10.2.
El gobierno
radical cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente Popular, las
elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
Las elecciones de noviembre dan como vencedores a las candidaturas de centro y derecha, con predominio del Partido Radical y la CEDA. En estas elecciones hubo una gran abstención, sobre todo del campesinado, antes votantes de la izquierda, debido al fracaso de la Reforma Agraria y al desencanto con el gobierno de Azaña. Las elecciones de 1933 fueron las primeras donde participó la mujer en España. Lerroux, presidente del Partido Radical, formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido pero en minoría. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar medidas pretendidas por los grupos de derecha para poder gobernar. Estas medidas eran una política de rectificación de las reformas del bienio anterior.
Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas:
·
Paralización de la reforma agraria,
con la consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado de miles de
jornaleros.
·
Paralización de la reforma militar
y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como
Franco, Goded o Mola. Esta
nueva política fue completada con una amnistía para los participantes en el
golpe de Sanjurjo en 1932.
·
Conciliación con la Iglesia Católica.
Se anularon todas las medidas anticlericales y se devolvió a la Iglesia el
control de la educación del país.
·
Paralización de las reformas educativas.
Parón en el programa de construcciones escolares y anulación de la
enseñanza mixta.
·
Enfrentamiento a los nacionalismos
periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco,
presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que
presidía Lluis
Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.
Radicalización del enfrentamiento políticoEn un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa con el triunfo de Hitler en 1933 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS, la lucha política se radicalizó en nuestro país. España se polarizó entre las "derechas" y las "izquierdas".
Derechas:
·
La CEDA de Gil Robles agrupaba a
las clases medias y populares católicas. Las Juventudes de Acción Popular
(JAP), organización juvenil del partido, tenían ya en aquel
momento rasgos claramente fascistas.
·
En Renovación Española, dirigida por Calvo
Sotelo, se agrupaban los monárquicos con posturas cada vez más
extremistas y antidemocráticas.
·
Finalmente, la Falange Española de José
Antonio Primo de Rivera se fusionó en 1934
con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma.
Quedaba así constituido el núcleo político de ideología fascista en España.
Izquierdas:
·
La Izquierda Republicana de Manuel
Azaña agrupaba el centro-izquierda que había optado por una política de
reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
·
El PSOE, el
mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes a menudo
enfrentados. Indalecio Prieto y Largo Caballero
representaban el ala más moderada y más radical del partido respectivamente. En
general, el PSOE vivió un claro proceso de radicalización.
·
El PCE seguía las nuevas directrices de la Komintern de la URSS y buscaba una alianza de
la izquierda
contra el fascismo. La experiencia alemana y el ascenso de Hitler en enero
de 1933 habían hecho rectificar a Stalin y buscar alianzas con todas las
fuerzas de centro-izquierda.
·
Los anarquistas de la CNT seguía ligada a la acción
revolucionaria, aunque había quedado muy mermada tras el fracaso de la
insurrección de diciembre de 1933.
·
Los nacionalistas,
que siguieron con sus continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat
catalana con el gobierno de derechas de Madrid habían propiciado que la Esquerra Republicana de
Catalunya dirigida por Lluis Companys girara al independentismo en sus
posiciones políticas.
Revolución de Octubre de 1934.
La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó con la entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934. Esta remodelación del gobierno fue interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en nuestro país. La cada vez más radicalizada izquierda, PSOE, UGT, CNT, PCE, llamó a la huelga general contra el gobierno. El seguimiento fue muy desigual. El movimiento fracasó en Madrid. El gobierno acuarteló a las tropas y detuvo a los principales dirigentes socialistas y comunistas.
En Barcelona, Companys, desde la presidencia de la Generalitat, dirigió una insurrección con claro matiz independentista, aunque declaraba la independencia de la República Catalana dentro de una federación española. La revuelta fue rápidamente reprimida por del Ejército, se suspendió el estatuto y se detuvo a Companys.
Lo peor ocurrió en Asturias. Aquí la huelga general triunfó y degeneró en una verdadera revolución organizada por la UGT y la CNT. La persistencia de la insurrección llevó al gobierno a optar por la represión más brutal. La Legión, dirigida por el general Franco, fue la encargada.
El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de 1300 muertos, el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos, Companys. Azaña, que no había apoyado el levantamiento, y los principales dirigentes del PSOE como Prieto o Largo Caballero también fueron encarcelados. La reacción del gobierno de derechas fue el endurecimiento de su política: se suspendió el estatuto de autonomía de Cataluña y se redactó una nueva Ley de Reforma Agraria, que en la práctica era una verdadera contrarreforma.
Sin embargo, las disensiones en el seno del gobierno eran crecientes. Las diferencias entre el Partido Radical y la cada vez más extremista CEDA eran evidentes. Un ejemplo de la orientación de la CEDA fueron los nombramientos que hizo Gil Robles, como nuevo ministro de Defensa. Militares claramente contrarios a la república y la democracia fueron designados para puestos clave en la estructura del Ejército. Franco, por ejemplo, fue nombrado jefe del Estado Mayor.
La crisis definitiva vino con un escándalo de corrupción, el escándalo del Estraperlo (denuncia de un hombre de negocios holandés, Daniel Strauss, que en 1934 había introducido con su socio, Perlo, un juego de ruleta trucado, conocido popularmente como estraperlo por el nombre de sus propietarios), que afectó a altos cargos gubernamentales. Lerroux y el Partido Radical cayeron en un descrédito total. La aparición de nuevos escándalos precipitó el fin de la legislatura y la convocatoria de nuevas elecciones a Cortes en febrero de 1936.
2. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular. El nuevo gobierno.
En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a las elecciones de febrero de 1936:
Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana, PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.
La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se presentaron por su cuenta.
La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país. Las sospechas de pucherazo sirvieron de acicate para las fuerzas de derecha a oponerse al nuevo gobierno. El resultado demostraba la división de España y la radicalización política de la sociedad española. Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República, sustituyendo a Alcalá Zamora, que fue destituido por el senado, apoyándose en un artículo de la constitución. El objetivo era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista a formar gobierno (Largo Caballero, representante del ala radical, pretendía el fracaso de la República burguesa), llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo gobierno nacía debilitado.
El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:
·
Amplia amnistía para todos los
represaliados tras octubre de 1934.
·
Restablecimiento del Estatuto catalán.
·
Alejamiento de Madrid de los generales
más sospechosos de golpismo. Franco, Mola y Goded fueron
destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
·
Reanudación de la reforma agraria. Esta
medida fue rápidamente desbordada por la acción de los jornaleros que se
lanzaron a la ocupación de fincas.
·
Tramitación de nuevos estatutos de autonomía.
El Estatuto de Galicia, fue aprobado en plebiscito en junio de 1936, y
el del País Vasco estaba prácticamente terminado en julio de 1936.
Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera
había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha
buscaba de forma evidente el fin del sistema democrático.Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Mientras la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos de derechas: Gil Robles, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crecía el número de generales implicados: Franco, Goded, Fanjul, Varela... Emilio Mola, destinado en Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el "director" del golpe. La salida antidemocrática tenía valedores internacionales. Muy pronto se iniciaron los contactos con Mussolini y Hitler.
El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El enfrentamiento era inevitable.
El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas advertencias del posible golpe, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial del golpe desencadenó la guerra civil.
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