11.2.
Política económica del franquismo: de la autarquía al desarrollismo.
Transformaciones sociales: causas y evolución.
1)
De la Autarquía
al desarrollismo.
La
larga posguerra y la autarquía (39-50)
Tras la Guerra
Civil el panorama económico español era desalentador. El régimen optó por la autarquía económica, es decir
por prescindir de las relaciones
económicas con el exterior y utilizar
exclusivamente los recursos propios del país buscando la autosuficiencia económica, tanto por razones ideológicas, siguiendo los
modelos fascistas y por razones
económicas y políticas, como por la ausencia de reservas de oro y la
imposibilidad de obtener créditos como consecuencia de la Segunda Guerra
Mundial y el aislamiento internacional.
El Estado puso en
marcha una política intervencionista que facilitó
el control de la economía por parte del
régimen que retrasó la recuperación económica:
·
Se
limitaron las importaciones lo que provocó una gran escasez de materias primas y de bienes de
consumo.
·
Se
fijaron los precios de los productos agrarios y
se centralizó la producción y comercialización de cereales a través del Servicio Nacional de Trigo que compraba
las cosechas para garantizar el abastecimiento.
·
Se creó el Instituto
Nacional de Industria (INI) en 1941 para impulsar la
industrialización mediante la creación de empresas públicas en los sectores básicos como astilleros,
siderurgia, electricidad, automoción, etc.: ENDESA, Iberia, SEAT, HUNOSA,
ENSIDESA, etc. A la vez, se multiplican los monopolios: RENFE, CAMPSA, Tabacalera Española, etc. Esta
política generará un importante gasto
público y la subida de los precios.
Las consecuencias
de esta política fueron: la carencia de alimentos y productos básicos, el
hambre y la miseria de la población. Ante la escasez de productos se impuso la cartilla de racionamiento
como medio de distribución de los artículos de primera necesidad hasta 1952.
Los productores tenían que vender toda la producción al Estado a un precio
fijado por éste y luego, el Estado los vendía a los consumidores a un precio
establecido. Pero los precios se
fijaron por debajo del valor real y muchos productores escondieron
parte de la producción para venderla en
el mercado negro, surge así “el estraperlo”,
un mercado en el que se vendían a un precio real (más alto) productos fuera del
control estatal (casi un 30% de la producción) y que fue el origen de
considerables fortunas.
El resultado fue el estancamiento económico,
el retraso industrial por
falta de materias primas, maquinaria y tecnología, el aumento de la inflación, el descenso de la rentar per cápita y la
forzosa emigración de las ciudades al campo en busca de alimentos
básicos. Las dificultades aumentaron a partir de 1945 cuando España quedó aislada internacionalmente
y la autarquía no era ya una opción política.
De
la década de los 50 al desarrollismo de los 60.
Este periodo trajo la consolidación y la forma definitiva del régimen. El
periodo empieza con el acceso al gobierno de varios ministros tecnócratas
del Opus Dei al gobierno en 1957. Esta incorporación fue la antesala de la reforma
económica de 1959 conocida con el nombre de Plan de Estabilización, que traería la liberalización de la
economía y el desarrollo de los sesenta.
El Plan de
Estabilización de 1959
Diseñado por Mariano Navarro Rubio y López Rodó que habían accedido al gobierno en 1957 y que, contaron con la colaboración de los economistas Juan Sardá y Enrique Fuentes Quintana. Este plan económico fue elaborado siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e intervencionista del Estado. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo, a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta subiendo los tipos de interés y liberalizando las inversiones extranjeras.
Diseñado por Mariano Navarro Rubio y López Rodó que habían accedido al gobierno en 1957 y que, contaron con la colaboración de los economistas Juan Sardá y Enrique Fuentes Quintana. Este plan económico fue elaborado siguiendo las indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trataba ante todo de liberalizar la economía, acabando con el período autárquico e intervencionista del Estado. Se recortó el gasto público y disminuyó el intervencionismo, a la vez que se abría la economía al exterior, devaluando la peseta subiendo los tipos de interés y liberalizando las inversiones extranjeras.
Las consecuencias se apreciaron en poco tiempo. A partir de 1961,
tras reducirse el déficit del estado y recibir abundantes inversiones
del exterior, España inició un acelerado crecimiento económico.
El desarrollo económico de los años sesenta
El período 1959-1969 vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector servicios. La apertura económica al exterior provocó un verdadero aluvión de inversiones extranjeras que llegaron atraídas por los bajos salarios. El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las ciudades y hacia Europa. A la vez que la agricultura se modernizaba, amplias zonas del interior quedaban despobladas.
El período 1959-1969 vino marcado por un rápido crecimiento industrial y del sector servicios. La apertura económica al exterior provocó un verdadero aluvión de inversiones extranjeras que llegaron atraídas por los bajos salarios. El desarrollo industrial desencadenó una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las ciudades y hacia Europa. A la vez que la agricultura se modernizaba, amplias zonas del interior quedaban despobladas.
En el terreno comercial, España alcanzó un superávit en su balanza de
pagos. El tradicional déficit de la balanza comercial se vio compensado
por los ingresos procedentes del espectacular desarrollo del turismo, las
inversiones extranjeras y las remesas enviadas por los emigrantes en
Europa. Para tratar de encauzar el crecimiento económico, el gobierno aprobó a partir de 1963 varios Planes de Desarrollo
basados en los incentivos fiscales y
en las ayudas estatales tuvieron un resultado bastante inferior al
previsto. La economía siguió creciendo, pero la planificación no funcionó. El
mejor ejemplo fue el creciente desequilibrio
entre las diferentes regiones del país.
En definitiva, el período 1961-1973 estuvo marcado por
un gran desarrollo económico, inserto en un marco general de expansión
europea y mundial. Ese contexto exterior favorable permitió abundantes
inversiones extranjeras, una masiva llegada de turistas y la eliminación
del paro mediante la emigración a Europa.
2) Los cambios sociales.
Durante
la primera etapa del franquismo hasta 1959.
La sociedad española sufrió un
giro hacia formas más conservadoras. En general, el franquismo supuso
la vuelta a los valores rurales y
tradicionalistas anteriores a la República, por ejemplo, para la mujer, el
retorno al sistema de valores tradicionales machistas y la pérdida de todos los derechos y avances conseguidos durante
la Segunda República. La mujer estaba sometida al hombre. La consideración del delito de adulterio, solo
para la mujer, fue la manifestación extrema del machismo de esa sociedad.
En la educación se prohibió la coeducación y se acostumbraba a la mujer, desde muy pequeña, a su papel clásico de ama
de casa y sumisa al hombre. La legislación laboral dificultaba el acceso de las
mujeres al mundo del trabajo. A esto hay que añadir que la Iglesia fomentaba
el rol femenino de madre,
viendo con malos ojos a aquellas mujeres que intentaban incorporarse al mundo
laboral y anteponían estos valores a los de ser madres.
El franquismo pretendió restablecer
la cultura católica y nacional tradicional frente a la presencia de la
liberal y progresista de la etapa anterior. La educación pasó a ser controlada por la Iglesia católica, después
que el profesorado liberal sufriera un proceso de depuración. Por otro lado, se produjo un aumento de la
población rural, sobre todo en la década de los 40, mientras que la natalidad
se redujo a niveles de la Guerra Civil.
Cambios sociales de los 60 e inicio de la
sociedad urbana.
Tras los
duros años de la posguerra, en los que la sociedad española había quedado
anclada a un tipo de sociedad arcaica, los años sesenta presenciaron un acelerado cambio social. Hay que
recordar, que la generación nacida en
los años de postguerra no luchó en el conflicto, con lo que, albergó, nuevas formas de pensar y nuevos
problemas.
Los
principales rasgos de la nueva sociedad española se resumen en:
Masiva emigración rural a las ciudades y a Europa occidental. Casi 2 millones de
españoles se desplazaron a Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y otros países
europeos para desempeñar los trabajos que no querían los nativos. La emigración
trajo consecuencias positivas como la reducción del paro o el ingreso de
las abundantes remesas enviadas por los emigrantes, pero trajo consigo
el desarraigo humano que toda emigración implica y la agudización de
las diferencias de riqueza entre las diversas regiones del país.
Fuerte incremento de la población. A la vez que se reducía la tasa de
mortalidad, la tasa de natalidad se mantuvo en valores muy altos e
incluso aumentó. Para atender las necesidades de esta población creciente el
gobierno no aumentó el gasto público lo que llevó a que los servicios
públicos fueran claramente insuficientes: En el terreno educativo el
número de escuelas e institutos fue muy por detrás de las necesidades de una
creciente población infantil y juvenil. Aunque se crearon algunos enormes
hospitales y desde 1963 aumentaron las prestaciones sanitarias y los sistemas
de pensiones, la cobertura sanitaria siguió estando muy alejada de lo
que requería una sociedad moderna. El crecimiento demográfico provocó
un enorme déficit en vivienda
que trató de resolverse mediante grandes operaciones inmobiliarias en las
ciudades españolas. Estos nuevos barrios nacieron a menudo sin
equipamientos sociales y urbanos básicos.
Creciente
escolarización. Toda la sociedad española quedó escolarizada, con un fuerte
componente ideológico y una enorme influencia de la Iglesia. La
educación quedó dividida por géneros y tomaron mucha fuerza los Frentes de Juventudes: con
sus secciones masculina y femenina, que formaba a las futuras
generaciones del movimiento. A partir de la Ley de 1970, la secularización de
la educación española se irá haciendo de manera lenta pero progresiva.
La sociedad de consumo: Pese a sus limitaciones, el
desarrollo económico propició la aparición de la sociedad de consumo en España.
La extensión del uso de electrodomésticos, dos tercios de los hogares
tenían televisión en 1969, y del coche, un cuarto de las familias
españolas poseía un automóvil ese mismo año, fueron los elementos que mejor
ejemplificaron la nueva sociedad. La sociedad de consumo, caracterizada por el acceso a más información y
por una mayor movilidad, trajo, especialmente entre los más jóvenes, una nueva
mentalidad que chocaba con el tradicionalismo del régimen:
- Progresiva
relajación de la importancia de la Iglesia.
- Nuevos
hábitos de
relación social y nuevas pautas de relación entre ambos sexos.
- Modas,
costumbres e indumentarias que llegaron a través del turismo.
- Influencia
de otras culturas en especial la
norteamericana y la europea occidental. En este sentido, la televisión y
el cine hicieron de plataformas masivas de cambio.
11.3.
La oposición a
la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo. La crisis del franquismo desde 1973 a la
muerte de Franco.
Durante el régimen
franquista se produjeron distintas fuerzas de oposición que tuvieron más o
menos presencia y que fueron evolucionando a medida que el dictador iba
envejeciendo.
Principales grupos de oposición y
evolución en el tiempo.
La República y el exilio
Los dirigentes republicanos huidos del país en 1939 mantuvieron un gobierno de la República en el exilio tratando de mantener la legalidad surgida de la Constitución de 1931. Sus esperanzas estaban depositadas en que la derrota de Hitler supondría la intervención de las tropas aliadas y el fin de la dictadura de Franco. Todas estas esperanzas vinieron a su fin cuando España fue reconocida por los USA en un contexto de la Guerra Fría. España ingresó en la ONU en 1955 dando por terminado el aislamiento internacional del régimen. Tras el reconocimiento internacional al régimen franquista, el gobierno republicano en el exilio siguió, aunque con mucha menor presencia. La sede de dicho gobierno fue París desde 1946.
Los dirigentes republicanos huidos del país en 1939 mantuvieron un gobierno de la República en el exilio tratando de mantener la legalidad surgida de la Constitución de 1931. Sus esperanzas estaban depositadas en que la derrota de Hitler supondría la intervención de las tropas aliadas y el fin de la dictadura de Franco. Todas estas esperanzas vinieron a su fin cuando España fue reconocida por los USA en un contexto de la Guerra Fría. España ingresó en la ONU en 1955 dando por terminado el aislamiento internacional del régimen. Tras el reconocimiento internacional al régimen franquista, el gobierno republicano en el exilio siguió, aunque con mucha menor presencia. La sede de dicho gobierno fue París desde 1946.
Al término de la
guerra civil cerca de 500.000
españoles partieron al exilio, siendo Francia y México sus principales destinos. Los republicanos
españoles afincados en Francia participaron activamente en la lucha contra la
Alemania de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, y varios miles de ellos
fueron enviados a campos de concentración. Al término de la Segunda Guerra
Mundial las esperanzas de los exiliados de que las potencias aliadas
intervinieran para poner fin a la dictadura se vieron defraudadas. Un conato de
invasión republicana por el Valle de Arán en 1944 se saldó con un estrepitoso
fracaso.
Un buen número de
los más brillantes exponentes de la cultura española figuraron entre los
exiliados, como Juan Ramón Jiménez (premio Nobel de Literatura), Pedro Salinas,
Jorge Guillén, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Salvador de Madariaga, Ortega y
Gasset o Claudio Sánchez Albornoz.
La guerrilla antifranquista
Según las tropas franquistas fueron ocupando las diferentes regiones del país muchos combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte" formando grupos de guerrilleros, los maquis. Las acciones guerrilleras se intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis trataban de colaborar con la anhelada intervención de los aliados en España. La dura represión y el final de las esperanzas de una intervención exterior llevaron a que en 1948 el PCE renunciara a la lucha armada y llamará a los guerrilleros a huir del país. Sin embargo, la lucha de los maquis siguió de forma residual hasta mediados de los 50.
Según las tropas franquistas fueron ocupando las diferentes regiones del país muchos combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte" formando grupos de guerrilleros, los maquis. Las acciones guerrilleras se intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis trataban de colaborar con la anhelada intervención de los aliados en España. La dura represión y el final de las esperanzas de una intervención exterior llevaron a que en 1948 el PCE renunciara a la lucha armada y llamará a los guerrilleros a huir del país. Sin embargo, la lucha de los maquis siguió de forma residual hasta mediados de los 50.
Los monárquicos
Conspiraron para
derrocar al dictador y hacer retornar la monarquía en la persona del hijo de
Alfonso XIII, don Juan de Borbón.
En 1943 un grupo nutrido de tenientes generales dirigió una carta a Franco en
la que pedían la restauración de la monarquía. En 1945, era el propio don Juan el que hacía público un manifiesto, solicitando a Franco la
restauración monárquica en su persona. Pero Franco contrarrestó la
actividad de este sector con la Ley de Sucesión y, más tarde, negociando con
don Juan que su hijo don Juan Carlos,
fuera educado en España bajo su supervisión.
Las protestas sociales universitarias
En 1951, el boicot a los tranvías de Barcelona por la subida de tarifas constituyó la primera protesta de masas en la historia del franquismo. En la universidad, las tensiones fueron creciendo en demanda de más libertad en las cátedras y en las aulas. El malestar universitario culminó en los incidentes de la Universidad Complutense de Madrid en 1956 con enfrentamientos entre los estudiantes y los falangistas del SEU (Sindicato de Estudiantes Universitarios). Estos incidentes, que provocaron la dimisión del ministro de Educación Ruiz-Giménez, mostraron la aparición de una nueva generación, formada esencialmente por los hijos de los vencedores, que iniciaba su oposición a la dictadura. Durante las década de los 60 y los 70 el movimiento estudiantil se extendió con fuerza y las protestas estudiantiles alcanzaron una importante repercusión social.
En 1951, el boicot a los tranvías de Barcelona por la subida de tarifas constituyó la primera protesta de masas en la historia del franquismo. En la universidad, las tensiones fueron creciendo en demanda de más libertad en las cátedras y en las aulas. El malestar universitario culminó en los incidentes de la Universidad Complutense de Madrid en 1956 con enfrentamientos entre los estudiantes y los falangistas del SEU (Sindicato de Estudiantes Universitarios). Estos incidentes, que provocaron la dimisión del ministro de Educación Ruiz-Giménez, mostraron la aparición de una nueva generación, formada esencialmente por los hijos de los vencedores, que iniciaba su oposición a la dictadura. Durante las década de los 60 y los 70 el movimiento estudiantil se extendió con fuerza y las protestas estudiantiles alcanzaron una importante repercusión social.
Los partidos y sindicatos de oposición
Los diferentes
grupos políticos y sindicales se adaptaron de diferente forma a la dura
represión del franquismo y a la evolución de la sociedad española. Mientras que
el PSOE se convirtió en un partido débil y dividido entre
sus dirigentes del exilio y del interior, el PCE pasó a
constituirse en el principal partido de la oposición con una
fuerte estructura clandestina. Mientras, los anarquistas, así como los
republicanos, prácticamente desaparecieron.
En el terreno
sindical destaca el nacimiento en 1962 de las Comisiones
Obreras, actual CC.OO. Propiciadas por el
Partido Comunista, se basaron en el aprovechamiento de las fisuras legales que
permitía la legislación franquista y en la infiltración en la Organización
Sindical. Los sindicatos históricos, la
UGT y la CNT, apenas tuvieron presencia durante la dictadura.
Los cambios
sociales y la proximidad de la muerte del dictador facilitaron la extensión de
las actividades de oposición a la dictadura. Diversos movimientos de protesta
confluyeron en el período final del franquismo:
El movimiento obrero, organizado esencialmente en torno a CC.OO. y alentado por el PCE, pasó de las reivindicaciones laborales a la concienciación política antifranquista.
El movimiento obrero, organizado esencialmente en torno a CC.OO. y alentado por el PCE, pasó de las reivindicaciones laborales a la concienciación política antifranquista.
Los movimientos nacionalistas se
reforzaron en diversas capas sociales de Cataluña. En el País Vasco, junto a un
cada vez más influyente PNV, ETA (creada en 1959) fue
acrecentada su protagonismo con sus acciones terroristas.
La
Iglesia.
El Concilio Vaticano II favoreció
la extensión de movimientos católicos de base críticos con el
franquismo (obispo Vicente Enrique Trancón) que colaboraban con los
partidos de oposición y el movimiento obrero. Incluso, sectores influyentes de
la Iglesia Católica mostraron una creciente lejanía respecto a la dictadura.
En definitiva, sin
poder derrumbar al régimen franquista, los movimientos de oposición
consiguieron crear una amplia red social de contestación a la dictadura que
aflorará tras la muerte de Franco y que fue clave para la transición a la
democracia.
La
crisis del Franquismo (1973-75).
Entre 1973 y 1975
se produjo la descomposición del
régimen franquista, motivado, principalmente, por el deterioro físico de Franco
(quien cada vez delegaba más poder de decisión en Carrero Blanco), el distanciamiento,
cada vez mayor de una parte de la
Iglesia (en la persona del cardenal Vicente Enrique y Tarancón)
y la cada vez mayor capacidad
movilizadora de la oposición, además de las acciones terroristas de ETA y del FRAP.
La decadencia
también se evidenció por las tensiones
dentro del régimen entre los inmovilistas,
partidarios de mantener sin cambios el régimen instaurado desde la sublevación
del 36; y los aperturistas, a favor de realizar reformas
que llevasen a una democracia limitada. La parálisis política se agravó a
partir de diciembre del 73
con el asesinato de Carrero Blanco, jefe de Gobierno, por ETA.
En los dos últimos
años de dictadura, Carlos Arias Navarro
fue el elegido como jefe de Gobierno. Su política se caracterizó por una mayor represión, entre otras cosas al
constatarse la existencia de una asociación clandestina de militares
demócratas, la Unión Militar Democrática
(el ejemplo de la revolución de los
claveles de Portugal, que en abril de 1974 había visto como el ejército
acababa con la dictadura. España era la última dictadura de Europa).
La presión de la oposición era muy
intensa en la Universidad, en las grandes fábricas y en los nuevos barrios obreros
de las ciudades. Las manifestaciones y huelgas eran reprimidas con
brutalidad por la policía o la Guardia Civil.
En los 70, las
democracias occidentales acabaron aceptando el régimen, aunque se mantuvo su
exclusión de las instituciones políticas internacionales. La ejecución de cinco
sentencias de muerte para miembros del FRAP y de ETA, en
1975, por parte del Gobierno, produjo
una protesta internacional contra la dictadura. En los últimos días del
franquismo se volvió al aislamiento
internacional y moral de los 40. Franco, reaccionando como en tiempos
pasados, pronunció su último discurso en Madrid, atribuyendo las protestas a
una conjura de los enemigos de España.
Coincidiendo con
la agonía de Franco estalló el problema del Sahara.
Después de 1973, se había constituido el Frente Polisario en defensa de la
independencia saharaui. La ONU había exigido a España un proceso de
descolonización. En 1975, representantes del Gobierno español y del Frente
Polisario se reunieron en Argel para tratar este tema. Aprovechando la
debilidad del Gobierno español y la enfermedad de Franco, Hassán II, rey de Marruecos, vio la oportunidad de anexionarse este
territorio. En octubre tuvo lugar la
Marcha Verde, en la que miles de marroquíes se dirigieron a la frontera del
Sahara. El miedo a una guerra con Marruecos hizo que la dictadura claudicara y
aceptara la anexión del Sahara por parte de Marruecos y Mauritania.
Franco moría el 20 de Noviembre del 75, acabando la
dictadura más larga de la España contemporánea y el país se abría a un destino
incierto.
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