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martes, 19 de diciembre de 2017

GUÍA DE UN COMENTARIO DE TEXTO

Fase 1. Clasificación del texto 

A. Tipo de texto.
Identificar si es un texto de fuente primaria o secundaria.
Estos son los principales tipos de texto que nos podemos encontrar:
Jurídicos: Documentos que emanan de un poder político y tienen carácter legal (leyes, constituciones. decretos, tratados, acuerdos internacionales, constituciones, órdenes…)
Políticos: Discursos, proclamas, programas...
Económicos: Compra-ventas, donaciones, contratos, desamortizaciones...
Testimoniales: Memorias, relatos de viajes, cartas, autobiografías…
Es muy difícil establecer todos los posibles tipos de textos. Podemos hallar también textos sociales, geográficos, demográficos, periodísticos, literarios, etc.
No es raro encontrar textos que no podemos encuadrar exclusivamente en uno de estos tipos. En ese caso podemos hablar de textos político-sociales, jurídico-políticos, etc.
De cualquier manera, siempre debemos señalar las razones por las que catalogamos el documento en un determinado tipo de texto.
Un último tipo de texto que nos podemos encontrar son los textos historiográficos. Documentos que son obra de un historiador u otro autor posterior a los hechos, en los que se abordan los acontecimientos pasados con una finalidad investigadora o científica (Textos y libros de historia...)
Estos textos son  fuentes secundarias y normalmente nunca se han planteado en los exámenes de selectividad.
B. Encuadre espacio-temporal (circunstancias en las que fue escrito el texto)
El caso más normal es que el texto esté fechado. En ese caso, debemos relacionar la fecha con algún hecho histórico importante o con un periodo relevante que tenga que ver con el contenido del texto. Se trata de poner el texto en su contexto histórico.
En algún caso, el lugar donde fue escrito el texto puede ser significativo. Si es así, debemos comentar brevemente las circunstancias históricas que singularizaron al lugar donde se produjo el texto. Un ejemplo típico es la Constitución de 1812 aprobada en Cádiz.
C. Autor
Hay que señalar si nos hallamos ante un autor individual o colectivo.
Si el autor es individual, hay que hay redactar una breve reseña biográfica en la que se recoja la fecha del nacimiento y la muerte, origen social, principales actividades realizadas a lo largo de su vida,  su ideología, obras importantes que escribió y, en general, todo lo que sea de interés para comprender mejor el texto.
Si el autor es colectivo (Asamblea legislativa, partido político...), debemos comentar todo lo que sepamos sobre él que pueda ayudamos a esclarecer la significación histórica del texto.
D. Finalidad
Hay que indicar con qué objetivos se redactó el texto en su momento histórico. El propósito que tenía el autor al redactar el documento.
E. Destinatario
Hay que señalar a quién iba destinado el texto. El destinatario puede ser privado o público. En este último caso puede ser un grupo concreto de personas, una comunidad local, nacional, internacional…


Fase 2. Análisis del texto
Para hacer correctamente esta parte del comentario es completamente necesario comprender el significado de todas las palabras del texto (nombres propios, personas, lugares, instituciones, términos técnicos, arcaísmos, palabras en otros idiomas...)
Se trata básicamente de hacer un resumen del texto (idea principal), tratando luego, de jerarquizar las ideas (ideas secundarias).
Debemos también explicar los términos históricos que aparezcan en el texto (conceptos, acontecimientos, personajes, instituciones...)
En esta fase del comentario es importante tener en cuenta algunas indicaciones a la hora de ir clasificando y analizando las ideas:
  • No hay que repetir el texto salvo alguna breve cita en una idea previamente señalada con tus palabras. No se debe abusar de las citas, con 1 o a lo sumo 2, sería suficiente.
  • No debemos introducir ningún conocimiento que se haya aprendido durante el curso. Simplemente hay que resumir las principales ideas el texto con nuestras propias palabras.
  • Hay que huir de dos extremos: hacer un resumen tan amplio que prácticamente se convierta en una repetición del texto o hacer una síntesis tan breve que haga imposible entender de qué trata el documento sobre el que se está trabajando.

Fase 3. Preguntas sobre el texto

    Contestar a las preguntas mediante respuestas razonadas, estructuradas y con conocimientos científicos aprendidos en clase.

sábado, 16 de diciembre de 2017

COMPARATIVA DE LAS CONSTITUCIONES ESPAÑOLAS

Aquí os dejo la comparativa de todas las constituciones españolas en sus aspectos más básicos para que os ayude a estudiar mejor.


5.2. LAS CORTES DE CÁDIZ. LA CONSTITUCIÓN DE 1812.

5.2.            Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812.
1. Las Juntas Provinciales y la Junta Central

Las Abdicaciones de Bayona habían creado un vacío de poder en la España ocupada. Pese a que los Borbones habían ordenado a las autoridades que se obedeciera al nuevo rey José I, muchos españoles se negaron a obedecer a una autoridad que se veía como ilegítima y extranjera. Para llenar ese vacío y organizar la espontánea insurrección contra los franceses, se organizaron Juntas Provinciales que asumieron la soberanía en nombre de la nación española. En estas juntas estaban representados los poderes del antiguo régimen, nobleza y clero, pero también, la pujante burguesía ilustrada, que anhelaba un cambio profundo en España.  En cada ciudad surgieron juntas representadas por los poderes locales contrarios al poder francés. Hay que entender que la mayoría del pueblo español quedará ajena de estos movimientos políticos nuevos, pese a su labor activa en el proceso de lucha contra los franceses.
Las Juntas Provinciales sintieron, desde un principio, la necesidad de coordinarse. Así, en septiembre de 1808, se constituyó la Junta Central Suprema con sede en Aranjuez y presidida por Floridablanca. La Junta que, en ausencia del rey legítimo Fernando VII, asumió la totalidad de los poderes soberanos, se estableció como máximo órgano de gobierno. Fruto de esta nueva situación, la Junta Central convocó reunión de Cortes extraordinarias en Cádiz, acto que iniciaba claramente el proceso revolucionario. Finalmente, en enero de 1810, la Junta cedió el poder a una Regencia. A partir de entonces se inicia el largo camino por instaurar un régimen de carácter liberal en España y que durará, prácticamente, todo el siglo XIX.
2. Las Cortes de Cádiz

La ciudad de Cádiz se encontraba protegida del ejército napoleónico debido a la presencia de la flota inglesa en Gibraltar. Allí, se reunieron la mayoría de los grupos sociales importantes que se oponían a Napoleón y deciden planificar la nueva España a la espera de la derrota francesa y la vuelta del rey legítimo, Fernando VII. A tal efecto, se convocan las Cortes como representación del pueblo español (que tiene la soberanía y  no el rey). La celebración de las elecciones en situación de guerra propició que se reunieran unas Cortes con preponderancia de elementos burgueses y cultos procedentes de las ciudades comerciales del litoral.
Las sesiones de Cortes comenzaron en septiembre de 1810 formado por 702 diputados, que  representaban también a las colonias. Muy pronto se formaron tres grupos de diputados enfrentados:
·       Liberales: partidarios de reformas revolucionarias, inspiradas en los principios de la Revolución Francesa y la ilustración (separación de poderes, constitución, monarquía parlamentaria, sufragio censitario y fin de los privilegios). Eran mayoría en las Cortes y se nutrían, mayoritariamente, de burgueses acaudalados.
·       Jovellanistas: estaban en el centro y pedían un compromiso entre las fuerzas del antiguo régimen y la nación. No son partidarios de cambios brusco pero si de una reforma que modernice a España. En este grupo se situaban tanto nobles, clero y burgueses moderados. Defendían la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
·       Absolutistas o “serviles”: partidarios del mantenimiento del Antiguo Régimen (monarquía absoluta, sociedad estamental, economía mercantilista). Su base la formaban la alta nobleza y los estamentos más altos de la iglesia.
La mayoría liberal, aprovechándose de la ausencia del rey, inició la primera revolución liberal burguesa en España, con dos objetivos: adoptar reformas que acabaran las estructuras del Antiguo Régimen y aprobar una Constitución que cambiara el régimen político, económico y social  del país. Así, se inicia una profunda labor legislativa en las Cortes de Cádiz que pondrán las bases del futuro Estado Liberal.   El 24 de septiembre de 1810, en su primer decreto, las Cortes proclamaron que eran depositarias del poder de la Nación y que, por tanto, se erigían como poder constituyente.

Entre las principales reformas políticas, económicas, sociales y jurídicas adoptadas por las Cortes de Cádiz, destacamos las siguientes:
  • Libertad de imprenta (1810) y fin de la tortura.
  • Abolición del régimen señorial: supresión de los señoríos jurisdiccionales, reminiscencia feudal. Sin embargo, la nobleza mantuvo la propiedad casi todas sus tierras.
  • Supresión de la Inquisición (1813).
  • Abolición de los gremios. Libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación (1813)
  • Tímida desamortización de algunos bienes de la Iglesia (conventos e iglesias destruidos en la guerra) y bienes de los afrancesados considerados traidores (1813). Estos bienes, considerados nacionales serían vendidos en pública subasta como medio para pagar la deuda del Estado.
La Constitución de 1812

Se trata de una Constitución muy larga (384 artículos) y en muchos sentidos revolucionaria, aunque mantiene algunas concesiones a la tradición española, especialmente, el reconocimiento a la religión católica. Fue el resultado del compromiso entre liberales y absolutistas, aunque los primeros se impondrían claramente. Aprobada el 19 de marzo de 1812 y popularmente conocida como “La Pepa”, este texto legal fue la primera constitución liberal del país. La constitución de 1812 es uno de los grandes textos liberales de la historia, siendo muy célebre en su tiempo. Los diputados liberales: Agustín Argüelles, Diego Muñoz Torrero y Pérez de Castro son las figuras más destacadas en su elaboración.

Sus rasgos más significativos son los siguientes:
  • Soberanía nacional. El poder reside en la nación, idea opuesta a la soberanía monárquica. Está recogida en el artículo tercero del texto constitucional. Es la nación la que elige a sus gobernantes y no el rey.
     
  • División de Poderes.
    • Poder legislativo: Cortes Unicamerales, el senado.
    • Poder judicial: tribunales y jueces, que tendrán independencia con respecto a los otros dos poderes.
    • Poder ejecutivo: Rey, que se encargará de gobernar pero con importantes limitaciones:
      • Sus órdenes deben ir validadas por la firma del Ministro correspondiente.
      • No puede disolver las Cortes.
      • Veto suspensivo transitorio (el parlamento elabora una ley que el monarca puede vetar, luego vuelve a las Cortes para su cambio o aplicación) durante dos años, tras ello la decisión de las Cortes se convierte en ley.
      • Nombra a los ministros, pero estos deben ser refrendados por las Cortes (“doble confianza”)
         
  • Nuevo derecho de representación. La nación ejerce su soberanía mediante sus representantes en Cortes.
     
  • Complicado procedimiento electoral por sufragio universal masculino indirecto en cuarto grado. Derecho de voto: todos los hombres mayores de 25 años, que elegían a unos compromisarios que a su vez elegían a los diputados.
     
  • Igualdad de los ciudadanos ante la ley. Esto supuso el fin de los privilegios estamentales.
     
  • Se omite toda referencia a los territorios con fueros, lo que equivalía a su no reconocimiento. No obstante, los regímenes forales de las provincias vascas y de Navarra no se derogaron explícitamente.
     
  • Reconocimiento de derechos individuales: a la educación, libertad de imprenta, inviolabilidad del domicilio, a la libertad y a la propiedad.
     
  • El catolicismo es la única confesión religiosa permitida. La necesidad de contar con la colaboración del clero en la lucha contra los franceses explica este rasgo intolerante que choca con el espíritu avanzado de la constitución.
La Constitución de Cádiz supuso en España el comienzo de la modernidad política, admirada e imitada en muchos países, especialmente en Iberoamérica, ha sido también criticada por ser demasiado avanzada para el atraso en la que vivía la sociedad española. Su aplicación fue muy limitada: entre 1812 y 1814 en el marco de la Guerra de la Independencia. El regreso de Fernando VII en 1814 significó su abolición, aunque de nuevo fue aprobada durante el Trienio Liberal (1820–23) y muy brevemente en 1836. 


lunes, 11 de diciembre de 2017

5.1. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA GUERRA.

BLOQUE 5. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833): Liberalismo frente a Absolutismo.

5.1.            La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.

1. Antecedentes y causas de la guerra.
Las causas de la Guerra se producen dentro del proceso general de crisis del Antiguo Régimen, con el fin del reinado de Carlos IV, y el gobierno de Godoy.
Carlos IV (1788-1808) fue un monarca incapaz y falto de implicación en el gobierno e inteligencia, que dejó las tareas de Estado a su valido, Manuel Godoy. Su gobierno estuvo marcado desde el inicio por el estallido de la Revolución Francesa en 1789, rompiendo así, las tibias reformas ilustradas que empezaban a diseñarse al inicio de su reinado. El rey y su ministro Floridablanca, desde el momento en que se inició la revolución en Francia, intentaron evitar cualquier “contagio” revolucionario procedente del país vecino. Un férreo control en las aduanas y una estricta censura fueron los medios utilizados para aislar a nuestro país del tumulto francés.  Tras Floridablanca, vino un corto período de gobierno del conde de Aranda, antiguo ministro ilustrado de Carlos III. Después, Carlos IV tomó una decisión clave en su reinado, nombró ministro a Manuel Godoy en 1792. El valido fue quien tomó todas las decisiones importantes de Estado hasta su destitución en 1808, convirtiéndose el monarca en un rey poco proclive a los asuntos de gobierno.
Política exterior de Godoy.
Para entender bien los antecedentes de  la Guerra de Independencia debemos conocer previamente los antecedentes de la política exterior de Manuel Godoy.
La ejecución de Luis XVI en enero de 1793 provocó la ruptura de la tradicional alianza con Francia. España se unió a una coalición internacional y participó en la denominada Guerra de la Convención (por el gobierno revolucionario francés de la Convención). La derrota militar española fue rápida y concluyente. El fracaso bélico precipitó la firma de la Paz de Basilea (1795), por la que nuestro país aceptó la vuelta a la tradicional alianza con Francia contra Inglaterra. Esta alianza se selló en el Tratado de San Ildefonso, firmado en 1796.  Se iniciaba así una deriva diplomática en la que el ascenso al poder de Napoleón en 1799 y la debilidad del gobierno de Godoy llevó a España a una creciente dependencia de la política exterior francesa y, por consecuencia, al enfrentamiento con Inglaterra.
Las consecuencias pronto se hicieron notar: primero con una guerra con victoria sobre Portugal, fiel aliada de Inglaterra, en 1801 en la “Guerra de las Naranjas" (1801 donde España consigue Olivenza), y después con la catástrofe naval de la armada franco-española frente al almirante inglés Nelson en Trafalgar en 1805. Los ruinosos resultados de la alianza con Francia no impidieron que Godoy firmara con Napoleón el Tratado de Fontainebleau en 1807. Por este acuerdo se autorizaba la entrada y el establecimiento de tropas francesas en España con el propósito de invadir Portugal, que quedaba dividida en 3 partes, una de ellas sería otorgada al propio Godoy. Con este tratado, el futuro del valido y de Carlos IV quedaba sellado en manos de Napoleón.

A esas alturas la figura de Godoy era crecientemente criticada en los medios y clases influyentes del país. La  derrota naval de Trafalgar, que había desbaratado el poder marítimo español y la crisis económica concretada en el enorme déficit del Estado y en la drástica disminución del comercio con América, avivaron la oposición de la nobleza, desairada por el favor real a un "advenedizo" como Godoy (que no era de origen nobiliario), y del clero, asustado ante la tímida propuesta de desamortización de bienes  eclesiásticos propuestas por el valido para aliviar las deudas estatales.  Este descontento cristalizó en la formación de un grupo de oposición en torno al Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII (los fernandinos), que rápidamente se pusieron a conspirar para acabar con el gobierno de Godoy y del rey que le había nombrado.
El Fin de  Carlos IV y de Godoy: El Motín de Aranjuez.
 Tras el fracaso de la conspiración del Escorial en 1807, donde se descubre la conspiración del príncipe Fernando contra su padre, los acontecimientos en la Corte se precipitan. Godoy se da cuenta de las verdaderas intenciones de Napoleón de ocupar España y decide el traslado de la familia real a América, pero el 19 de marzo de 1808 estalla el motín de Aranjuez con el apoyo popular y organizado por los cortesanos partidarios de Fernando VII, apoyados por la nobleza, temerosa de perder sus privilegios ante la llegada de Napoleón, y el clero. Godoy es depuesto y, más tarde, Carlos IV abdica en su hijo Fernando VII. El nuevo rey hace su entrada en Madrid el 24 de marzo de 1808 cuando las tropas francesas ya están en la Península.
Con mucha habilidad, Napoleón consigue atraer a Bayona (Francia) a la familia real el 20 de abril y allí consigue que Fernando VII devuelva el trono a su padre Carlos IV y éste, renuncie al título. Posteriormente, Carlos IV abdicará a favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón que, hasta entonces, había sido rey de Nápoles. A continuación, sanciona la Constitución de Bayona, elaborada por el propio Napoleón y se da orden de trasladar al resto de la familia real a Francia.
A estas causas políticas deberíamos añadir las causas sociales y económicas (un país con innumerables pobres, con campesinos sin tierras, artesanos sujetos a las estrecheces normativas gremiales y una burguesía poco activa a la hora de intervenir en la industrialización).

Cuando salen del Palacio Real los últimos miembros de la familia real, los madrileños se sublevan contra los franceses el 2 de mayo. La noticia recorre España produciéndose levantamientos en ciudades y pueblos. Es el inicio de la guerra.
Los Bandos.
Una pequeña parte de los españoles, los afrancesados (parte de los ilustrados, altos funcionarios, parte de la alta nobleza) apoyaron la monarquía napoleónica. Napoleón había convocado Cortes en Bayona (con una pequeña representación de algunas ciudades) para legitimar el nuevo régimen del rey José I (Pepe Botella) que aprobaron el Estatuto de Bayona (1809). Este Estatuto pretendía acabar con el Antiguo Régimen (desamortizaciones, desvinculación de mayorazgos y de las tierras de “manos muertas”, fin del régimen señorial, igualdad jurídica, ante los impuestos y el acceso a los cargos públicos. Abolición de la Inquisición e inicio de la reforma administrativa).
La mayoría de la población española tomó el frente patriótico, todos los que se oponían al invasor, desde la mayor parte del clero y la nobleza, que deseaba la vuelta de Fernando VII y el absolutismo, los ilustrados como Floridablanca y Jovellanos que deseaban su vuelta pero para impulsar un programa de reformas, junto a los sectores claramente liberales que querían un sistema liberal- parlamentario, una constitución, la soberanía nacional, la división de poderes. Inglaterra ayudará a España contra las tropas francesas.

FASES.
La guerra fue una lucha de la mayoría del pueblo español contra la mayor potencia militar de la época, el ejército francés. La mayor parte del ejército español quedó pronto desarticulado aunque tuvo, a lo largo del conflicto, victorias de enorme éxito. Podemos dividir la guerra en 3 fases:
1ª fase: Mayo-diciembre de 1808
En un primer momento los objetivos franceses eran dos:
1) Mantener un “corredor abierto” entre Madrid y la frontera por el que circular de manera fulgurante y precisa su ejército y 2) Llegar lo antes posible a Cádiz, pues la flota francesa estaba bloqueada por la inglesa mientras el ejército español abría fuego contra ella.
El pueblo va a reaccionar contra la ocupación francesa de manera increíble, destacando la victoria del General Castaños en Bailén (19 de Julio) y la resistencia de Zaragoza y Gerona frente a los asedios a los que las sometieron. Se consigue poner freno al avance de las fuerzas galas, dirigidas por el mariscal Junot se repliegan hacia el País Vasco, por lo que José I se ve obligado a abandonar Madrid.
 Ante la falta de autoridades reales en todas las provincias surgen Juntas Provinciales de Gobierno que asumen la soberanía del reino y constituyen en Madrid la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, presidida por el viejo Floridablanca. Estas juntas representaban el poder del rey y se enfrentan al ejército del emperador. En noviembre Napoleón cruza los Pirineos con unos 250.000 hombres, ocupa Vitoria, derrota al ejército español en Somosierra y el 4 de diciembre entra en Madrid. Mientras, el ejército inglés de Monroe es obligado a reembarcar en La Coruña.
2ª fase: diciembre 1808-  Julio 1812.
 Cuando en enero regresa a Francia comienza la segunda fase de la guerra con la ocupación sistemática del territorio español, a excepción de Cádiz, protegida por la armada británica. En este periodo de clara superioridad francesa tienen lugar dos hechos decisivos: la acción de las guerrillas como la del cura Merino, Espoz y Mina o el Empecinado (bandolerismo), y la llegada del ejército inglés de Wellington, que libera Portugal. En la primavera de 1812, la formación de la Grand Armeè contra Rusia, obliga a Napoleón a retirar parte de las tropas (300.000 hombres) que tiene en España.
3ª fase: Julio 1812- 1814.

Comienza así la tercera fase de la guerra. Wellington inicia una ofensiva general que recuperará Madrid el 13 de Agosto de 1812 y derrota a Marmont en Los Arapiles. El fracaso francés en Rusia, le impulsa a continuar y derrotar a José Bonaparte en Vitoria. Una nueva victoria en San Marcial, cerca de San Sebastián, pone fin a la guerra. Las últimas tropas francesas abandonan Cataluña el 4 de junio de 1814, cuando ya Napoleón, por el Tratado de Valençay (diciembre de 1813), había devuelto a Fernando VII el trono de España. Ambos países también acordarán devolverse las plazas y territorios ocupados durante la guerra, volviéndose a la situación inmediatamente anterior al inicio de las hostilidades.

martes, 21 de noviembre de 2017

BLOQUE 4. ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS PRIMEROS BORBONES (1700-1788)

4.1.            La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.


Con la muerte de Carlos II en 1700, sin herederos, se inicia una lucha por el trono de España, entre las dos casas reales más importantes de Europa, los Habsburgo y los Borbones.

La Guerra de sucesión (1702-1714).
Carlos había nombrado como sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, al trono de España. Esto no es aceptado por el Archiduque Carlos II, hijo del Emperador de Austria. Felipe es nombrado rey de España con el nombre de Felipe V en las Cortes Castellanas en 1701, en cambio las Cortes Aragonesas, ante el temor de perder sus fueros, deciden apoyar al candidato austriaco, Carlos.
A nivel internacional, países como Gran Bretaña, Holanda, Portugal y Austria, ven en Felipe y en su unión con Francia, una posible amenaza para el equilibrio europeo. A tal efecto, se origina una guerra civil dentro de España y una guerra europea con dos frentes: Castilla y Francia (Felipe) con apoyos; y Carlos que cuenta con el apoyo de Aragón, Holanda, Gran Bretaña, Portugal y Austria.
La guerra se decide a nivel interior, a favor de Felipe, sobre todo tras la batalla de Almansa (1707) y a nivel internacional cuando en 1711, Carlos es nombrado emperador. Solo  en Cataluña y en Baleares la guerra siguió hasta 1715.

El Tratado de Utrecht
En el año 1713, se firma el tratado de Utrecht, en donde se ponen las bases de un equilibrio europeo entre grandes naciones. Francia, se convierte en la potencia terrestre de Europa, y Gran Bretaña, en la potencia marítima. Para España, se consigue que Felipe sea el rey, a cambio de su renuncia a ser futuro candidato al trono de Francia. España pierde ciertos territorios como Nápoles, Menorca y Gibraltar.

Los Pactos de Familia

El Tratado de Utrecht perjudicó territorialmente a España, impidió la unión de un lado y otro de los Pirineos, y limitó las ventajas comerciales de los franceses en América. Inglaterra salía ganando y la permitía controlar los mares, perjudicando el control del comercio español en América. Pero ni Francia ni España se conformaron con esta situación, que significaba de hecho, reconocer la hegemonía mundial de los británicos, y para evitarlo, las ramas de la dinastía borbónica firmaron tres acuerdos denominados Pactos de Familia:

Primer Pacto de Familia (1733). Firmado por Felipe V para recuperar la presencia del poder español en Italia, obsesión de la reina Isabel de Farnesio. Francia y España se enfrentaron a Austria. Tras la guerra, en 1738, Felipe V sí recuperaría Nápoles y Sicilia, donde entronizó como rey a su hijo el infante Carlos (el futuro Carlos III de España).

Segundo Pacto de Familia (1743). Luis XV de Francia apoyó las aspiraciones españolas en el Norte de Italia, aprovechando la Guerra de Sucesión Austríaca. Tras la muerte de Felipe V en 1746, el nuevo rey Fernando VI de España llevó a cabo una política de neutralidad activa entre Reino Unido y Reino de Francia. Fortaleció la flota para evitar verse arrastrado a la guerra y liquidó el segundo pacto de familia, lo que lo desligó de apoyar a Francia en sus guerras.

Tercer Pacto de Familia (1761). Este último acuerdo se firmó en el reinado de Carlos III para defender los intereses coloniales hispano-franceses en América, frente a las aspiraciones británicas. Tras unos inicios desastrosos que suponen la derrota en la Guerra de los 7 años (56-63), Francia y España apoyaron a los colonos norteamericanos en su lucha contra Inglaterra, que tuvo que reconocer la independencia de los Estados Unidos y devolver Menorca y Florida a España en la Paz de Versalles de 1783.


Pese a los éxitos, las guerras mermaron enormemente la capacidad de crecimiento de la economía española. Además, España adquirirá compromisos que serán desastrosos en el comienzo de la Edad Contemporánea.


4.2.            La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas. 

La política borbónica estuvo marcada por la idea de reforzar el poder de la monarquía mediante una política centralista, así la autonomía y los fueros de algunos territorios, son suprimidos salvo en los territorios navarros y vascos que habían apoyado la causa borbónica.

Los Decretos de Nueva Planta.

El centralismo y el uniformismo administrativo comienzan con la firma de los Decretos de Nueva Planta que son un conjunto de disposiciones y normativas que se hacen en la Corona de Aragón para centralizar el poder real y castigar así a las Cortes aragonesas por su apoyo al candidato Carlos. Se trata de una castellanización de las normas jurídicas de la corona de Aragón, que acaba con sus fueros y con sus antiguos privilegios, en un intento de crear una administración más centralizada y uniforme que facilitase el poder del rey y limitase los poderes de autogobierno de la corona de Aragón.
 Se firmaron en 1707 unos decretos para Aragón y Valencia, en 1715 para  Mallorca y en 1716 para Cataluña en donde se suprimían los fueros y se imponía el modelo castellano. Con estos decretos se pone fin al proyecto pluriterritorial de los Austrias y nace un modelo centralizado a imagen y semejanza al modelo francés.

Modelo de Estado y Alcance de las Reformas.

Los borbones cuando llegan al trono de España, pretenden recuperar el antiguo esplendor y grandeza del imperio. Lo hacen mediante una serie de reformas que se inspiran en estos modelos centralistas y uniformistas de la vecina Francia, con el fin de potenciar el poder de la monarquía y racionalizar la administración.
 Las reformas más importantes fueron:
1.      -Se crea un nuevo sistema político, basado en la monarquía absoluta (el rey tiene todos los poderes y es nombrado por Dios). Utilizaron el regalismo, es decir la superioridad del poder temporal de los reyes sobre el poder espiritual de la Iglesia.

2.      -Medidas de racionalización administrativa: Creación de 5 ministerios nombrados por el rey en los principales asuntos del Estado, como Justicia, Hacienda, Guerra-Marina y por ultimo de Indias.
3.      -Creación de dos consejos que centralizan el poder, el Consejo de Estado y el Consejo de Castilla.
4.      -Creación de 12 capitanías administrativas que serán administradas por delegados del poder central.
5.      -Reformas sociales y económicas: Los Borbones utilizan la Ilustración y a los ilustrados para desarrollar una serie de reformas que mejoren la vida de los ciudadanos y la economía del país. Se desarrollan obras públicas, donde se pretende mejorar la economía y el nivel de vida. Se combate la ignorancia y se fomenta la educación. Se reformó la Hacienda y se potenció y modernizó la Marina. En este sentido, se intentó impulsar un mayor control de América. En el plano cultural destacaron las Sociedades Económicas de Amigos del País, que eran asociaciones de Ilustrados y pensadores que discutían soluciones para España.


4.3.            La España del siglo XVIII. Expansión y transformaciones económicas: agricultura, industria y comercio con América. Causas del despegue económico de Cataluña.

Expansión y transformaciones económicas: agricultura, industria y comercio con América

La economía estaba limitada por la falta de competencia, la propiedad de la tierra estaba amortizada (en manos muertas, la Iglesia, el Estado y la nobleza) y una oposición al cambio. Esto provocó, que pese a las reformas impulsadas por la ilustración, el avance no fuera nunca el deseado.

La agricultura, tenía en el régimen de propiedad (tierras amortizadas) su obstáculo. Con Carlos III, se tomaron medidas: arrendamientos municipales, colonización de tierras, pero no acometió la Ley Agraria de Jovellanos que proponía una desamortización (puesta en venta tierras de la Iglesia en desuso.

La industria se incentivó por: el aumento población, demanda de productos y aumento de rentas de nobles y eclesiásticos, y nueva política comercial con América. El principal obstáculo era el sistema gremial. Los reyes potenciaron la industria con: el proteccionismo, manufacturas reales (reales fábricas, como la de tapices) y el fomento de la construcción naval.

El comercio llegaron las ideas ilustradas (Sociedades Económicas de Amigos del País). El comercio interior inició una política proteccionista, y se creó el Banco de San Carlos precedente del futuro banco de España. La política comercial con América se reforzó; se adoptaron medidas: nuevas compañías comerciales (Compañía Guipuzcoana de Caracas), introducción de navíos de registro y se promulgó el Reglamento de Libre Comercio (1788), en donde se rompió el monopolio de la Casa de Contratación de Cádiz, favoreciendo el comercio americano con otras ciudades españolas.

El despegue económico de Cataluña

Con los Decretos de Nueva Planta (Aragón y Valencia en 1707, Cataluña en 1716), se produjo la abolición de las instituciones y libertades civiles catalanas, se extendieron a los diversos territorios de la Corona de Aragón buena parte de las instituciones castellanas. Sin embargo, el derecho civil catalán y aragonés fue respetado por el monarca. Todos los territorios de la Corona de Aragón pasaban a tener una nueva estructura territorial y administrativa a imagen de la de Castilla (excepto en el Valle de Arán); se instauraba el catastro y otros impuestos por los que la monarquía conseguía por fin sus objetivos de control económico y se centralizaba toda la administración.

A pesar de la difícil situación interna, Cataluña lograría a lo largo del siglo XVIII una notable recuperación económica, centrada en un crecimiento demográfico importante, un aumento considerable de la producción agrícola y una reactivación comercial, especialmente gracias al comercio con América, abierto solo a partir de 1778. El campesino se orientó al mercado, se desarrolló una burguesía agraria innovadora (comercio de vinos), aumentaron los intercambios peninsulares y con el exterior; su industria se vio favorecida por el proteccionismo.

Estas transformaciones posibilitarían después la industrialización, un primer proceso de la cual se daría en el siglo XVIII, especialmente centrado alrededor de la industria del algodón y otras ramas textiles. Barcelona y sus alrededores se convierten en el centro de esta protoindustria en desarrollo.


4.4.            Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III. 

La Ilustración y el Despotismo Ilustrado.
La Ilustración es un movimiento ideológico característico de la Europa del siglo XVIII que gira en torno al Racionalismo y al Empirismo. Significa el triunfo de la Razón y de la crítica universal, cuyo efecto en el aspecto religioso es una crítica a la revelación, del optimismo filosófico y del espíritu científico, y de la búsqueda de la felicidad a través del conocimiento. Procede de Inglaterra, Locke, y de Francia, como centros de mayor influencia, y prepara el ambiente de la revolución Francesa. Sus representantes más destacados son Montesquieu,  en “El espíritu de las Leyes” de 1748 promulga la separación de poderes, Voltaire, Diderot y D'Alembert creadores de la Enciclopedia en 1751 y Rousseau quien en  “El Contrato Social” defendió la igualdad social.

El despotismo ilustrado es un movimiento de carácter político que utilizaron las monarquías absolutas del siglo XVIII para reforzar su poder. Los monarcas del despotismo ilustrado utilizaron ideas de la ilustración para realizar una serie de reformas económicas y sociales que se suponen un beneficio para el pueblo, pero que en realidad fortalecen el poder de los reyes. . Se acuñó la máxima “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. En España, el mayor representante del despotismo ilustrado es Carlos III.


Carlos III (1759-1788).

Carlos había sido antes rey de Nápoles y por lo tanto, tenía experiencia como monarca. A la corte española lleva políticos italianos, que traen nuevas ideas y reformas para España (Grimaldi y Esquilache). Estas reformas chocaron con la mentalidad del pueblo y con la alta nobleza castellana. Tras una serie de años de crisis y malas cosechas, que elevaron el precio del pan, al liberalizar los precios del cereal. Así se produce el Motín de Esquilache (1766). Los madrileños se levantaron contra el ministro italiano pidiendo pan y reformas exigiendo al rey su destitución. El rey, asustado, accedió a las peticiones de su pueblo, y paro las reformas de Esquilache, destituyendo a él y a la mayoría de los ministros italianos. A partir de entonces, decidió rodearse de nobles e ilustrados españoles, de los que destacamos el conde de Aranda, Olavide, Campomanes, Floridablanca, etc...

Los ilustrados realizando profundas reformas encaminadas a modernizar España. De las reformas realizadas destacaron: repoblar Sierra Morena (Olavide), mejoras en la hacienda, liberalización  del comercio con América de 1778, mejorar la productividad agraria (Jovellanos), impulso de las ciencias (expedición Malaspina) y la cultura (creación de las academias), reformas en la Hacienda (Conde de Aranda), etc...

En las relaciones con la Iglesia el objetivo principal era lograr su subordinación al Estado (regalismo). A tal efecto, en 1767, el rey ordenó la expulsión de todas las tierras españolas de los jesuitas, principales hostigadores de las revueltas anteriores y mano más poderosa de la Iglesia.


Pero donde Carlos III destaco fue en el embellecimiento de la capital, creo una ciudad digna de ser capital de un gran imperio, con jardines y obras públicas como lo demuestra la Puerta de Alcalá, el Hospital General de Madrid, parque del Retiro, fuentes de Cibeles y Neptuno, etc…