y
el litoral mediterráneo norte, y los archipiélagos balear y canario. En lo económico,
más significativas que las cifras del PIB son las del porcentaje que suponen en
él los sectores punta, la innovación y la I+D, que continúan beneficiando a
Madrid, Navarra, el País Vasco y Cataluña. En el terreno demográfico se da la tendencia a difundir la población y
parte de la actividad económica hacia otras áreas. En el terreno social,
la renta bruta disponible por los hogares, los servicios y los equipamientos
están por encima de la media.
b) Los ejes
en declive son los espacios muy especializados en sectores industriales maduros o
en crisis. Entre ellos se encuentran algunos de la cornisa cantábrica, como Asturias y Cantabria. En estas
áreas, en el terreno económico el PIB crece por debajo de la media, la población se encuentra estancada o
en retroceso. Y en el terreno social, la disparidad en renta bruta
disponible por los hogares y en bienestar es menor, ya que partían de niveles
más altos.
c) Los
espacios menos desarrollados son los que cuentan con un mayor peso
económico del sector primario; escaso desarrollo de las industrias avanzadas, y
corresponden a las regiones del interior con Galicia, Andalucía y Murcia. En
estas áreas, en el terreno económico, algunas comunidades como Murcia y
Andalucía han incrementado su PIB por encima de la media en los últimos años,
gracias al desarrollo de la agricultura tecnificada y del turismo; su PIB está
por debajo de la media nacional. En el terreno demográfico existen
disparidades entre las bajas densidades de las comunidades del interior,
motivadas por la emigración de épocas pasadas, y las altas densidades del
litoral, superiores a la media. Y en el terreno social, existen
carencias en infraestructuras y servicios.
Las políticas regionales y de
cohesión territorial
1. Las
bases de la política regional
Las políticas regionales son el medio de paliar los desequilibrios
regionales de un Estado y de fomentar el desarrollo regional.
En España la política regional se inició en la década de 1960, con los
Planes de Desarrollo (1964-1975). Estos se basaron en el fomento de la
industria en ciertas áreas atrasadas (polos de promoción y polos de desarrollo
industrial) para que actuase como motor del desarrollo del entorno. Sus escasos
resultados cuestionaron la eficacia de las actuaciones centralizadas y desde
arriba y, tras un período de letargo (1975-1985), dieron lugar a partir de 1986
a una nueva política regional, marcada por tres hechos:
– El deseo de llevar a la
práctica el principio de la solidaridad interterritorial establecido por la
Constitución.
– El establecimiento y el
desarrollo del Estado de las autonomías.
– La adhesión a la Comunidad
Europea.
La política estatal para corregir los desequilibrios debe
seguir las directrices marcadas por la
política regional de la Unión
Europea, y fomentar su desarrollo a
través de los gobiernos autonómicos, a los que la Constitución otorga
competencias en la ordenación de su territorio.
2. La política regional y
de cohesión de la Unión Europea 2007-2013
Tras su ingreso en la Comunidad Europea en 1986, España se integró en
la política regional europea. Desde entonces ha recibido fondos comunitarios y
su política regional debe ser aprobada por la Unión Europea.
1.1.
Los objetivos de la política regional europea
La
política regional europea tradicional ha tenido como objetivo corregir los desequilibrios entre las regiones
europeas y aumentar la cohesión
territorial.
La nueva política regional 2007-2013 se
propone además reforzar la competitividad de todas las regiones para hacer
frente a la creciente competencia mundial entre territorios determinada por la
globalización. Para ello, de acuerdo con la Estrategia de Lisboa (2000), es
necesario:
·
impulsar la economía del conocimiento (I+D, sociedad de la
información, e innovación) y
·
mejorar el modelo social (creando más y mejores empleos y evitando la
exclusión social)
·
todo ello en un marco general de desarrollo sostenible.
Para conseguirlo, la política regional se propone tres objetivos:
a)
La Convergencia pretende
aproximar las regiones menos desarrolladas
a las más avanzadas.
En este objetivo se incluyen
regiones, que reciben el 81,54% de los fondos: Son las que tienen un con PIB por cabeza por debajo del 75% de la media
comunitaria.
b) La Competitividad Regional y el Empleo se propone
mejorar la competitividad y el empleo de las regiones. Recibe el 15,95% de los
fondos:
Canarias
recibe además el 44,4% del total del fondo destinado a las regiones
ultraperiféricas (RUP) para atender a sus especiales dificultades.
c) La Cooperación Territorial Europea pretende
mejorarse mediante proyectos de cooperación transfronteriza (entre regiones
europeas fronterizas), transnacional (entre regiones de los estados
comunitarios) e interregional (entre las regiones) y recibe el 2,52% de los
fondos.
1.2.
Los instrumentos de la política regional europea
En conjunto, aportarán a España más de 35 mil millones de euros.
– El FEDER (Fondo Europeo para el Desarrollo Regional) financia inversiones
destinadas a reducir los desequilibrios territoriales. Aporta fondos a
las regiones de Convergencia, a las de Competitividad y Empleo y la Cooperación
Territorial Europea.
– El FSE (Fondo Social Europeo) financia actuaciones destinadas a
desarrollar los recursos humanos, prevenir y luchar contra el desempleo facilitando
el acceso al trabajo de los más desfavorecidos.
– El Fondo de Cohesión financia exclusivamente inversiones
públicas en medio ambiente y en redes transeuropeas de transporte en los
países con renta nacional bruta por cabeza inferior al 90% de la media
comunitaria.
Para
conseguir el objetivo general de competitividad, las inversiones de estos
fondos deberán dirigirse prioritariamente a impulsar y a crear más y mejores empleos.
Para
acceder a las ayudas europeas, el Estado y cada comunidad autónoma deben
presentar a la Unión Europea programas para cada uno de los fondos.
1.3.
Las repercusiones de la política regional europea en España
La
integración española en la política regional comunitaria ha tenido
diferentes repercusiones:
– Ha supuesto una cierta
cesión de la soberanía a la Unión Europea.
– Ha permitido recibir ayudas
que han favorecido la convergencia española con Europa. Así,
durante el período 1988-2006 España ha sido el país que ha recibido más ayudas
europeas.
– Ha reducido los
desequilibrios interterritoriales, al concentrar las ayudas en
las regiones más desfavorecidas.
Por otra parte, una
batería de 39 indicadores utilizados para medir los desequilibrios regionales
muestra que las regiones españolas evolucionan más favorablemente que la
media de la UE en los indicadores demográficos y tienen una buena
situación en infraestructuras de transporte.
Sin
embargo, se sitúan por debajo de la media comunitaria en los indicadores
económicos de productividad, mercado de trabajo, formación e I+D, lo
que ha provocado una cierta desaceleración de la convergencia en los últimos
años.
De este
análisis se desprende que las regiones de convergencia deben mantener su
esfuerzo en favor de la cohesión con el resto de la UE, y que las de
competitividad deben mejorar la productividad.
3. La política regional
del Estado español
La Constitución Española establece que el Estado debe velar por el
equilibrio entre las regiones y garantizar la aplicación del principio de solidaridad.
Para ello, lleva a cabo una política regional, dentro de las directrices de la
Unión Europea.
3.1.
Los objetivos de la política regional estatal
Los
objetivos de la política regional española son lograr un desarrollo regional
equilibrado potenciando a las regiones más desfavorecidas y fomentar el
potencial endógeno.
Las
estrategias para conseguir estos objetivos son:
– Consolidar el crecimiento de
las áreas más dinámicas
– Detener el declive de la
cornisa cantábrica y recuperar su antiguo potencial de crecimiento.
– Impulsar el despegue del eje
Mediterráneo sur (Andalucía y Murcia), incorporándolo al dinamismo del eje del
mediterráneo norte.
– Apoyar al resto de las
regiones, a través de importantes inversiones en infraestructuras,
diversificación económica y desarrollo del potencial endógeno.
3.2.
Los instrumentos de la política regional estatal
Para
conseguir estos objetivos, el Estado debe fomentar la actividad económica en
las zonas menos favorecidas y en las que atraviesan especiales dificultades
económicas. Los instrumentos para conseguirlo son la concesión de incentivos
regionales y los Fondos de Compensación Interterritorial.
Los
incentivos regionales
Los
incentivos regionales son las ayudas financieras concedidas por el Estado a la inversión
empresarial en ciertas zonas con el fin de paliar los desequilibrios
interterritoriales y reforzar el desarrollo endógeno.
Estas
ayudas deben ser compatibles con la normativa europea sobre competencia y con
las directrices de la nueva política regional europea para el período
2007-2013.
– La normativa europea sobre
competencia prohíbe, en general, las ayudas estatales porque distorsionan la
competencia y el comercio intracomunitario.
– Las directrices de la nueva
política regional europea para el período 2007-2013. De acuerdo con ellas se han establecido las
zonas de aplicación de los incentivos, los límites máximos de las ayudas, los
sectores y los proyectos promocionables.
a) Las zonas
de aplicación de incentivos se aplican según el PIB
Las
regiones con PIB per cápita inferior al 75% de la media europea perciben
los tipos más altos de ayuda. Las
regiones las más beneficiadas Extremadura y Canarias. Esta última, por su
condición de región ultraperiférica.
Las
regiones con PIB per cápita superior al 75% de la media europea, entre las
que se encuentran las de competitividad, perciben ayudas a tipos más bajos.
b) Los sectores promocionables son:
industrias extractivas y transformadoras, particularmente las de tecnología
avanzada, agroalimentarias y de acuicultura, servicios a la producción y
sectores que mejoren las estructuras comerciales, los alojamientos
turísticos y las instalaciones de ocio complementarias.
c) Los proyectos promocionables son los
que supongan la creación de nuevos establecimientos, su ampliación o la
modernización de las instalaciones.
Los Fondos de
Compensación Interterritorial
Para
paliar los desequilibrios territoriales y hacer efectivo el principio de
solidaridad, la Constitución estableció la creación de un Fondo de Compensación.
De acuerdo con ello, se creó en 1980 el Fondo de Compensación Interterritorial.
Hasta 1990
benefició a todas las comunidades autónomas; a partir de entonces, solo lo
reciben las que tienen renta per cápita inferior a la media nacional.
Los
recursos de los Fondos proceden de los Presupuestos Generales del Estado y son
distribuidos por las Cortes entre las comunidades autónomas
4. La
ordenación del territorio.
La ordenación del territorio
Las diferentes regiones llevan a cabo también políticas destinadas a paliar
sus desequilibrios internos y a fomentar su desarrollo económico, social
y medioambiental, como forma de hacer frente a la creciente competencia entre
territorios a escala mundial y nacional.
Para que estas resulten eficaces y no generen contradicciones, deben
realizarse coordinadamente para el conjunto del territorio, mediante políticas
de ordenación del territorio.
4.1. Los objetivos de la
ordenación del territorio
La
ordenación del territorio es,
según la Carta Europea de Ordenación del Territorio (1983), “la expresión
espacial de la política económica, social, cultural y ecológica de toda
sociedad”.
a) Sus
objetivos son:
·
el
desarrollo socioeconómico equilibrado de las regiones y la
organización integral del espacio que supone una correcta distribución y
accesibilidad de las dotaciones y equipamientos.
·
la organización integral del
espacio supone coordinar las políticas económicas sectoriales, con la mejora
del bienestar social y de la calidad de vida y con la preservación del medio
ambiente y de los recursos.
Este hecho
supone un fuerte contraste con la organización territorial anterior europea y
española en la que predominaban las políticas económicas sectoriales
independientes y descoordinadas, que solían generar contradicciones entre sí y
no consideraban los costes sociales y medioambientales.
b) De acuerdo con estos fines, la ordenación del territorio es a
la vez
– Una disciplina científica de carácter
interdisciplinar que abarca diversas ciencias con implicaciones territoriales
como la geografía, la economía, la sociología, el urbanismo, el derecho, etc.
– Y es una política porque la consecución de
sus objetivos es una tarea esencialmente política, en la que debe darse la
participación de los poderes públicos y del conjunto de la sociedad.
4.2.
Los instrumentos de la ordenación del territorio
a) El instrumento básico para la ordenación del territorio es la
elaboración de un plan. Este comporta siempre dos aspectos
fundamentales:
– El análisis de la situación actual, modelo
territorial actual.
– La planificación territorial incluye
las estrategias, actuaciones, instrumentos y recursos necesarios para alcanzar
los objetivos, así como su periodización.
Una vez
alcanzado el modelo territorial propuesto, éste se convierte en la nueva
realidad que habrá que analizar y planteará nuevos retos.
b) El ámbito principal de la planificación territorial es la
región. Su ordenación corresponde a las autoridades regionales, que elaboran
los Plantes Territoriales Generales, con las directrices generales.
4.3.
La ordenación del territorio en España
En España,
la política de ordenación del territorio se inició en la década de 1980, tras
la consolidación del Estado de las autonomías.
El espacio predominante en el que
se ha venido desarrollando es el
regional, sin embargo, al tratarse de una organización global del
espacio aparecen también implicados los
ámbitos europeo, estatal y local, que tienen atribuciones sobre ciertos
temas con destacada incidencia en la ordenación del territorio.
Por ello es importante una comunicación permanente entre las
administraciones de cada uno de estos ámbitos.
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