6.1.
El reinado de Isabel II (1833-1868): la primera
guerra carlista. Evolución política, partidos y conflictos. El Estatuto Real de
1834 y las Constituciones de 1837 y 1845.
LAS GUERRAS CARLISTAS son guerras civiles que se producen en el
tránsito entre el Antiguo Régimen y el Liberalismo en España. Podemos definir
el CARLISMO como un movimiento antiliberal y contrarrevolucionario
que se desarrolla en España desde comienzos del siglo XIX como reacción a la implantación del sistema
liberal. La consolidación del modelo
liberal se producirá progresivamente
a lo largo del reinado de Isabel II (1833-1868) y lo hizo mediante un largo
conflicto contra las fuerzas del Antiguo Régimen. Durante el reinado de Isabel
II se dieron dos guerras carlistas:
- PRIMERA
GUERRA CARLISTA (1833-1840).
- SEGUNDA GUERRA
CARLISTA (1846-49) que tuvo lugar en Cataluña debido al fracaso de la
proyectada boda entre la reina Isabel y el pretendiente carlista (Carlos
IV), ya con Narváez como presidente y con el sistema liberal asentado. Fue
menos importante.
Las causas de estos enfrentamientos se puede sintetizar en:
a)
La cuestión sucesoria. En 1830 nace Isabel II, única
hija del monarca. Hasta la fecha, el heredero legítimo del trono español había
sido el hermano del monarca, Carlos María Isidro.
En 1833, Fernando VII optó por la abolición de la Ley Sálica
que impedía a las mujeres. Esta medida se amparaba legalmente en la Pragmática Sanción (permitía reinar a las infantas), promulgada en
tiempos de Carlos III (1783) pero no
hecha oficial. Desde ese mismo momento los carlistas cuestionaron la
legitimidad de Isabel como reina y la de su madre Mª Cristina como regente, esgrimiendo como argumento de peso
que no consideraban derogada la citada
Ley Sálica.
b)
El
enfrentamiento ideológico y cuestión foral. Se trataba
de dos modelos distintos de entender
la organización de España:
1.
El carlismo representaba a los sectores más conservadores del país y muchos de sus
integrantes, habían engrosado en fechas anteriores las filas de los realistas
exaltados o apostólicos. Políticamente eran
absolutistas reaccionarios que se regían por el lema “Dios,
Patria y Rey”. Defendían el Antiguo
Régimen, las instituciones y fueros tradicionales, la religión católica,
la Iglesia, el tradicionalismo, una
sociedad más rural y estamental y la monarquía de origen divino.
2.
Los
liberales también conocidos entonces como isabelinos o cristinos (María
Cristina se llamaba la madre de la reina y regente), eran partidarios del liberalismo, así como de la laicización y la uniformidad territorial
(fin de fueros y autogobiernos). La preservación de los privilegios forales chocaba frontalmente con la política
centralizadora del régimen liberal. Pretendían la modernización
del país y el desmantelamiento del Antiguo Régimen.
Bandos de la
Guerra.
-Por parte del bando carlista. A nivel nacional, los carlistas recibieron el apoyo de: campesinos, especialmente pequeños propietarios que temían
convertirse en jornaleros de grandes terratenientes; parte de la alta nobleza del norte de España opuesta a la
desaparición de los mayorazgos; sectores
más conservadores de la Iglesia y contrarios a la desamortización; grupos de artesanos temerosos
ante la desaparición de los gremios; algunos oficiales del ejército y diversas áreas rurales especialmente del País Vasco, Navarra, norte de Cataluña y zona del Maestrazgo. En el
exterior no contaron con el apoyo de ningún país, pero sí con las simpatías de Rusia, Austria e incluso los Estados
Pontificios.
-Por parte del bando isabelino. A nivel interno, contaron con la
colaboración de: grandes ciudades,
parte de la nobleza y mayor parte del
ejército; burguesía; trabajadores urbanos; altas jerarquías eclesiásticas; baja nobleza y campesinado del centro y
sur del país. A nivel internacional,
obtuvieron la ayuda de los estados más próximos, es decir, Francia, Portugal y Reino Unido.
Fases de la
I Guerra carlista (1833-40).
Fernando VII murió el 29 de
septiembre de 1833, dos días después, su hermano Carlos María Isidro, a través
del Manifiesto de Abrantes, reclamaba
el trono desde Portugal con el nombre de Carlos V.
A lo largo de sus siete años de
duración podemos distinguir hasta 4
fases marcadas por la considerable cifra de muertos, hasta 200.000 según algunas fuentes:
1. La
formación del foco de insurrección vasconavarro (1833-35);
en la que los carlistas intentaron sin éxito provocar una revuelta en todo el
país. Su fracaso condujo a una guerra civil en la que los carlistas se hicieron
fuertes en País Vasco y Navarra
de la mano de su coronel Zumalacárregui (que muere en la toma de Bilbao). No obstante, las
tropas carlistas no lograron ocupar ni las capitales vascas ni Pamplona, hecho
que sin duda les restó empuje.
2. Las
expediciones nacionales (1836-37);
al frente del general Cabrera,
los carlistas intentarán lanzar incursiones
fuera de los núcleos que controlaban hacia Andalucía, La Mancha y Extremadura
(expedición Gómez). Asimismo, el ejército carlista fracasará de nuevo en su
intento de tomar Bilbao.
3. La
iniciativa isabelina y el Convenio de Vergara (1837-39); los isabelinos toman la iniciativa de la mano del general Espartero y los carlistas,
fundamentalmente los afines al general Maroto, se muestran cada vez más
partidarios de alcanzar la paz. Esta se materializó a través del Convenio de Vergara celebrado entre Espartero y Maroto, el cual supuso el fin de las
hostilidades en el País Vasco y Navarra, la incorporación de los militares
carlistas al ejército isabelino sin degradación alguna y la promesa isabelina
de remitir la cuestión foral a Cortes para su discusión. Carlos María
Isidro, contrario al pacto, se exilió a Francia.
4. El final
de la guerra en el Maestrazgo (1839-40); los enfrentamientos se
extendieron algunos meses más en la zona del Maestrazgo, donde el general Cabrera mostró su rechazo hacia
el abrazo de Vergara. Finalmente este último pondrá fin a la resistencia
carlista en julio de 1840, los últimos combatientes carlistas se vieron
obligados a cruzar los Pirineos con destino a Francia.
Consecuencias.
Aparte de las numerosas bajas,
destrucción de infraestructuras, retraso en la adopción de medidas y reformas
necesarias para el país, la derrota de los carlistas supone la implantación definitiva del sistema
liberal en el conjunto de los territorios hispanos. No obstante,
durante un cierto tiempo, el Estado respetó, disminuidos, los fueros vasco-navarros hasta su
definitiva anulación en 1876.
El carlismo derivó en varias
corrientes:
- Una el TRADICIONALISMO, como forma de lucha
frente a la sociedad liberal-democrática.
- El NACIONALISMO O REGIONALISMO español, aún
presente hoy en día, se nutre de la lucha del FORALISMO (nacionalismo
periférico) frente al UNIFORMISMO liberal (unidad de España).
b. Evolución política: Partidos y conflictos. El Estatuto Real de 1834. Constitución de 1837 y 1845.
A nivel político, el reinado de
Isabel II (1833-68) se divide en 2 grandes periodos:
1). MINORÍA
DE EDAD: LAS REGENCIAS (1833-1843)
La regencia de Mª Cristina
(1833-1840), se inicia con la fase moderada (1833-1835),
transición entre el Estado absolutista de Fernando VII y el liberal de Isabel
II, con reformistas como Cea Bermúdez.
Ante la necesidad de apoyos, llamó a Martínez de la Rosa,
liberal moderado. Se elaboró el ESTATUTO REAL (1834). La insurrección en 1835 llevó a la revolución liberal
(1835-1840). Mendizábal como presidente, tomó
medidas para desmantelar el Antiguo Régimen: libertad de imprenta, Ley de supresión de conventos y Decreto de
Desamortización de los bienes del clero regular. Estas medidas provocaron
su destitución. La regente intentó volver al moderantismo, lo que provocó el pronunciamiento en la Granja;
entregando el Gobierno a los progresistas y restableciendo la Constitución de
1812. El gobierno progresista de Calatrava(con
Mendizábal como hombre fuerte) eliminó el régimen señorial, el mayorazgo y el
diezmo, restableció la Ley Municipal y se redactó la CONSTITUCIÓN DE 1837. En 1840, Espartero da un
golpe de Estado que provoca la salida de Mª Cristina.
La Regencia de Espartero
(1840-43). Tras el ministerio-regencia de
Espartero, en 1841 las Cortes lo eligieron regente. Durante la regencia de
Espartero su autoritarismo (llegó a bombardear Barcelona) suscitó la oposición
de progresistas y militares. Moderados y progresistas organizaron un pronunciamiento
liderado por Narváez, que le obligó a dimitir.
2). ISABEL
II (1843-1868)
Las Cortes proclaman la mayoría de edad de Isabel
II con solo trece años, iniciando el reinado efectivo (1843-1868). Se
dividió en 3 fases:
En la Década moderada (1844-1854), Narváez, hombre fuerte de la reina, acometió distintas medidas: Suprimió la
Milicia Nacional y creó la Guardia Civil
(1844); promulga la CONSTITUCIÓN DE 1845, control
de la Administración provincial y local; nuevo Código Civil y Penal; Reforma
fiscal; y Concordato de 1851. Con el aumento del autoritarismo se funda el Partido Demócrata (1849), ala más
radical del partido progresista.
Reivindican el sufragio universal, Cortes unicamerales, libertad religiosa,
instrucción primaria gratuita e intervención del Estado en ámbitos sociales. La
suspensión de las de las Cortes 1854 aumentó el descontento.
El Bienio progresista
(1854-1856), comienza con el pronunciamiento
del general O´Donnell en Vicálvaro (Vicalvarada). En su retirada, se le une
el general Serrano, y proclaman el Manifiesto de Manzanares. Isabel II encargó gobierno a
Espartero. Restaura: Ley de Imprenta, Ley Electoral y Milicia Nacional.
Elaboran la Constitución de 1856, non-nata (no nacida). En economía aprobó la Desamortización de Madoz (1855) de
bienes eclesiásticos, municipales y del Estado; Ley de Ferrocarriles (1855), Ley
Bancaria (1856). La crisis económica le hizo dimitir.
La Unión Liberal (1856-1868) se alternan moderados y Unión Liberal (partido
liberal surgido de los moderados que acogía a progresistas). O´Donnell, con su
partido la Unión Liberal, intentaba establecer un liberalismo centrista (ala
derecha progresista y ala izquierda moderada); devolvería España el prestigio
internacional. Narváez con los moderados se enfrentó a la sublevación de los sargentos del cuartel de S. Gil y al Pacto de Ostende (progresistas, demócratas
y republicanos, querían destronar a la reina y convocar Cortes Constituyentes).
La muerte de Narváez y O´Donnell,
aisló a la reina. En septiembre de 1868 los generales Prim y Topete
inician la sublevación “La Gloriosa”,
dirigida por Serrano que provocó la caída de Isabel II y abrió la esperanza de
un régimen democrático.
En este periodo se produce la ruptura definitiva
dentro del liberalismo español entre los bandos:
-
Moderados: buscan una centralización del poder
controlando las instituciones, dando más poder a la corona, haciendo una
política económica proteccionista y el control de algunos derechos
individuales, como la libertad de prensa. Pretenden el sufragio
censitario y el Estado confesional católico. Busca acuerdos con las
fuerzas del Antiguo Régimen. Son poco amigo de las desamortizaciones.
Sus líderes serán los generales Narváez, O’Donnell y Serrano. Contaron
con el favor de la reina y ocuparon el poder durante la mayoría de su reinado.
-
Progresistas: dan mayor libertad de autogobierno a regiones y
ayuntamiento, dan más poder a las cortes, quieren economía
librecambista y ampliación de
derechos individuales. Además, defienden el sufragio universal
masculino, el Estado aconfesional y las desamortizaciones de las tierras
muertas o improductivas. Destacamos a políticos como Mendizábal, el
Espartero Y Prim. Tuvieron que dar golpes de Estado (pronunciamientos) para
conseguir el poder, debido a que los sistemas electorales favorecían siempre a
los moderados.
En ambas tendencias liberales, los militares ocuparon los
cargos de mayor responsabilidad de los dos partidos y se proliferaron a lo largo
de este reinado, numerosos pronunciamientos militares. Estos militares, eran
liberales, no golpistas, pretendían imponer su ideología liberal cuando
las cosas en España no funcionaban.
Durante el reinado de Isabel II se elaboraron una
serie de constituciones que ponen las bases jurídicas de un liberalismo en
España. De ellas, podemos destacar el Estatuto Real de 1834 y las
Constituciones de 1837 y 1845. El ER del
34 es de carácter moderada, como la C45, mientras que la C37 es progresista
aunque con matices moderados, mezclando aspectos del ER34 y la C12.
Aprobado en abril de 1834.Se trataba de una especie de carta
otorgada que reconocía la igualdad ante la ley de los ciudadanos
pero concentraba todo el poder en el rey-reina. Era una especie de
Constitución sin llegar a serlo, que poner las bases jurídicas del país.
Tenía 50 artículos, estableciendo en ellos unas Cortes bicamerales
(2 cámaras) en donde la Corona, tenía mayor poder y se excluía
el concepto de soberanía nacional.
Las cámaras se dividían de la siguiente forma
-El Senado: Formado por la nobleza y el clero más los ricos burgueses,
los senadores tenían puestos vitalicios y eran nombrados o propuestos
por la reina. Constituían la elite de la sociedad española y estaban más
cercanos a tesis muy moderadas.
-El Congreso: Elegidos por sufragio censitario indirecto (por preselección),
solo podían votar al congreso, aquellos que alcanzaban una renta mínima anual.
En realidad, solo podían votar un 1% de la población española.
En junio de 1837, con el gobierno de Mendizábal, se crea una nueva
Constitución de base
progresista pero con importantes matices moderados. Pese a tener mayoría en
las Cortes, los progresistas decidieron pactar concesiones políticas moderadas
las siguientes características:
-Reconocimiento de la soberanía
nacional
-Reforzamiento del poder
ejecutivo (Corona) con respecto al poder legislativo (Cortes)
-Bicameralismo, dividido
en dos cámaras: Congreso de sufragio censitario(solo 5%
votaban) y el Senado con miembros elegidos por la reina.
-Declaración de los derechos
individuales. Con libertad de prensa sin censura pero con Estado
Confesional católico.
-La corona nombra a sus
ministros que pueden ser censurados por las Cortes.
Además de la C37, se elimina por completo todos los vestigios del antiguo
Régimen (Inquisición, derechos señoriales, gremios, mayorazgo, etc.).
Se redacta una nueva constitución, ya con la mayoría
de edad de la reina, la de 1845, que tiene las siguientes características: soberanía
compartida entre la corona y las cortes, limitación del poder de
las cortes a favor de la corona, sufragio censitario, reducción
de los derechos individuales, reconocimiento del catolicismo como
religión oficial, bicameralismo (senado elegido por la reina y
congreso por sufragio censitario).De carácter moderado, se diferencia de la de
1837 en una serie de aspectos esenciales: Soberanía compartida
del Rey y las Cortes. Esto se concreta en un poder legislativo
compartido por ambas instituciones y en una clara preeminencia de la
Corona en el proceso político. Recorte de los derechos
individuales, especialmente la libertad de expresión.
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