Buscar este blog

miércoles, 25 de abril de 2018

La España Actual

La Transición Española 1975-1982

12.1 y 12.2, La España Democrática



12.1.        La Transición: alternativas políticas tras la muerte de Franco. El papel del rey y el gobierno de Adolfo Suárez. El restablecimiento de la democracia: las elecciones de junio de 1977. La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías. El terrorismo durante la Transición.

1.      alternativas políticas tras la muerte de Franco.

       La Transición Democrática española es el periodo histórico vivido en nuestro país en el cual, se dejó atrás la dictadura franquista tras la muerte del dictador en 1975 y se pasó a un sistema político parlamentario de una forma pacífica y consolidada. Duraría desde 1975 hasta el inicio del primer gobierno socialista en 1982.
En la escena política surgieron tres bloques: los franquistas continuistas, partidarios de mantener la dictadura, la oposición democrática, que buscaba la ruptura del régimen, y los reformistas del régimen, que pretendían la concesión lenta de libertades. Finalmente, se logró un acuerdo entre las principales fuerzas políticas, de un lado y de otro, para realizar una transición pacífica hacia la democracia.
La aprobación de la Constitución de 1978 dotó a España de un sistema democrático, que se consideró consolidado cuando, en 1982, se pasó pacíficamente de un Gobierno de centro-derecha (UCD) a otro de centro-izquierda, al ganar las elecciones el PSOE.

2.      EL PAPEL DEL REY Y EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ.

A)       El gobierno de Arias Navarro
Tras la muerte de Franco, Juan Carlos de Borbón fue proclamado rey. Aunque el discurso de coronación del nuevo rey había creado algunas expectativas de cambio, el primer Gobierno de la monarquía, presidido por Arias Navarro, siguió las pautas de la dictadura de Franco, aunque don Juan Carlos tuvo la habilidad de situar a, Torcuato Fernández Miranda, al frente de las Cortes y del Consejo del Reino.  
El Gobierno inició una tímida apertura, con la legalización de las asociaciones políticas, que debían reunir algunos requisitos, como aceptar las leyes franquistas.
Los principales partidos democráticos de izquierda reclamaban una ruptura política con el régimen franquista. Estos partidos, que, inicialmente, no aceptaban la monarquía, exigían la libertad para los presos políticos; libertades políticas y sindicales, y elecciones libres. En Cataluña y el País Vasco se pretendía el reconocimiento de los estatutos de autonomía.

La oposición democrática se había agrupado en dos grupos, principalmente: la Junta Democrática, impulsada por el PCE y liderada por Santiago Carrillo; y la Plataforma de Convergencia Democrática, organizada alrededor del PSOE y dirigida por Felipe González. En marzo de 1976, se unieron en la Coordinación Democrática (“Platajunta”).
A principios de 1976 se produjeron numerosas manifestaciones en demanda de libertad política y mejoras sociales, a lo que el Gobierno respondió con mayor represión.
       B)  El gobierno de Adolfo Suárez.
En julio de 1976, Arias Navarro presentó su dimisión. El Rey nombró jefe de Gobierno a Adolfo Suárez. Su elección fue recibida con reticencia por la opinión pública. Despertaba desconfianza en la oposición, por su trayectoria política en la dictadura; y también entre los franquistas radicales.
Suárez formó Gobierno con Torcuato Fernández Miranda y nombró vicepresidente al general Gutiérrez Mellado.
El punto principal del programa del nuevo Gobierno era preparar un referéndum que aprobase una ley que permitiese reformar el sistema político heredado de la dictaduraLa Ley de Reforma Política, que preveía la celebración de elecciones generales con sufragio universal directo. Esta ley fue aprobada por las Cortes franquistas. Después, se sometió a votación popular. A pesar de la campaña de la oposición, que pedía la abstención, y de los franquistas, que reclamaban el no, hubo una gran participación (77%) y un número elevado de votos afirmativos (94%).

La difícil situación española a principios de 1977 amenazó la transición. Grupos extremistas iniciaron una campaña de desestabilización. El asesinato por parte de la extrema derecha de cinco abogados vinculados a la izquierda (“la matanza de Atocha”), produjo multitudinarias manifestaciones. Esos grupos de ultraderecha, los Guerrilleros de Cristo Rey, atentaron también contra librerías e instituciones sociales, de carácter democrático y autonomista.
En el otro extremo, tanto ETA (grupo terrorista independentista vasco), como los GRAPO (Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre) asesinaron a miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.
Los GRAPO además secuestraron al presidente del Consejo de Estado y al presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar.
Pese a todo, el Gobierno toleró la celebración de un Congreso del PSOE y legalizó UGT y CCOO; pero no se atrevía a legalizar al PCE. Aunque al final, Suárez decidió hacerlo. Los comunistas, por su parte, aceptaron la reforma política y la monarquía.
Pese a anteriores indultos parciales, hasta octubre de 1977 no se promulgó la amnistía definitiva de todos los presos políticos.

3.      EL RESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA: LAS ELECCIONES DE JUNIO DE 1977. LA CONSTITUCIÓN DE 1978.
En junio de 1977 se celebraron en España las primeras elecciones libres desde 1936. Se habían creado dos grandes coaliciones, Suárez creó la UCD (Unión de Centro Democrático), que incluía a democristianos, socialdemócratas y evolucionistas del franquismo, y Fraga había fundado AP (Alianza Popular), que incorporaba a numerosas personalidades franquistas. Ante estas coaliciones, se situaban el PSOE, el PCE y una larga lista de grupos políticos, más o menos minoritarios. Las elecciones de 1977 dieron el triunfo a los partidos moderados. Ganó la UCD (centro-derecha), seguida del PSOE. Los nacionalistas obtuvieron buenos resultados en el País Vasco y Cataluña. La extrema derecha, representada por el partido Fuerza Nueva, cosechó un rotundo fracaso.
La situación económica y social española era delicada desde mediados de 1970. La crisis de las economías occidentales de 1973 había producido el estancamiento económico y una alta inflación. Era preciso reducir la conflictividad laboral y la inflación. Los grupos políticos, los sindicatos, la patronal y el Gobierno firmaron, en octubre de 1977, los Pactos de la Moncloa, en los que acordando reducir la conflictividad laboral, regular los aumentos salariales y realizar un plan de ampliación de servicios sociales y una reforma fiscal. Los efectos positivos, de este pacto fueron inmediatos.
En las Cortes se empezó a trabajar en la redacción de la nueva Constitución, en la que intervinieron representantes de los principales grupos del Congreso, desde la derecha procedente del franquismo (Alianza Popular) a la izquierda comunista. El proyecto fue redactado por una comisión integrada por 3 representantes de UCD (Miguel Herrero, Jose P. Pérez Llorca, Gabriel Cisneros), uno del PSOE (Gregorio Peces Barba), uno del PCE (Jordi Solé Tura), uno de CiU (Miguel Roca) y uno de AP (Manuel Fraga). Tiene un carácter rígido que se adapta la España plurinacional. En octubre de 1978, la propuesta de constitución fue respaldada por la mayoría de los diputados y senadores. El 6 de diciembre de 1978, se aprobó en referéndum popular. Ese mismo mes, el Rey juraba la Constitución en sesión conjunta del Congreso de los Diputados y del Senado. Con ello se instauraba una monarquía parlamentaria con un sistema democrático.
La Constitución fue fruto del consenso general y fruto de una enorme generosidad por parte de todos los grupos políticos. No obstante, el PNV no la aceptó y propuso la abstención, y la izquierda abertzale pidió el voto negativo.

                La Constitución define a España como un Estado social y democrático y de derecho. Se garantiza la participación de los ciudadanos a través de representantes libremente elegidos. Se afirma la obligación del Estado a promover el bienestar colectivo.
                En el Título primero se da una amplia declaración de derechos y libertades individuales: abolición de la pena de muerte, derecho a la integridad física, derecho a la seguridad, a la educación, a la Seguridad Social, libertad religiosa, de expresión, de pensamiento, de reunión y manifestación y deber de mantener el Estado.
                Se crea la figura del Defensor del Pueblo.
                Se definía el sistema político como una monarquía parlamentaria en la que el rey, como Jefe del Estado, Arbitra entre las diferentes instituciones, pero carece de poder ejecutivo. El cargo es vitalicio y hereditario. Sanciona las leyes aprobadas en las Cortes y tiene el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
  Se establece el principio de la división de poderes:
▪ Legislativo en las Cortes: Congreso de Diputados y Senado (bicameral), elegido por sufragio universal, directo y secreto, para un periodo de 4 años.
▪ Ejecutivo en el gobierno, integrado por el Presidente, elegido por el Congreso de Diputados, los vicepresidentes y los ministros.
▪ Judicial en jueces y magistrados, coordinados en última instancia por el Tribunal Supremo.
 Se crea el Tribunal Constitucional que vigila el cumplimiento de la Carta Magna.
                
EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS
Para la democratización definitiva del nuevo Estado, era necesario resolver el problema de la organización territorial. La exigencia social de autonomía era firme en Cataluña, País Vasco y Galicia. Se descentraliza el Estado al contemplarse la posibilidad de que las regiones y nacionalidades puedan optar por convertirse en comunidades autónomas (Título VIII). Mediante este título quedo regulada el acceso y configuración del Estado de las Comunidades Autónomas:
                    
En la primera mitad de 1978, 13 decretos leyes establecieron el mapa autonómico, completado cuando Cantabria, La Rioja y Madrid optaron por formar regiones propias (Navarra ya tenía autonomía previa)
                En octubre de 1979 fueron aprobados los estatutos vasco y catalán. En las elecciones a los parlamentos autónomos vencieron los partidos nacionalistas: Carlos Garaicoechea fue investido Lehendakari en el País Vasco y Jordi Pujol, Presidente de la Generalitat en Cataluña.
                En meses sucesivos se aprobaron el resto de estatutos de autonomía y se comenzaron a elegir sus órganos de gobierno. La organización territorial autonómica supuso el fin del centralismo histórico. La principal consecuencia fue la aparición de múltiples centros de poder, pues la Constitución propugna que España está integrada por diversas nacionalidades y regiones, con capacidad para tomar decisiones políticas.
                En los respectivos estatutos de autonomía se especifica la organización de cada una y se definen las instituciones de autogobierno: Asamblea legislativa, Consejo de Gobierno, Presidencia de la Comunidad y Tribunal Superior de Justicia. También se regulan las materias y competencias del gobierno central y autonómico, reservándose el primero los asuntos internacionales, la defensa del territorio, el sistema fiscal y la ordenación general de la economía. El resto de áreas competenciales, incluso la policía (mossos d’esquadra y ertzaintza), recae en las comunidades autónomas. Las autonomías disponen de sus propios recursos procedentes de los impuestos cedidos por el Estado central. En la actualidad existen 17 autonomías y 2 ciudades autónomas. Para salvaguardar el principio de solidaridad, la Constitución establece un Fondo de Compensación económica destinado a corregir y neutralizar las desigualdades regionales.

4.      EL TERRORISMO DURANTE LA TRANSICIÓN
El período de la Transición se caracterizó por la fragilidad de la reciente democracia, a causa de las tensiones a que la sometieron los grupos terroristas, como ETA o el GRAPO y los grupos de extrema derecha. La actividad terrorista de ETA se había incrementado desde el inicio de la Transición, con el objetivo de desestabilizar el nuevo régimen político. Como respuesta, surgió entre los círculos policiales herederos del franquismo una forma de “guerra sucia” con atentados contra dirigentes etarras exiliados, firmados por el llamado Batallón Vasco Español. Además, grupos de extrema derecha realizaban atentados contra entidades y personalidades democráticas. Ejemplos extremistas fueron los asesinatos de los abogados comunistas en Atocha en 1977 por parte de los militantes de extrema derecha y la Operación Galaxia, en la que militares y personalidades de esta ideología preparaban un golpe de Estado para instaurar una dictadura militar, fue desarticulada en 1978.





12.2.        Las etapas políticas de la democracia. Los gobiernos de la UCD. El golpe de Estado de 23 de febrero de 1981. La alternancia política: gobiernos socialistas y gobiernos del Partido Popular

INTRODUCCIÓN
En 1982, el PSOE ganó las elecciones al Parlamento por mayoría absoluta, e iniciaba una etapa de hegemonía socialista que duró hasta 1996. El triunfo del PSOE en 1982 se puede considerar el final definitivo de la Transición, al darse el paso pacífico de un gobierno de centro-derecha (UCD) a otro de izquierda moderada.

LOS GOBIERNOS DE LA UCD. EL GOLPE DE ESTADO DE 23 DE FEBRERO DE 1891.
Aprobada la Constitución, se convocaron elecciones generales para marzo de 1979. Los resultados fueron similares a los de 1977, aunque la abstención ganó terreno. El triunfo nuevamente de la UCD, dio lugar al segundo gobierno de esta formación presidido otra vez por Adolfo Suárez.
La normalización democrática se completó en 1979 con la convocatoria de elecciones municipales. En estos comicios, los socialistas vencieron ampliamente en las principales ciudades.
En la economía, se realizó una reforma de la Hacienda Pública. También se aprobaron leyes sobre el derecho a la educación, el divorcio o el aborto terapéutico, leyes muy polémicas que provocaron críticas dentro del propio partido en el Gobierno.
Adolfo Suárez dimitió en enero de 1981; la división dentro de su grupo, la UCD; la caída de su prestigio, y la aparición de iniciativas de sublevación entre los militares, puede explicar su decisión. Su dimisión fue aprovechada por un grupo de militares para intentar otro golpe de Estado. El 23 de febrero de 1981, día en que se votaba la investidura del nuevo presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, un grupo de militares y miembros de la Guardia Civil asaltó el Congreso liderados por el teniente coronel Antonio Tejero, y que contó con el apoyo delos generales Milán del Bosch y Alfonso Armada. En el final del golpe fue decisivo el papel de Juan Carlos I, quien desautorizó el golpe y ordenó al Ejército respetar el orden constitucional. El resultado fue la rendición de los golpistas y la vuelta a la normalidad.
Poco después, Leopoldo Calvo Sotelo era elegido presidente del Gobierno. Pero no pudo evitar la descomposición progresiva del partido que le apoyaba, la UCD, y su gestión fue muy discutida. En este periodo fue aprobado el ingreso de España en la OTAN en 1981.
Un año y medio después de estos acontecimientos, se convocaron unas elecciones generales que cambiaron el mapa político y significaron el inicio de un periodo de hegemonía socialista.

LA ALTERNANCIA POLÍTICA: GOBIERNOS SOCIALISTAS Y GOBIERNOS DEL PARTIDO POPULAR
· El PSOE estuvo en el poder durante cuatro legislaturas, entre 1983 y 1996.
En la primera legislatura (1983-1986). El PSOE ganó las elecciones por mayoría absoluta. Felipe González fue nombrado presidente del gobierno y estableció tres ejes de actuación:
a) Plan de estabilización. Con el fin de salir de la crisis económica, el gobierno aplicó un plan de ajuste, subida de los tipos de interés, devaluación de la moneda y reconversión industrial, que, en un principio, provocó el aumento del paro y la reducción de la inversión. Sin embargo, a partir de 1985 la economía empezó a recuperarse.
b) Reformas políticas y sociales: Reforma de las Fuerzas Armadas. La ley de la Defensa Nacional pretendió aumentar la operatividad del ejército y acabar con el golpismo.
Cierre del mapa autonómico. Se aprobaron los últimos estatutos de autonomía, excepto los de Ceuta y Melilla.
Reformas educativas. Se aprobaron la LODE, que ampliaba la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, y la LRU (Ley de Reforma Universitaria).
Reformas sanitarias. La Ley General de Sanidad estableció un sistema nacional de salud gratuito y de carácter universal.
Regulación de la objeción de conciencia del servicio militar.
Aprobación de la ley de despenalización del aborto etc…
c) Actuaciones en política exterior: España firmó su ingreso en la CEE en 1985 y se mantuvo en la estructura política de la OTAN tras el referéndum de 1986.
El PSOE volvió a tener mayoría absoluta en las elecciones de 1986, pero fue perdiendo apoyo electoral. En las de 1989 obtuvo la mitad justa de los escaños y necesitó de otras fuerzas políticas para poder gobernar. En las de 1993 consiguió mayoría relativa y gobernó con el apoyo parlamentario del nacionalismo moderado catalán (CiU) y, en menor medida, del vasco (PNV).
Esta legislatura estuvo marcada por casos de corrupción que afectaron a la credibilidad del PSOE, además se destapó el caso de la guerra sucia contra ETA (caso GAL), en la que se vio implicado el ministerio del Interior. La oposición y parte de la prensa pedían incesantemente la dimisión de Felipe González. En 1995 CiU retiró su apoyo al PSOE y Felipe González convocó elecciones anticipadas.
Los Gobiernos del PP con José María Aznar (1996-2004).
En 1996 el PP gana las elecciones por mayoría simple, por lo que José María Aznar tuvo que pactar con CiU y el PNV para ser investido presidente del Gobierno. El giro conservador quedó confirmado con las victorias del PP en las elecciones autonómicas y municipales.
En esta primera legislatura del PP (1996-2000) se llevó a cabo una política económica liberal (reducción del gasto público, privatización de empresas públicas y reducción de impuestos). El resultado fue el crecimiento de la economía, la creación de empleo, la disminución del déficit etc. España cumplió con las condiciones de convergencia establecidas en Maastricht y entró en el euro. Otras medidas de la primera legislatura de Aznar fueron la supresión del servicio militar obligatorio y la profesionalización de las Fuerzas Armadas. En política exterior, España reforzó sus relaciones con EE.UU.
En el año 2000 el PP vuelve a ganar las elecciones, esta vez por mayoría absoluta, lo que le permitió gobernar en solitario hasta el 2004. Antes de terminar el año, el PP Y EL PSOE firmaron el Pacto Antiterrorista. La política de firmeza del Gobierno de Aznar, compartida por los socialistas, puso entre las cuerdas al entramado etarra.
Durante el cuatrienio, la economía se saldó con un balance muy positivo, dentro de un ciclo general de expansión de la economía mundial. El deseo de favorecer la modernización económica y recortar las tasas de desempleo llevaron al Ejecutivo a preparar una profunda reforma del mercado laboral. El rechazo de CCOO y UGT se plasmó en la huelga general de 20 de junio de 2002, que contó con el apoyo del PSOE. Otros problemas que tuvo el Gobierno fue el hundimiento frente a costas gallegas del petrolero Prestige, que provocó una impresionante marea negra, la oposición acusó al Gobierno de impericia y descoordinación. Además, el posicionamiento de Aznar en favor de EEUU, en su largo conflicto con Irak fue muy criticado por la oposición. Finalmente, la guerra estalló en marzo de 2003.
 Confirmada su intención de retirarse al concluir su segundo mandato, Aznar, eligió a Mariano Rajoy para dirigir el Partido Popular, como secretario general y candidato a la presidencia de Gobierno.
El año 2004 quedó marcado en la historia de España por los trágicos atentados ocurridos en Madrid el 11 de marzo, obra de un comando integrista islámico. El estallido de varias bombas colocadas en los trenes de cercanías de Madrid, produjo 192 muertos y más de mil heridos, y provocó una revolución en el panorama político español.
· En las elecciones celebradas tres días más tarde, las urnas dieron como ganador, con mayoría simple al PSOE, liderado por Rodríguez Zapatero, que modificó las políticas interior y exterior del país.
Su primera medida fue la retirada de las tropas de Irak, formó un gobierno paritorio de hombres y mujeres, los socialistas impulsaron una ley contra la violencia de género, aprobaron los matrimonios homosexuales, una nueva ley del divorcio.
Fue bastante criticado por el PP, su estrategia frente a ETA.
En las elecciones de marzo de 2008, el PSOE volvió a ganar las elecciones. La economía española a finales de ese año entraba en una recesión que se prolongaría hasta el 2010, ante la prolongada crisis económica, surgió en mayo de 2011 en toda España un movimiento popular, apartidista y pacífico, que se expresaba mediante la ocupación de espacios públicos, acabó conociéndose como los ¨indignados¨ del 15-M.
En octubre Eta anunciaba el cese definitivo de ¨la lucha armada¨.
· En las elecciones de noviembre de 2011 ganaba con mayoría absoluta el PP de Mariano Rajoy.




11.2 y 11.3 del Franquismo




11.2.      Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo. Transformaciones sociales: causas y evolución.

1)      De la Autarquía al desarrollismo.

La larga posguerra y la autarquía (39-50)

Tras la Guerra Civil el panorama económico español era desalentador. El régimen optó por la autarquía económica, es decir por prescindir de las relaciones económicas con el exterior y utilizar exclusivamente los recursos propios del país buscando la autosuficiencia económica, tanto por razones ideológicas, siguiendo los modelos fascistas y por razones económicas y políticas, como por la ausencia de reservas de oro y la imposibilidad de obtener créditos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y el aislamiento internacional.
El Estado puso en marcha una política intervencionista que facilitó el control de la economía por parte del régimen que retrasó la recuperación económica:

·           Se limitaron las importaciones lo que provocó una gran escasez de materias primas y de bienes de consumo.

·           Se fijaron los precios de los productos agrarios y se centralizó la producción y comercialización de cereales a través del Servicio Nacional de Trigo que compraba las cosechas para garantizar el abastecimiento.

·           Se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 para impulsar la industrialización mediante la creación de empresas públicas en los sectores básicos como astilleros, siderurgia, electricidad, automoción, etc.: ENDESA, Iberia, SEAT, HUNOSA, ENSIDESA, etc. A la vez, se multiplican los monopolios: RENFE, CAMPSA, Tabacalera Española, etc. Esta política generará un importante gasto público y la subida de los precios.

Las consecuencias de esta política fueron: la carencia de alimentos y productos básicos, el hambre y la miseria de la población. Ante la escasez de productos se impuso la cartilla de racionamiento como medio de distribución de los artículos de primera necesidad hasta 1952. Los productores tenían que vender toda la producción al Estado a un precio fijado por éste y luego, el Estado los vendía a los consumidores a un precio establecido. Pero los precios se fijaron por debajo del valor real y muchos productores escondieron parte de la producción para venderla en el mercado negro, surge así “el estraperlo”, un mercado en el que se vendían a un precio real (más alto) productos fuera del control estatal (casi un 30% de la producción) y que fue el origen de considerables fortunas.

El resultado fue el estancamiento económico, el retraso industrial por falta de materias primas, maquinaria y tecnología, el aumento de la inflación, el descenso de la rentar per cápita y la forzosa emigración de las ciudades al campo en busca de alimentos básicos. Las dificultades aumentaron a partir de 1945 cuando España quedó aislada internacionalmente y la autarquía no era ya una opción política.

De la década de los 50 al desarrollismo de los 60.

Este periodo trajo la consolidación y la forma definitiva del régimen. El periodo empieza con el acceso al gobierno de varios ministros tecnócratas del Opus Dei al gobierno en 1957. Esta incorporación fue la antesala de la reforma económica de 1959 conocida con el nombre de Plan de Estabilización, que traería la liberalización de la economía y el desarrollo de los sesenta.

El Plan de Estabilización de 1959

Diseñado por Mariano Navarro Rubio y López Rodó que habían accedido al gobierno en 1957 y que, contaron con la colaboración de los economistas Juan Sardá y Enrique Fuentes Quintana. Este plan económico fue elaborado siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e intervencionista del Estado. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo, a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta subiendo los tipos de interés y liberalizando las inversiones extranjeras.
Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A partir de 1961, tras reducirse el déficit del estado y recibir abundantes inversiones del exterior, España inició un acelerado crecimiento económico.

El desarrollo económico de los años sesenta

El período 1959-1969 vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector servicios. La apertura económica al exterior provocó un verdadero aluvión de inversiones extranjeras que llegaron atraídas por los bajos salarios.
El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las ciudades y hacia Europa. A la vez que la agricultura se modernizaba, amplias zonas del interior quedaban despobladas.  
En el terreno comercial, España alcanzó un superávit en su balanza de pagos. El tradicional déficit de la balanza comercial se vio compensado por los ingresos procedentes del espectacular desarrollo del turismo, las inversiones extranjeras y las remesas enviadas por los emigrantes en Europa. Para tratar de encauzar el crecimiento económico, el gobierno aprobó a partir de 1963 varios Planes de Desarrollo basados en los incentivos fiscales y en las ayudas estatales tuvieron un resultado bastante inferior al previsto. La economía siguió creciendo, pero la planificación no funcionó. El mejor ejemplo fue el creciente desequilibrio entre las diferentes regiones del país.
En definitiva, el período 1961-1973 estuvo marcado por un gran desarrollo económico, inserto en un marco general de expansión europea y mundial. Ese contexto exterior favorable permitió abundantes inversiones extranjeras, una masiva llegada de turistas y la eliminación del paro mediante la emigración a Europa.


2)      Los cambios sociales.

Durante la primera etapa del franquismo hasta 1959.

La sociedad española sufrió un giro hacia formas más conservadoras. En general, el franquismo supuso la vuelta a los valores rurales y tradicionalistas anteriores a la República, por ejemplo, para la mujer, el retorno al sistema de valores tradicionales machistas y la pérdida de todos los derechos y avances conseguidos durante la Segunda República. La mujer estaba sometida al hombre. La consideración del delito de adulterio, solo para la mujer, fue la manifestación extrema del machismo de esa sociedad.
En la educación se prohibió la coeducación y se acostumbraba a la mujer, desde muy pequeña, a su papel clásico de ama de casa y sumisa al hombre. La legislación laboral dificultaba el acceso de las mujeres al mundo del trabajo. A esto hay que añadir que la Iglesia fomentaba el rol femenino de madre, viendo con malos ojos a aquellas mujeres que intentaban incorporarse al mundo laboral y anteponían estos valores a los de ser madres.

El franquismo pretendió restablecer la cultura católica y nacional tradicional frente a la presencia de la liberal y progresista de la etapa anterior. La educación pasó a ser controlada por la Iglesia católica, después que el profesorado liberal sufriera un proceso de depuración.  Por otro lado, se produjo un aumento de la población rural, sobre todo en la década de los 40, mientras que la natalidad se redujo a niveles de la Guerra Civil.

Cambios sociales de los 60 e inicio de la sociedad urbana.
Tras los duros años de la posguerra, en los que la sociedad española había quedado anclada a un tipo de sociedad arcaica, los años sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Hay que recordar, que la generación nacida en los años de postguerra no luchó en el conflicto, con lo que, albergó, nuevas formas de pensar y nuevos problemas.
Los principales rasgos de la nueva sociedad española se resumen en:
Masiva emigración rural a las ciudades y a Europa occidental. Casi 2 millones de españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y otros países europeos para desempeñar los trabajos que no querían los nativos. La emigración trajo consecuencias positivas como la reducción del paro o el ingreso de las abundantes remesas enviadas por los emigrantes, pero trajo consigo el desarraigo humano que toda emigración implica y la agudización de las diferencias de riqueza entre las diversas regiones del país.
Fuerte incremento de la población. A la vez que se reducía la tasa de mortalidad, la tasa de natalidad se mantuvo en valores muy altos e incluso aumentó. Para atender las necesidades de esta población creciente el gobierno no aumentó el gasto público lo que llevó a que los servicios públicos fueran claramente insuficientes: En el terreno educativo el número de escuelas e institutos fue muy por detrás de las necesidades de una creciente población infantil y juvenil.  Aunque se crearon algunos enormes hospitales y desde 1963 aumentaron las prestaciones sanitarias y los sistemas de pensiones, la cobertura sanitaria siguió estando muy alejada de lo que requería una sociedad moderna. El crecimiento demográfico provocó un enorme déficit en vivienda que trató de resolverse mediante grandes operaciones inmobiliarias en las ciudades españolas. Estos nuevos barrios nacieron a menudo sin equipamientos sociales y urbanos básicos.
Creciente escolarización. Toda la sociedad española quedó escolarizada, con un fuerte componente ideológico y una enorme influencia de la Iglesia. La educación quedó dividida por géneros y tomaron mucha fuerza los Frentes de Juventudes: con sus secciones masculina y femenina, que formaba a las futuras generaciones del movimiento. A partir de la Ley de 1970, la secularización de la educación española se irá haciendo de manera lenta pero progresiva.
La sociedad de consumo: Pese a sus limitaciones, el desarrollo económico propició la aparición de la sociedad de consumo en España. La extensión del uso de electrodomésticos, dos tercios de los hogares tenían televisión en 1969, y del coche, un cuarto de las familias españolas poseía un automóvil ese mismo año, fueron los elementos que mejor ejemplificaron la nueva sociedad. La sociedad de consumo, caracterizada por el acceso a más información y por una mayor movilidad, trajo, especialmente entre los más jóvenes, una nueva mentalidad que chocaba con el tradicionalismo del régimen:
  • Progresiva relajación de la importancia de la Iglesia.
  • Nuevos hábitos de relación social y nuevas pautas de relación entre ambos sexos.
  • Modas, costumbres e indumentarias que llegaron a través del turismo.
  • Influencia de otras culturas en especial la norteamericana y la europea occidental. En este sentido, la televisión y el cine hicieron de plataformas masivas de cambio.


11.3.      La oposición a la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo.  La crisis del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco.

Durante el régimen franquista se produjeron distintas fuerzas de oposición que tuvieron más o menos presencia y que fueron evolucionando a medida que el dictador iba envejeciendo.
Principales grupos de oposición y evolución en el tiempo.
La República y el exilio

Los dirigentes republicanos huidos del país en 1939 mantuvieron un gobierno de la República en el exilio tratando de mantener la legalidad surgida de la Constitución de 1931. Sus esperanzas estaban depositadas en que la derrota de Hitler supondría la intervención de las tropas aliadas y el fin de la dictadura de Franco. Todas estas esperanzas vinieron a su fin cuando España fue reconocida por los USA en un contexto de la Guerra Fría. España ingresó en la ONU en 1955 dando por terminado el aislamiento internacional del régimen. Tras el reconocimiento internacional al régimen franquista, el gobierno republicano en el exilio siguió, aunque con mucha menor presencia. La sede de dicho gobierno fue París desde 1946.
Al término de la guerra civil cerca de 500.000 españoles partieron al exilio, siendo Francia y México sus principales destinos. Los republicanos españoles afincados en Francia participaron activamente en la lucha contra la Alemania de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, y varios miles de ellos fueron enviados a campos de concentración. Al término de la Segunda Guerra Mundial las esperanzas de los exiliados de que las potencias aliadas intervinieran para poner fin a la dictadura se vieron defraudadas. Un conato de invasión republicana por el Valle de Arán en 1944 se saldó con un estrepitoso fracaso.
Un buen número de los más brillantes exponentes de la cultura española figuraron entre los exiliados, como Juan Ramón Jiménez (premio Nobel de Literatura), Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Salvador de Madariaga, Ortega y Gasset o Claudio Sánchez Albornoz.
La guerrilla antifranquista

Según las tropas franquistas fueron ocupando las diferentes regiones del país muchos combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte" formando grupos de guerrilleros, 
los maquis. Las acciones guerrilleras se intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis trataban de colaborar con la anhelada intervención de los aliados en España. La dura represión y el final de las esperanzas de una intervención exterior llevaron a que en 1948 el PCE renunciara a la lucha armada y llamará a los guerrilleros a huir del país. Sin embargo, la lucha de los maquis siguió de forma residual hasta mediados de los 50.
Los monárquicos 
Conspiraron para derrocar al dictador y hacer retornar la monarquía en la persona del hijo de Alfonso XIII, don Juan de Borbón. En 1943 un grupo nutrido de tenientes generales dirigió una carta a Franco en la que pedían la restauración de la monarquía. En 1945, era el propio don Juan el que hacía público un manifiesto, solicitando a Franco la restauración monárquica en su persona. Pero Franco contrarrestó la actividad de este sector con la Ley de Sucesión y, más tarde, negociando con don Juan que su hijo don Juan Carlos, fuera educado en España bajo su supervisión.
Las protestas sociales universitarias

En 1951, el boicot a los tranvías de Barcelona por la subida de tarifas constituyó la primera protesta de masas en la historia del franquismo. En la universidad, las tensiones fueron creciendo en demanda de más libertad en las cátedras y en las aulas. El malestar universitario culminó en los incidentes de la Universidad Complutense de Madrid en 1956 con enfrentamientos entre los estudiantes y los falangistas del SEU (Sindicato de Estudiantes Universitarios). Estos incidentes, que provocaron la dimisión del ministro de Educación Ruiz-Giménez, mostraron la aparición de una nueva generación, formada esencialmente por los hijos de los vencedores, que iniciaba su oposición a la dictadura. Durante las década de los 60 y los 70
el movimiento estudiantil se extendió con fuerza y las protestas estudiantiles alcanzaron una importante repercusión social.
Los partidos y sindicatos de oposición
Los diferentes grupos políticos y sindicales se adaptaron de diferente forma a la dura represión del franquismo y a la evolución de la sociedad española. Mientras que el PSOE se convirtió en un partido débil y dividido entre sus dirigentes del exilio y del interior, el PCE pasó a constituirse en el principal partido de la oposición con una fuerte estructura clandestina. Mientras, los anarquistas, así como los republicanos, prácticamente desaparecieron.
En el terreno sindical destaca el nacimiento en 1962 de las Comisiones Obreras, actual CC.OO. Propiciadas por el Partido Comunista, se basaron en el aprovechamiento de las fisuras legales que permitía la legislación franquista y en la infiltración en la Organización Sindical. Los sindicatos históricos, la UGT y la CNT, apenas tuvieron presencia durante la dictadura.
Los cambios sociales y la proximidad de la muerte del dictador facilitaron la extensión de las actividades de oposición a la dictadura. Diversos movimientos de protesta confluyeron en el período final del franquismo:
El movimiento obrero, organizado esencialmente en torno a CC.OO. y alentado por el PCE, pasó de las reivindicaciones laborales a la concienciación política antifranquista.
Los movimientos nacionalistas se reforzaron en diversas capas sociales de Cataluña. En el País Vasco, junto a un cada vez más influyente PNV, ETA (creada en 1959) fue acrecentada su protagonismo con sus acciones terroristas.
La Iglesia.
El Concilio Vaticano II favoreció la extensión de movimientos católicos de base críticos con el franquismo (obispo Vicente Enrique Trancón) que colaboraban con los partidos de oposición y el movimiento obrero. Incluso, sectores influyentes de la Iglesia Católica mostraron una creciente lejanía respecto a la dictadura.
En definitiva, sin poder derrumbar al régimen franquista, los movimientos de oposición consiguieron crear una amplia red social de contestación a la dictadura que aflorará tras la muerte de Franco y que fue clave para la transición a la democracia. 

La crisis del Franquismo (1973-75).
Entre 1973 y 1975 se produjo la descomposición del régimen franquista, motivado, principalmente, por el deterioro físico de Franco (quien cada vez delegaba más poder de decisión en Carrero Blanco), el distanciamiento, cada vez mayor de una parte de la Iglesia (en la persona del cardenal Vicente Enrique y Tarancón) y la cada vez mayor capacidad movilizadora de la oposición, además de las acciones terroristas de ETA y del FRAP.
La decadencia también se evidenció por las tensiones dentro del régimen entre los inmovilistas, partidarios de mantener sin cambios el régimen instaurado desde la sublevación del 36; y los aperturistas, a favor de realizar reformas que llevasen a una democracia limitada. La parálisis política se agravó a partir de diciembre del 73 con el asesinato de Carrero Blanco, jefe de Gobierno, por ETA.
En los dos últimos años de dictadura, Carlos Arias Navarro fue el elegido como jefe de Gobierno. Su política se caracterizó por una mayor represión, entre otras cosas al constatarse la existencia de una asociación clandestina de militares demócratas, la Unión Militar Democrática (el ejemplo de la revolución de los claveles de Portugal, que en abril de 1974 había visto como el ejército acababa con la dictadura. España era la última dictadura de Europa). La presión de la oposición era muy intensa en la Universidad, en las grandes fábricas y en los nuevos barrios obreros de las ciudades. Las manifestaciones y huelgas eran reprimidas con brutalidad por la policía o la Guardia Civil.
En los 70, las democracias occidentales acabaron aceptando el régimen, aunque se mantuvo su exclusión de las instituciones políticas internacionales. La ejecución de cinco sentencias de muerte para miembros del FRAP y de ETA, en 1975, por parte del Gobierno, produjo una protesta internacional contra la dictadura. En los últimos días del franquismo se volvió al aislamiento internacional y moral de los 40. Franco, reaccionando como en tiempos pasados, pronunció su último discurso en Madrid, atribuyendo las protestas a una conjura de los enemigos de España.
Coincidiendo con la agonía de Franco estalló el problema del Sahara. Después de 1973, se había constituido el Frente Polisario en defensa de la independencia saharaui. La ONU había exigido a España un proceso de descolonización. En 1975, representantes del Gobierno español y del Frente Polisario se reunieron en Argel para tratar este tema. Aprovechando la debilidad del Gobierno español y la enfermedad de Franco, Hassán II, rey de Marruecos, vio la oportunidad de anexionarse este territorio. En octubre tuvo lugar la Marcha Verde, en la que miles de marroquíes se dirigieron a la frontera del Sahara. El miedo a una guerra con Marruecos hizo que la dictadura claudicara y aceptara la anexión del Sahara por parte de Marruecos y Mauritania.
Franco moría el 20 de Noviembre del 75, acabando la dictadura más larga de la España contemporánea y el país se abría a un destino incierto.