Buscar este blog

martes, 19 de diciembre de 2017

GUÍA DE UN COMENTARIO DE TEXTO

Fase 1. Clasificación del texto 

A. Tipo de texto.
Identificar si es un texto de fuente primaria o secundaria.
Estos son los principales tipos de texto que nos podemos encontrar:
Jurídicos: Documentos que emanan de un poder político y tienen carácter legal (leyes, constituciones. decretos, tratados, acuerdos internacionales, constituciones, órdenes…)
Políticos: Discursos, proclamas, programas...
Económicos: Compra-ventas, donaciones, contratos, desamortizaciones...
Testimoniales: Memorias, relatos de viajes, cartas, autobiografías…
Es muy difícil establecer todos los posibles tipos de textos. Podemos hallar también textos sociales, geográficos, demográficos, periodísticos, literarios, etc.
No es raro encontrar textos que no podemos encuadrar exclusivamente en uno de estos tipos. En ese caso podemos hablar de textos político-sociales, jurídico-políticos, etc.
De cualquier manera, siempre debemos señalar las razones por las que catalogamos el documento en un determinado tipo de texto.
Un último tipo de texto que nos podemos encontrar son los textos historiográficos. Documentos que son obra de un historiador u otro autor posterior a los hechos, en los que se abordan los acontecimientos pasados con una finalidad investigadora o científica (Textos y libros de historia...)
Estos textos son  fuentes secundarias y normalmente nunca se han planteado en los exámenes de selectividad.
B. Encuadre espacio-temporal (circunstancias en las que fue escrito el texto)
El caso más normal es que el texto esté fechado. En ese caso, debemos relacionar la fecha con algún hecho histórico importante o con un periodo relevante que tenga que ver con el contenido del texto. Se trata de poner el texto en su contexto histórico.
En algún caso, el lugar donde fue escrito el texto puede ser significativo. Si es así, debemos comentar brevemente las circunstancias históricas que singularizaron al lugar donde se produjo el texto. Un ejemplo típico es la Constitución de 1812 aprobada en Cádiz.
C. Autor
Hay que señalar si nos hallamos ante un autor individual o colectivo.
Si el autor es individual, hay que hay redactar una breve reseña biográfica en la que se recoja la fecha del nacimiento y la muerte, origen social, principales actividades realizadas a lo largo de su vida,  su ideología, obras importantes que escribió y, en general, todo lo que sea de interés para comprender mejor el texto.
Si el autor es colectivo (Asamblea legislativa, partido político...), debemos comentar todo lo que sepamos sobre él que pueda ayudamos a esclarecer la significación histórica del texto.
D. Finalidad
Hay que indicar con qué objetivos se redactó el texto en su momento histórico. El propósito que tenía el autor al redactar el documento.
E. Destinatario
Hay que señalar a quién iba destinado el texto. El destinatario puede ser privado o público. En este último caso puede ser un grupo concreto de personas, una comunidad local, nacional, internacional…


Fase 2. Análisis del texto
Para hacer correctamente esta parte del comentario es completamente necesario comprender el significado de todas las palabras del texto (nombres propios, personas, lugares, instituciones, términos técnicos, arcaísmos, palabras en otros idiomas...)
Se trata básicamente de hacer un resumen del texto (idea principal), tratando luego, de jerarquizar las ideas (ideas secundarias).
Debemos también explicar los términos históricos que aparezcan en el texto (conceptos, acontecimientos, personajes, instituciones...)
En esta fase del comentario es importante tener en cuenta algunas indicaciones a la hora de ir clasificando y analizando las ideas:
  • No hay que repetir el texto salvo alguna breve cita en una idea previamente señalada con tus palabras. No se debe abusar de las citas, con 1 o a lo sumo 2, sería suficiente.
  • No debemos introducir ningún conocimiento que se haya aprendido durante el curso. Simplemente hay que resumir las principales ideas el texto con nuestras propias palabras.
  • Hay que huir de dos extremos: hacer un resumen tan amplio que prácticamente se convierta en una repetición del texto o hacer una síntesis tan breve que haga imposible entender de qué trata el documento sobre el que se está trabajando.

Fase 3. Preguntas sobre el texto

    Contestar a las preguntas mediante respuestas razonadas, estructuradas y con conocimientos científicos aprendidos en clase.

sábado, 16 de diciembre de 2017

COMPARATIVA DE LAS CONSTITUCIONES ESPAÑOLAS

Aquí os dejo la comparativa de todas las constituciones españolas en sus aspectos más básicos para que os ayude a estudiar mejor.


5.2. LAS CORTES DE CÁDIZ. LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

5.2.            Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812.
1. Las Juntas Provinciales y la Junta Central

Las Abdicaciones de Bayona habían creado un vacío de poder en la España ocupada. Pese a que los Borbones habían ordenado a las autoridades que se obedeciera al nuevo rey José I, muchos españoles se negaron a obedecer a una autoridad que se veía como ilegítima y extranjera. Para llenar ese vacío y organizar la espontánea insurrección contra los franceses, se organizaron Juntas Provinciales que asumieron la soberanía en nombre de la nación española. En estas juntas estaban representados los poderes del antiguo régimen, nobleza y clero, pero también, la pujante burguesía ilustrada, que anhelaba un cambio profundo en España.  En cada ciudad surgieron juntas representadas por los poderes locales contrarios al poder francés. Hay que entender que la mayoría del pueblo español quedará ajena de estos movimientos políticos nuevos, pese a su labor activa en el proceso de lucha contra los franceses.
Las Juntas Provinciales sintieron, desde un principio, la necesidad de coordinarse. Así, en septiembre de 1808, se constituyó la Junta Central Suprema con sede en Aranjuez y presidida por Floridablanca. La Junta que, en ausencia del rey legítimo Fernando VII, asumió la totalidad de los poderes soberanos, se estableció como máximo órgano de gobierno. Fruto de esta nueva situación, la Junta Central convocó reunión de Cortes extraordinarias en Cádiz, acto que iniciaba claramente el proceso revolucionario. Finalmente, en enero de 1810, la Junta cedió el poder a una Regencia. A partir de entonces se inicia el largo camino por instaurar un régimen de carácter liberal en España y que durará, prácticamente, todo el siglo XIX.
2. Las Cortes de Cádiz

La ciudad de Cádiz se encontraba protegida del ejército napoleónico debido a la presencia de la flota inglesa en Gibraltar. Allí, se reunieron la mayoría de los grupos sociales importantes que se oponían a Napoleón y deciden planificar la nueva España a la espera de la derrota francesa y la vuelta del rey legítimo, Fernando VII. A tal efecto, se convocan las Cortes como representación del pueblo español (que tiene la soberanía y  no el rey). La celebración de las elecciones en situación de guerra propició que se reunieran unas Cortes con preponderancia de elementos burgueses y cultos procedentes de las ciudades comerciales del litoral.
Las sesiones de Cortes comenzaron en septiembre de 1810 formado por 702 diputados, que  representaban también a las colonias. Muy pronto se formaron tres grupos de diputados enfrentados:
·       Liberales: partidarios de reformas revolucionarias, inspiradas en los principios de la Revolución Francesa y la ilustración (separación de poderes, constitución, monarquía parlamentaria, sufragio censitario y fin de los privilegios). Eran mayoría en las Cortes y se nutrían, mayoritariamente, de burgueses acaudalados.
·       Jovellanistas: estaban en el centro y pedían un compromiso entre las fuerzas del antiguo régimen y la nación. No son partidarios de cambios brusco pero si de una reforma que modernice a España. En este grupo se situaban tanto nobles, clero y burgueses moderados. Defendían la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
·       Absolutistas o “serviles”: partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen (monarquía absoluta, sociedad estamental, economía mercantilista). Su base la formaban la alta nobleza y los estamentos más altos de la iglesia.
La mayoría liberal, aprovechándose de la ausencia del rey, inició la primera revolución liberal burguesa en España, con dos objetivos: adoptar reformas que acabaran las estructuras del Antiguo Régimen y aprobar una Constitución que cambiara el régimen político, económico y social  del país. Así, se inicia una profunda labor legislativa en las Cortes de Cádiz que pondrán las bases del futuro Estado Liberal.   El 24 de septiembre de 1810, en su primer decreto, las Cortes proclamaron que eran depositarias del poder de la Nación y que, por tanto, se erigían como poder constituyente.

Entre las principales reformas políticas, económicas, sociales y jurídicas adoptadas por las Cortes de Cádiz, destacamos las siguientes:
  • Libertad de imprenta (1810) y fin de la tortura.
  • Abolición del régimen señorial: supresión de los señoríos jurisdiccionales, reminiscencia feudal. Sin embargo, la nobleza mantuvo la propiedad casi todas sus tierras.
  • Supresión de la Inquisición (1813).
  • Abolición de los gremios. Libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación (1813)
  • Tímida desamortización de algunos bienes de la Iglesia (conventos e iglesias destruidos en la guerra) y bienes de los afrancesados considerados traidores (1813). Estos bienes, considerados nacionales serían vendidos en pública subasta como medio para pagar la deuda del Estado.
La Constitución de 1812

Se trata de una Constitución muy larga (384 artículos) y en muchos sentidos revolucionaria, aunque mantiene algunas concesiones a la tradición española, especialmente, el reconocimiento a la religión católica. Fue el resultado del compromiso entre liberales y absolutistas, aunque los primeros se impondrían claramente. Aprobada el 19 de marzo de 1812 y popularmente conocida como “La Pepa”, este texto legal fue la primera constitución liberal del país. La constitución de 1812 es uno de los grandes textos liberales de la historia, siendo muy célebre en su tiempo. Los diputados liberales: Agustín Argüelles, Diego Muñoz Torrero y Pérez de Castro son las figuras más destacadas en su elaboración.

Sus rasgos más significativos son los siguientes:
  • Soberanía nacional. El poder reside en la nación, idea opuesta a la soberanía monárquica. Está recogida en el artículo tercero del texto constitucional. Es la nación la que elige a sus gobernantes y no el rey.
     
  • División de Poderes.
    • Poder legislativo: Cortes Unicamerales, el senado.
    • Poder judicial: tribunales y jueces, que tendrán independencia con respecto a los otros dos poderes.
    • Poder ejecutivo: Rey, que se encargará de gobernar pero con importantes limitaciones:
      • Sus órdenes deben ir validadas por la firma del Ministro correspondiente.
      • No puede disolver las Cortes.
      • Veto suspensivo transitorio (el parlamento elabora una ley que el monarca puede vetar, luego vuelve a las Cortes para su cambio o aplicación) durante dos años, tras ello la decisión de las Cortes se convierte en ley.
      • Nombra a los ministros, pero estos deben ser refrendados por las Cortes (“doble confianza”)
         
  • Nuevo derecho de representación. La nación ejerce su soberanía mediante sus representantes en Cortes.
     
  • Complicado procedimiento electoral por sufragio universal masculino indirecto en cuarto grado. Derecho de voto: todos los hombres mayores de 25 años, que elegían a unos compromisarios que a su vez elegían a los diputados.
     
  • Igualdad de los ciudadanos ante la ley. Esto supuso el fin de los privilegios estamentales.
     
  • Se omite toda referencia a los territorios con fueros, lo que equivalía a su no reconocimiento. No obstante, los regímenes forales de las provincias vascas y de Navarra no se derogaron explícitamente.
     
  • Reconocimiento de derechos individuales: a la educación, libertad de imprenta, inviolabilidad del domicilio, a la libertad y a la propiedad.
     
  • El catolicismo es la única confesión religiosa permitida. La necesidad de contar con la colaboración del clero en la lucha contra los franceses explica este rasgo intolerante que choca con el espíritu avanzado de la constitución.
La Constitución de Cádiz supuso en España el comienzo de la modernidad política, admirada e imitada en muchos países, especialmente en Iberoamérica, ha sido también criticada por ser demasiado avanzada para el atraso en la que vivía la sociedad española. Su aplicación fue muy limitada: entre 1812 y 1814 en el marco de la Guerra de la Independencia. El regreso de Fernando VII en 1814 significó su abolición, aunque de nuevo fue aprobada durante el Trienio Liberal (1820–23) y muy brevemente en 1836. 


lunes, 11 de diciembre de 2017

5.1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA GUERRA.

BLOQUE 5. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833): Liberalismo frente a Absolutismo.

5.1.            La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.

1. Antecedentes y causas de la guerra.
Las causas de la Guerra se producen dentro del proceso general de crisis del Antiguo Régimen, con el fin del reinado de Carlos IV, y el gobierno de Godoy.
Carlos IV (1788-1808) fue un monarca incapaz y falto de implicación en el gobierno e inteligencia, que dejó las tareas de Estado a su valido, Manuel Godoy. Su gobierno estuvo marcado desde el inicio por el estallido de la Revolución Francesa en 1789, rompiendo así, las tibias reformas ilustradas que empezaban a diseñarse al inicio de su reinado. El rey y su ministro Floridablanca, desde el momento en que se inició la revolución en Francia, intentaron evitar cualquier “contagio” revolucionario procedente del país vecino. Un férreo control en las aduanas y una estricta censura fueron los medios utilizados para aislar a nuestro país del tumulto francés.  Tras Floridablanca, vino un corto período de gobierno del conde de Aranda, antiguo ministro ilustrado de Carlos III. Después, Carlos IV tomó una decisión clave en su reinado, nombró ministro a Manuel Godoy en 1792. El valido fue quien tomó todas las decisiones importantes de Estado hasta su destitución en 1808, convirtiéndose el monarca en un rey poco proclive a los asuntos de gobierno.
Política exterior de Godoy.
Para entender bien los antecedentes de  la Guerra de Independencia debemos conocer previamente los antecedentes de la política exterior de Manuel Godoy.
La ejecución de Luis XVI en enero de 1793 provocó la ruptura de la tradicional alianza con Francia. España se unió a una coalición internacional y participó en la denominada Guerra de la Convención (por el gobierno revolucionario francés de la Convención). La derrota militar española fue rápida y concluyente. El fracaso bélico precipitó la firma de la Paz de Basilea (1795), por la que nuestro país aceptó la vuelta a la tradicional alianza con Francia contra Inglaterra. Esta alianza se selló en el Tratado de San Ildefonso, firmado en 1796.  Se iniciaba así una deriva diplomática en la que el ascenso al poder de Napoleón en 1799 y la debilidad del gobierno de Godoy llevó a España a una creciente dependencia de la política exterior francesa y, por consecuencia, al enfrentamiento con Inglaterra.
Las consecuencias pronto se hicieron notar: primero con una guerra con victoria sobre Portugal, fiel aliada de Inglaterra, en 1801 en la “Guerra de las Naranjas" (1801 donde España consigue Olivenza), y después con la catástrofe naval de la armada franco-española frente al almirante inglés Nelson en Trafalgar en 1805. Los ruinosos resultados de la alianza con Francia no impidieron que Godoy firmara con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en 1807. Por este acuerdo se autorizaba la entrada y el establecimiento de tropas francesas en España con el propósito de invadir Portugal, que quedaba dividida en 3 partes, una de ellas sería otorgada al propio Godoy. Con este tratado, el futuro del valido y de Carlos IV quedaba sellado en manos de Napoleón.

A esas alturas la figura de Godoy era crecientemente criticada en los medios y clases influyentes del país. La  derrota naval de Trafalgar, que había desbaratado el poder marítimo español y la crisis económica concretada en el enorme déficit del Estado y en la drástica disminución del comercio con América, avivaron la oposición de la nobleza, desairada por el favor real a un "advenedizo" como Godoy (que no era de origen nobiliario), y del clero, asustado ante la tímida propuesta de desamortización de bienes  eclesiásticos propuestas por el valido para aliviar las deudas estatales.  Este descontento cristalizó en la formación de un grupo de oposición en torno al Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII (los fernandinos), que rápidamente se pusieron a conspirar para acabar con el gobierno de Godoy y del rey que le había nombrado.
El Fin de  Carlos IV y de Godoy: El Motín de Aranjuez.
 Tras el fracaso de la conspiración del Escorial en 1807, donde se descubre la conspiración del príncipe Fernando contra su padre, los acontecimientos en la Corte se precipitan. Godoy se da cuenta de las verdaderas intenciones de Napoleón de ocupar España y decide el traslado de la familia real a América, pero el 19 de marzo de 1808 estalla el motín de Aranjuez con el apoyo popular y organizado por los cortesanos partidarios de Fernando VII, apoyados por la nobleza, temerosa de perder sus privilegios ante la llegada de Napoleón, y el clero. Godoy es depuesto y, más tarde, Carlos IV abdica en su hijo Fernando VII. El nuevo rey hace su entrada en Madrid el 24 de marzo de 1808 cuando las tropas francesas ya están en la Península.
Con mucha habilidad, Napoleón consigue atraer a Bayona (Francia) a la familia real el 20 de abril y allí consigue que Fernando VII devuelva el trono a su padre Carlos IV y éste, renuncie al título. Posteriormente, Carlos IV abdicará a favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón que, hasta entonces, había sido rey de Nápoles. A continuación, sanciona la Constitución de Bayona, elaborada por el propio Napoleón y se da orden de trasladar al resto de la familia real a Francia.
A estas causas políticas deberíamos añadir las causas sociales y económicas (un país con innumerables pobres, con campesinos sin tierras, artesanos sujetos a las estrecheces normativas gremiales y una burguesía poco activa a la hora de intervenir en la industrialización).

Cuando salen del Palacio Real los últimos miembros de la familia real, los madrileños se sublevan contra los franceses el 2 de mayo. La noticia recorre España produciéndose levantamientos en ciudades y pueblos. Es el inicio de la guerra.
Los Bandos.
Una pequeña parte de los españoles, los afrancesados (parte de los ilustrados, altos funcionarios, parte de la alta nobleza) apoyaron la monarquía napoleónica. Napoleón había convocado Cortes en Bayona (con una pequeña representación de algunas ciudades) para legitimar el nuevo régimen del rey José I (Pepe Botella) que aprobaron el Estatuto de Bayona (1809). Este Estatuto pretendía acabar con el Antiguo Régimen (desamortizaciones, desvinculación de mayorazgos y de las tierras de “manos muertas”, fin del régimen señorial, igualdad jurídica, ante los impuestos y el acceso a los cargos públicos. Abolición de la Inquisición e inicio de la reforma administrativa).
La mayoría de la población española tomó el frente patriótico, todos los que se oponían al invasor, desde la mayor parte del clero y la nobleza, que deseaba la vuelta de Fernando VII y el absolutismo, los ilustrados como Floridablanca y Jovellanos que deseaban su vuelta pero para impulsar un programa de reformas, junto a los sectores claramente liberales que querían un sistema liberal- parlamentario, una constitución, la soberanía nacional, la división de poderes. Inglaterra ayudará a España contra las tropas francesas.

FASES.
La guerra fue una lucha de la mayoría del pueblo español contra la mayor potencia militar de la época, el ejército francés. La mayor parte del ejército español quedó pronto desarticulado aunque tuvo, a lo largo del conflicto, victorias de enorme éxito. Podemos dividir la guerra en 3 fases:
1ª fase: Mayo-diciembre de 1808
En un primer momento los objetivos franceses eran dos:
1) Mantener un “corredor abierto” entre Madrid y la frontera por el que circular de manera fulgurante y precisa su ejército y 2) Llegar lo antes posible a Cádiz, pues la flota francesa estaba bloqueada por la inglesa mientras el ejército español abría fuego contra ella.
El pueblo va a reaccionar contra la ocupación francesa de manera increíble, destacando la victoria del General Castaños en Bailén (19 de Julio) y la resistencia de Zaragoza y Gerona frente a los asedios a los que las sometieron. Se consigue poner freno al avance de las fuerzas galas, dirigidas por el mariscal Junot se repliegan hacia el País Vasco, por lo que José I se ve obligado a abandonar Madrid.
 Ante la falta de autoridades reales en todas las provincias surgen Juntas Provinciales de Gobierno que asumen la soberanía del reino y constituyen en Madrid la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, presidida por el viejo Floridablanca. Estas juntas representaban el poder del rey y se enfrentan al ejército del emperador. En noviembre Napoleón cruza los Pirineos con unos 250.000 hombres, ocupa Vitoria, derrota al ejército español en Somosierra y el 4 de diciembre entra en Madrid. Mientras, el ejército inglés de Monroe es obligado a reembarcar en La Coruña.
2ª fase: diciembre 1808-  Julio 1812.
 Cuando en enero regresa a Francia comienza la segunda fase de la guerra con la ocupación sistemática del territorio español, a excepción de Cádiz, protegida por la armada británica. En este periodo de clara superioridad francesa tienen lugar dos hechos decisivos: la acción de las guerrillas como la del cura Merino, Espoz y Mina o el Empecinado (bandolerismo), y la llegada del ejército inglés de Wellington, que libera Portugal. En la primavera de 1812, la formación de la Grand Armeè contra Rusia, obliga a Napoleón a retirar parte de las tropas (300.000 hombres) que tiene en España.
3ª fase: Julio 1812- 1814.

Comienza así la tercera fase de la guerra. Wellington inicia una ofensiva general que recuperará Madrid el 13 de Agosto de 1812 y derrota a Marmont en Los Arapiles. El fracaso francés en Rusia, le impulsa a continuar y derrotar a José Bonaparte en Vitoria. Una nueva victoria en San Marcial, cerca de San Sebastián, pone fin a la guerra. Las últimas tropas francesas abandonan Cataluña el 4 de junio de 1814, cuando ya Napoleón, por el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), había devuelto a Fernando VII el trono de España. Ambos países también acordarán devolverse las plazas y territorios ocupados durante la guerra, volviéndose a la situación inmediatamente anterior al inicio de las hostilidades.