Bloque 6: LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
La
geografía de la población estudia las relaciones entre la población y el espacio. Suelen ser objeto de estudio el movimiento natural de la población (nacimientos y muertes) y los movimientos migratorios (Inmigración e emigración).
Las fuentes
demográficas
En
España tenemos una serie de fuentes demográficas que nos sirven para analizar
los movimientos naturales de la población española. Las más importantes son:
·
El censo, recuento
individualizado. Recoge datos demográficos, económicos, culturales y sociales
de la población del país. Se realiza cada 10 años en los acabados en 1. El
último fue en el 2011.
·
El padrón municipal, registro
de los vecinos de un municipio (pueblo o ciudad que una persona vive). Recoge
datos demográficos, económicos y sociales en menor número de datos que el
censo. Se actualiza el 1 de enero de cada año y es dinámico se modifica
constantemente por nacimientos, defunciones y
cambios de residencia. Es muy útil para analizar los movimientos
migratorios.
·
El registro civil anota
nacimientos, matrimonios y defunciones de todos los individuos.
Otras fuentes: estadísticas y encuestas realizadas de forma
periódica por el INE o por entidades privadas. Con estos datos el INE elabora estadísticas de Movimiento Natural de
Población.
La
distribución de la población
1. Características de la
distribución
La población total de España
ascendía en 2017 a 46,528 millones
personas. Su distribución espacial se analiza mediante la densidad de
población, que relaciona la
población de una zona con su superficie en kilómetros cuadrados. Se suele
analizar los datos obtenido de la siguiente forma:
Menos de 1:
extremadamente baja // 1-25:
muy baja // 25-50: baja //50-100: media // Más de 100:
alta
La densidad de población
española ha aumentado a lo largo del tiempo hasta alcanzar 92.3 hab/km2 (2017), un valor
moderado e inferior a la media europea (110 hab/km2). Sin embargo,
esta cifra media esconde fuertes desequilibrios espaciales.
–
Las áreas de alta densidad, se localizan en Madrid, la
periferia peninsular (sobre todo en el área Mediterránea), Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla
con más de 120 hab/km2.
–
Las áreas de baja densidad, se sitúan en el interior peninsular, correspondiendo las cifras
más bajas, a algunas áreas de montaña
(menos de 10 hab/km2).
2. Factores explicativos de la distribución
Los factores explicativos de
la distribución de la población son naturales
(clima, agua o relieve) y humanos; principalmente, los acontecimientos políticos y las actividades económicas. Su
incidencia ha variado a lo largo de la historia:
a) En la época preindustrial, de economía básicamente agraria, tuvieron más
peso los factores naturales, de
modo que las mayores densidades se situaban en las costas, valle de los ríos
y yacimientos mineros. No obstante, también influían los factores humanos como la capitalidad de un reino
(Córdoba, Toledo, Madrid o León).
Así, Hasta en el siglo XVI, Castilla alcanzó una gran prosperidad
económica, y se convirtió en la zona más
poblada de la Península. Sin
embargo, en el siglo XVII, la crisis económica y demográfica, de la que
Castilla tardó más en recuperarse, dio lugar a movimientos de población hacia la periferia o hacia el continente
americano. El vaciamiento de la población se produjo, con más fuerza, en
las zonas mesetarias y áreas de montaña. Durante el siglo XVIII, y a consecuencia de las mejoras de las condiciones de vida
de la población, se produjo una recuperación
de la población española, aunque con un fuerte desequilibrio, siguiendo en
el interior peninsular, el área menos densamente poblada. Para ello, los
monarcas ilustrados acudieron a planes de repoblamiento
de zonas casi despobladas, con el plan de ministro Olavide para repoblar Sierra
Morena.
b) En la época industrial, entre mediados del siglo XIX y la crisis de
1975, se consolidaron y agudizaron los contrastes en la distribución de
la población. En esta época, los
factores físicos perdieron importancia, en favor de los factores humanos, principalmente
económicos. Las zonas industriales, (País Vasco, Madrid y Cataluña) y
el boom del turismo (costa Mediterránea), acentuaron los desequilibrios
territoriales. Se inicia en este periodo, el éxodo rural
y el despoblamiento del interior. Es la época del crecimiento urbano y los planes de urbanización.
c) En la época postindustrial, a partir de la crisis de 1975, tienden a
mitigarse los contrastes. Se promueven procesos de desconcentración
demográfica y económica que favorecen un mayor equilibrio. Se busca
la calidad de vida y parte de la población abandona las grandes ciudades
para asentarse en núcleos urbanos de
menor tamaño. Las grandes ciudades se estancan en su crecimiento en
favor de las ciudades cercanas. Se empieza a revitalizar algunas
zonas rurales.
El movimiento natural de la población española.
El movimiento natural de la población es el crecimiento o
decrecimiento de la población de un lugar por causas naturales; es decir, por
el balance entre la natalidad (9.2%0 en 2017) (número de nacimientos en una población en
un año) y la mortalidad (8.8 %0) (número de defunciones en
una población en un año).
El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad.
Existen diversas tasas para medir factores relacionados con el movimiento
natural de la población. En 2015 e decrecimiento natural se situaba en torno al
0.4%0. En el año 2017, la natalidad ha sido más alta
que la mortalidad por lo que, el crecimiento natural de la población española es
ligeramente positivo (mueren menos personas de las que nacen).
1. Los regímenes demográficos
En la evolución del
movimiento natural de la población española se distinguen diversas etapas o regímenes demográficos a
lo largo de los cuales la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural
presentan rasgos homogéneos. Estas etapas son el régimen
demográfico antiguo (altas tasas de natalidad y mortalidad con
crecimientos naturales débiles), la transición demográfica
(descenso de la tasa de mortalidad) y el régimen demográfico moderno
(bajas tasas de mortalidad y natalidad con crecimientos bajos). El paso de unas
etapas a otras ha sido más tardío que en
otros países europeos debido al retraso en la implantación de la revolución
industrial, la mentalidad tradicional y el retraso económico.
1.1. El régimen demográfico antiguo: hasta principios del siglo
XX
El régimen demográfico
antiguo se mantuvo en España hasta principios del siglo XX.
Se caracteriza por altas tasas de natalidad y de
mortalidad y por un crecimiento natural bajo
con momentos incluso, de descenso de población.
La natalidad presentaba valores elevados debido a las siguientes causas
principales:
1. El predominio de
una economía y una sociedad rurales.
2.
La inexistencia de sistemas eficaces de controlar
los nacimientos.
3.
Escaso papel de la mujer en la sociedad y en
la toma de decisiones en la planificación familiar.
4.
La fuerte influencia de la Iglesia que preconiza unas familias con elevados número de
hijos.
La
mortalidad general era alta y oscilante. Sus causas eran
el bajo nivel de vida y las precarias
condiciones médicas y sanitarias como: la dieta alimenticia era
escasa y desequilibrada. Las enfermedades infecciosas producían
muchas defunciones.
Además de la elevada
mortalidad general, había momentos de mortalidad catastrófica causada
por epidemias, guerras y malas cosechas.
La mortalidad infantil presentaba también valores elevados (escasa salubridad
en los partos y mala alimentación de las madres y los hijos). La esperanza
de vida era baja, en torno a los 30-35 años.
Como
consecuencia de las altas tasas de natalidad y de
mortalidad, el crecimiento natural era bajo con momentos de moderado crecimiento, como los siglos XVI y XVIII y de
retroceso o estancamiento, como los siglos XIV y XVII.
1.2. La transición demográfica: 1900-1975
La transición entre el
régimen demográfico antiguo y el actual tuvo lugar entre 1900 y 1975
paralelamente a la modernización e industrialización del país. En comparación
con otros países de Europa occidental, se inició más tarde.
La natalidad descendió de forma suave y
discontinua.
– En los años veinte (1920-1930), la natalidad se recuperó del
descenso iniciado a principios de siglo gracias a la prosperidad económica.
– Entre 1930 y 1956 se reanudó el descenso. Las causas fueron la crisis económica de 1929 y la inestabilidad política de la Segunda República
(1931-1936); la Guerra Civil
(1936-1939 y los años de crisis de la
postguerra.
– Entre 1956-1965 tuvo lugar una recuperación de la natalidad que
algunos autores interpretan como el baby boom posbélico retrasado. Se debió al
desarrollo económico que siguió al final del bloqueo internacional y de la
autarquía, la mentalidad católica de las familias y la política natalista del
régimen. En esta década se inicia la emigración de muchos españoles a Europa,
lo que disminuirá el crecimiento, sobretodo, a finales de la década y a
principios de la siguiente.
– Entre 1965 y 1975 (últimos años del desarrollismo) disminuyó de
nuevo el tamaño de la familia. La causa fue la consolidación de un modo de vida industrial y urbana, con
graves problemas de vivienda, que redujo el valor económico de los
hijos. A esto hay que añadir el papel nuevo
de la mujer, que se incorpora al mundo laboral y aumenta su papel en la
toma de decisiones en la planificación familiar.
La mortalidad general descendió de forma
acusada y continua. Las causas se pueden sintetizar en las
siguientes:
1.
El incremento del nivel de vida se manifestó en la mejora de la dieta y en el crecimiento
del nivel educativo y cultural, que permitió intensificar la prevención y
abandonar costumbres tradicionales nocivas para la salud (Excepto el periodo comprendido entre el
36-50 que son los años de guerra,
hambre, racionamiento y enfermedades infecciosas como el tifus o la
tuberculosis) que junto con los avances
sanitarios que consistieron en una mejora de la higiene privada y pública:
servicios de agua potable,
alcantarillado, recogida de basuras).
2.
Los avances médicos más destacados fueron las
vacunas y la comercialización de los antibióticos y la extensión de la sanidad pública (seguridad social).
Los avances sanitarios consistieron en la mejora de la higiene privada y
pública (servicios urbanos de agua potable, alcantarillado y recogida de
basuras).
3.
La mortalidad infantil también disminuyó por los
avances médicos y de higiene en el parto. La esperanza de vida se elevó
hasta superar los 70 años.
Como consecuencia, el crecimiento natural de la transición
fue alto, especialmente entre
1920-1965, cuando la mortalidad
descendió fuertemente, mientras la natalidad pasaba por dos máximos
separados por la Guerra Civil. Desde 1965, el crecimiento se recortó, al
estabilizarse la mortalidad en cifras bajas, extenderse la emigración europea y restablecerse el descenso
de la natalidad.
1.3. El régimen demográfico actual: a partir de 1975
El régimen demográfico
actual se extiende desde 1975 hasta nuestros días. Este nuevo régimen se
caracteriza por los siguientes hechos:
La
natalidad descendió a partir de 1975 hasta situarse en cifras
bajas. En esta situación se distinguen dos momentos:
– Entre
1975 y 1998 tuvo lugar un brusco descenso de los
nacimientos. Así, en 1981, el índice sintético de fecundidad alcanzó la cifra
de 2,1 hijos por mujer –el límite que permite
reemplazar a la población y continuó decreciendo hasta alcanzar su valor mínimo
en 1998 (1,15 hijos por mujer).
Las causas han sido:
o La situación económica ha retrasado la edad del matrimonio, con el consiguiente
acortamiento del período fértil de la mujer. Además la incorporación de la
mujer al mundo laboral fue masiva, reduciéndose así el tiempo para poder
tener y cuidar hijos. Las leyes españolas nunca han sido favorables en
la conjugación entre vida familiar y vida laboral.
o La sociedad española ha experimentado
cambios de mentalidad y de valores desde la transición a la democracia (1975) que han colaborado al
descenso de la natalidad. Se han difundido los anticonceptivos y se ha
legalizado el aborto en ciertos supuestos. Además, los gastos que
ocasionan y la dedicación que requieren los hijos compiten con el deseo de
los padres de disponer de más ingresos para el consumo y de más tiempo libre
para el ocio.
– Desde
1998, la natalidad ha
experimentado una ligera recuperación debida a la inmigración aunque, tras la crisis del 2008, las cifras de
nacimientos se ha vuelto a atascar. En el año 2015,
se ha confirmado un cambio de tendencia en el comportamiento de la población en
España, la mortalidad ha sido más alta que la natalidad por lo que, el
crecimiento natural de la población española en negativo (mueren más personas
de las que nacen).
Las tasas de fecundidad femenina se han estancado y se cifran en torno
a los 1.3 hijos por mujer, lejos del 2.01
necesario para el relevo generacional.
La mortalidad general se mantiene en cifras bajas, aunque desde 1982 experimenta un ligero ascenso debido al
envejecimiento de la población. En la actualidad, la tasa de mortalidad en
España alcanza casi el 9%o. Las causas de la mortalidad general han
cambiado. Disminuye la importancia de las enfermedades infecciosas y aumentan las llamadas tres "C":
enfermedades cardiovasculares, cáncer
y accidentes de carretera. Además, están creciendo las enfermedades
ligadas al envejecimiento, como el Alzheimer o demencia senil, y las
enfermedades degenerativas, y las llamadas “enfermedades sociales”,
relacionadas con ciertos estilos de vida y hábitos sociales, como el
alcoholismo, el tabaquismo y la drogadicción.
La mortalidad infantil es hoy muy baja y principalmente neonatal en
torno al 3.32 (2015) niños muertos por cada mil
antes de cumplir el año.
La esperanza de vida ha aumentado también gracias a los progresos de la medicina hasta los 83.3 años en 2016. La mujer vive más años,
85.2, mientras que el hombre llega a los 80.2.
– Por sexos, la esperanza de vida es
mayor para las mujeres. En la actualidad, estas diferencias tienden a
reducirse, debido a la aproximación del estilo de vida entre ambos sexos.
– Por edad, las mayores ganancias en
esperanza de vida desde 1975 se registran en el grupo de las personas más
ancianas.
– Por estatus social, la esperanza de vida es más alta cuanto mayor es la cualificación
profesional y el nivel económico.
El crecimiento natural en el
régimen demográfico actual descendió hasta 1998. Desde entonces ha crecido levemente debido a la ligera
recuperación de la natalidad gracias a la aportación de la emigración
extranjera hasta el 2014. En la actualidad, el crecimiento de la
población española es negativo a partir de 2015, las defunciones están
superando a los nacimientos. Con estas perspectivas, la población española está
atascada, en retroceso y cada vez más,
envejecida.
2. Los desequilibrios territoriales en el movimiento natural de
la población
Actualmente, todas las comunidades autónomas poseen bajas tasas de natalidad, de mortalidad y de crecimiento natural. No obstante, existen
ciertos contrastes y desequilibrios evidentes. Esta estructura depende a su vez
de causas heredadas y actuales:
–
Las causas heredadas son el distinto comportamiento tradicional de la natalidad y las
diferencias de desarrollo económico, causantes de las migraciones. Aún hoy,
existen ligeros cambios de comportamiento entre las provincias con
predominio de la vida rural o con ciudades pequeñas y medias, que las
provincias dominadas por las grandes áreas metropolitanas.
–
Las causas actuales son los nuevos factores de desarrollo
económico a partir de la crisis
y la inmigración extranjera,
que desde 1998, aporta población joven y aumento de la natalidad. A partir de 2008, a consecuencia de la
crisis, algunas regiones han sufrido más el descenso de la natalidad que
otras, aunque, en líneas generales, todas se vieron afectadas. Las más
afectadas, las menos dinámicas, las de interior peninsular.
a)
Las comunidades autónomas con mayor dinamismo demográfico
En general, presentan una estructura
demográfica relativamente más joven, causada por un comportamiento tradicional más natalista (Andalucía, Murcia,
Baleares, Cataluña y las ciudades de Ceuta y Melilla), por haber sido foco de inmigración
interna en épocas pasadas (Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana,
Baleares) o por recibir una fuerte
inmigración extranjera.
b) Las comunidades autónomas en declive
demográfico (Galicia, el Norte y las comunidades del
interior peninsular), por la prolongada incidencia de la crisis industrial de
1975 y por contar en la actualidad con menor inmigración extranjera.
Con todo, España tiene una densidad de población de 92 habitantes por kilómetro cuadrado,
con densidades mayores en la costa y en la capital, y vacíos demográficos en el
interior. Los motivos económicos son los causantes de estos desequilibrios
Las migraciones son los movimientos de población en el espacio.
Emigración, salida de población de su lugar de origen o nacimiento.
Inmigración, llegada de población a un lugar de destino por
distintos motivos.
Saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración. SM= I-E si es positivo, indica inmigración, si es
negativo, emigración
1.-
Las migraciones interiores
Son
los movimientos de población dentro
de las fronteras de un país.
1.1. Las migraciones interiores tradicionales
Las
migraciones tradicionales se desarrollaron desde el siglo XIX hasta
1975. Los motivos eran laborales y los flujos
unidireccionales, del campo a la ciudad (éxodo rural) para
trabajar en la industria o en los servicios. El perfil era de una persona
joven poco cualificada, dedicada al campo y que, por la mecanización
de las áreas rurales, se ve en la obligación de acudir a la ciudad en busca
del empleo creciente en la industria, primero, y los servicios, después.
Los
tipos de migraciones fueron
-
Estacionales
y temporales,
para trabajar en la agricultura o en la construcción.
-
Definitivas del campo a la ciudad para conseguir trabajo
o ingresos más altos.
Las migraciones
tradicionales tuvieron su auge entre el último tercio del s. XIX y la
década de 1960. En un principio, tenían voluntad de retorno:
Siega, vendimia, recolección de aceitunas, también se desplazaban a las
ciudades a trabajar en las épocas del año en las que el campo no daba tanto
trabajo.
Éxodo rural: tuvo lugar entre 1900-1975. Es una migración entre áreas rurales y urbanas
con carácter definitivo o de larga duración. Motivación económica. Los lugares emisores son ambas Castillas,
Extremadura, Aragón, Galicia y Andalucía Oriental. Se dirigían a Cataluña, País Vasco y Madrid primeramente,
más tarde también a las nuevas áreas industriales del Mediterráneo y el valle del Ebro y a las zonas turísticas de Levante, Baleares y Canarias. Se pueden distinguir
tres etapas:
o
Primer
tercio del siglo XX: La filoxera y el inicio de la
mecanización trajo un exceso de mano de obra que se dirigió a Madrid,
Barcelona y el País Vasco. En muchos caso era una migración en Cascada:
aldea-cabecera comarcal-capital de provincia- metrópoli
o
Durante
la guerra civil y la posguerra: Las duras
condiciones de vida hace que el proceso
se estanque y que incluso aumente el número de regresos de la ciudad al
campo.
Entre 1950-75:
Es cuando el proceso alcanza su mayor volumen, las causas habría que buscarlas
en la mecanización del campo, el desarrollo
de la industrialización en las ciudades y el boom turístico. Así las zonas de destino se ampliaron y
formaron dos ejes peninsulares
el del Mediterráneo –desde Gerona a
Alicante- y el del Ebro- desde el
País Vaco a Tarragona-. A ello se le
unía Madrid, las Islas Baleares y
Canarias. La migración iba
directamente hacia las grandes ciudades
Las
consecuencias de las migraciones interiores tradicionales.
Las migraciones interiores
tradicionales, especialmente el éxodo rural, han tenido numerosas
repercusiones:
–
En el plano demográfico son las responsables de
los desequilibrios en la
distribución de la población: vaciamiento
del interior y grandes densidades en la periferia. También han influido
en la estructura por sexo y por edad al ser el hombre tradicionalmente el
emigrante, más que la mujer.
–
En el plano económico, en las áreas rurales, en un primer momento, las migraciones
permitieron aumentar los recursos de la población, pero con el tiempo
fue, pues al marchar la gente más joven y capacitada, descendieron la
productividad y el rendimiento. En las ciudades, la inmigración masiva
provocó problemas de suelo, vivienda, circulación, equipamientos y servicios.
–
En el plano social se produjeron problemas de
asimilación, al pasar los emigrantes de una comunidad rural, a una gran
sociedad urbana y competitiva. La integración no se produce en general
hasta la generación siguiente. El desarraigo de los emigrantes rurales a
la ciudad fue intenso, sobre todo en Cataluña y País vasco (charnegos y
maquetos).
– En el aspecto medioambiental, en las zonas de procedencia
de los emigrantes quedaron abandonados y se deterioraron ecosistemas
tradicionales; sobre todo, de montaña. En las grandes ciudades, el
crecimiento acelerado debido a la inmigración creó problemas de
contaminación atmosférica, ruido, etc.
1.2. Las migraciones interiores actuales
Las
migraciones actuales se desarrollaron desde 1975. Los motivos
son más variados: laborales
residenciales y de retorno. Los flujos pluridireccionales,
se dirigen hacia municipios urbanos de otras provincias, medianos y pequeños, incluso rurales. El perfil
es diverso persona joven, mayor,
poco cualificada o cualificada.
Desde
1975, el éxodo rural decayó. Con la
crisis las antiguas áreas migratorias como eran el País Vasco, Cataluña y Madrid perdieron su atractivo y el
saldo migratorio fue negativo o se redujo sustancialmente (salvo Madrid). Se
produjo el retorno de antiguos
emigrantes jubilados y de parados a sus áreas de origen. Actualmente el
éxodo rural presenta valores muy bajos. Los emigrantes se dirigen a los centros de actividad económica de su propia
provincia o CC.AA.
Las
consecuencias de las migraciones interiores actuales
– Las
migraciones laborales acrecientan
los desequilibrios demográficos y económicos entre las regiones y en el
interior de las comunidades autónomas y provincias. El turismo, el comercio y la administración se convierten en
los sectores claves de atracción migratoria. En menos medida destacamos
la construcción y las actividades agrarias, con un carácter más estacional.
– Las
migraciones residenciales intraurbanas causan el envejecimiento de las áreas urbanas centrales
emisoras e incrementan la población de las periferias receptoras, que exigen
dotaciones de equipamientos y servicios. Además, muchas áreas urbanas se
convierten en lugares de trabajo y pierde el factor residencial al ser los
precios del suelo muy altos.
– Las
migraciones de retorno de emigrantes provocan el sobreenvejecimiento en las zonas
receptoras de jubilados. Por otra parte, la instalación jóvenes neorrurales con hijos en pueblos casi
deshabitados puede incidir positivamente en el mantenimiento de escuelas y de
actividades tradicionales.
– Los movimientos pendulares relacionados con el trabajo ocasionan problemas
de circulación en los accesos a las grandes ciudades en las horas punta,
fines de semana y los relacionados con el ocio. Esto trae un incremento de
los ingresos en las zonas receptoras.
2.-
Las migraciones exteriores
Son
movimientos de población fuera de las fronteras
del propio país. Desde mediados del siglo XIX y hasta la crisis de 1975,
España fue un país de emigrantes. El destino, América y Europa occidental.
2.1.
Emigración transoceánica o a ultramar
Aunque hubo un importante foco
de emigración de valencianos hacia la nueva colonia francesa de Argelia, el principal foco de
interés del emigrante español se dirigió a América
Latina.
Etapa de auge
hasta 1914 que se inicia la
Primera Guerra Mundial. Los países latinoamericanos necesitaban inmigrantes
para explotar sus recursos y construir grandes infraestructuras cono el canal
de Panamá, ferrocarriles y puertos. Fue una salida para los jóvenes que no
podían vivir del campo. La mayoría procedían de Galicia, Asturias y Canarias y su destino: Argentina, Cuba y Brasil. Las
dos últimas necesitaban mano de obra tras la abolición de la esclavitud. Perfil de emigrante: varón, soltero de
baja cualificación
Etapa de caída de
la emigración (1914-1945)
debido a las guerras, crisis de 1929 y posguerra que ocasionó dificultad para
salir al exterior por bloqueo internacional a España.
Etapa de
recuperación de 1945 a 1960 por
levantamiento del aislamiento internacional por parte de la ONU y el cambio de
actitud de Estados Unidos respecto al régimen de Franco. Los emigrantes siguen
siendo gallegos mayoritariamente, como destino se une Venezuela a los anteriores. El perfil cambió, ahora son familias y los trabajadores tienen mayor cualificación,
son técnicos y agricultores preparados para poder desarrollar la economía e
industria de los países receptores.
Etapa de descenso desde 1960 provocada por un declive en la economía
latinoamericana. En la actualidad predominan los retornos aunque existen
emigraciones de técnicos de alta formación reclamados por las multinacionales españolas que tienen
negocios allí.
2.2.
Emigración a Europa
Hasta
mitad del siglo XX fue escasa y estacional, procedente del campo. También se
fueron refugiados políticos de la Guerra Civil.
El periodo de
mayor auge fue de 1950 a 1973.
Se trató de una emigración permanente. En Europa tras la Segunda Guerra
Mundial, para la reconstrucción económica se necesitaban muchos trabajadores
que no se cubrían con los del país. Por parte de España, favoreció la
emigración el fuerte crecimiento
demográfico de estos años, la escasa industrialización de nuestro país y los
elevados salarios europeos.
El perfil de los emigrantes:
jóvenes poco cualificados, procedían de
todas las regiones de España y los destinos principales fueron Francia, República Federal Alemana y Suiza.
Desempeñaron los trabajos menos cualificados y peor retribuidos en la minería,
la construcción la industria y el servicio doméstico.
A partir de 1973 la emigración decayó. Muchos regresaron. Ahora se
mantiene una emigración temporal para trabajar en tareas agrarias o de
construcción. En
total, casi 2 millones de
españoles salieron hacia Europa en esos años.
2.3. Consecuencias de la emigración al exterior
Las migraciones exteriores,
primero, a América Latina y, más tarde, a Europa han tenido importantes
consecuencias demográficas, económicas y sociales.
a) Las consecuencias demográficas
se manifestaron en la
disminución de los efectivos de población españoles y en su distribución, pues
la distinta participación de las regiones en las corrientes migratorias ha
contribuido a los desequilibrios
actuales en el reparto espacial de la población.
b) Las consecuencias económicas
fueron por una parte positivas,
pues aliviaron el fuerte crecimiento natural y el paro; además las divisas enviadas por los emigrantes
contribuyeron a financiar el desarrollo económico español y a reducir el
déficit comercial. Pero también hubo consecuencias negativas, porque
muchos ahorros no favorecieron a las
áreas de partida de los emigrantes, ya que los bancos los invirtieron en
las zonas más desarrolladas.
c)
Las consecuencias
sociales
en los países de destino fueron el desarraigo, al incorporarse a sociedades
cuya lengua y costumbres desconocían; las penosas condiciones de vida, alejados
de la familia y en viviendas de poca calidad.
2.4.
La emigración exterior en la actualidad
España ha dejado de
ser un país de emigración. Razones:
mayor formación de la mano de obra, aumento del nivel de vida y competencia
para encontrar puestos de trabajo, en los peor remunerados se compite con otros emigrantes de países
menos desarrollados y en los mejor pagados con los nacionales.
Tras
la crisis de 2008, el panorama vuelve a cambiar, la
entrada de emigrantes es cada vez menor, mientras que aumentan el número de salidas de españoles hacia el extranjero. El perfil
de emigrante también cambia, siendo ahora un joven, de ambos sexos y con formación alta, quienes buscan trabajo
en aquellos países europeos y americanos que posibilitan mayores oportunidades
de empleo.
3.
La inmigración extranjera
3.1. Características de la inmigración extranjera
España está recibiendo un elevado volumen
de inmigrantes. Así, en 2016, la población extranjera superaba los 4,41 millones. Se diferencian los
extranjeros nacionalizados,
españoles de pleno derecho; los inmigrantes legales, que mantienen su
nacionalidad y los ilegales,
que no están regulados por las
administraciones.
Las causas por parte española, son necesidad de mano de
obra en empleos de baja
cualificación: en construcción, agricultura, pesca, minería y servicios
personales y limpieza. Las regularizaciones de inmigrantes ilegales y
el reagrupamiento familiar, han atraído a nuevos inmigrantes. Proceden de África
(Magreb y países Subsaharianos) y por los lazos histórico-culturales de América Latina. También personas
del centro y norte de Europa (muchos son jubilados con nivel de vida
medio-alto), otros, de países del
Este.
Por parte de los inmigrantes
extranjeros influyen motivos económicos (posibilidades de
trabajo o de negocio) y motivos políticos (persecuciones, falta de derechos
políticos). Su destino principal son las comunidades con grandes centros
urbanos y de servicios: Recientemente, la saturación del mercado laboral de
estas regiones ha provocado algunas migraciones hacia las comunidades del
interior y del Cantábrico.
3.2. Consecuencias de la inmigración
a) Consecuencias
demográficas: Los inmigrantes han contribuido decisivamente al crecimiento
demográfico.
b) Consecuencias
económicas: La inmigración aporta
población activa, que desempeña las tareas más duras y peor
remuneradas, colabora al crecimiento del PIB, aporta más dinero a las
arcas públicas del que consume en educación y sanidad.
c) Consecuencias
sociales destacamos
las siguientes:
–
Han surgido actitudes
xenófobas o racistas.
–
Muchos inmigrantes sufren
duras condiciones laborales
– Las dificultades de integración, debidas a las diferencias culturales,
lingüísticas y religiosas, pueden suscitar tensiones con la población
autóctona.
3.3. La política inmigratoria española
España lleva a cabo una
política inmigratoria con el fin de que la
inmigración resulte beneficiosa para todas las partes implicadas.
a) El marco de
la política inmigratoria está constituido por:
–
La política de la UE sobre
asilo e inmigración.
Supone el establecimiento de un sistema común de asilo y de visados y la
cooperación de los miembros contra la inmigración clandestina.
–
La Ley de Extranjería regula todos los aspectos de la inmigración:
entrada en el país, modalidades de presencia (estancia o residencia), derechos
y libertades, condiciones de trabajo y procedimiento de expulsión o
repatriación.
Con los últimos atentados
vividos en París y Bruselas, la UE está planteando una nueva política
de inmigración con el objetivo de mejorar la seguridad aumentando el control
y endureciendo las políticas comunitarias en este sentido.
b) Las medidas principales de la política de inmigración
española son las siguientes:
– La colaboración con los países emisores en el control de la emigración.
– La ordenación de los flujos, determinando el tipo de inmigrantes que
necesita España y organizando su llegada mediante la firma de convenios
con los países de origen.
– El impulso de la integración de los inmigrantes.
– La lucha contra la inmigración clandestina y
el terrorismo internacional.
Crecimiento real de la población
Crecimiento real es la suma del crecimiento natural más el saldo
migratorio: CR=CN+SM.
Desde mitad del XIX y hasta principios del siglo XX el crecimiento fue
bajo. Se elevó
de 1900 a 1975 sobre todo en década de los 60 debido
al crecimiento natural propio de la transición demográfica. Fue muy bajo desde
entonces y en la actualidad ha crecido por la inmigración aunque, desde
el 2014, el CR en España está siendo negativo.
La estructura de la población española.
1. La estructura por sexo y edad de la población española.
1.1. La estructura por sexo
La estructura por sexo es la
relación entre el número de hombres y mujeres que componen una población. Se
mide mediante las tasas.
Los factores que influyen en la estructura por sexo son el
nacimiento siempre de un mayor número de niños (unos 105 por cada 100 niñas), la mayor
esperanza de vida de las mujeres y las migraciones, dado que suelen emigrar más
los varones. En España, estos factores hacen que en las edades jóvenes
predominen los hombres. Sin embargo, en la edad adulta madura se igualan y al
final predominan las ancianas
1.2. La estructura por edad
La estructura por edad es la
composición de la población por grupos de edad: jóvenes (0-14 años); adultos
(15-64 años) y ancianos (65 años y más). Se mide calculando los índices.
Esta se considera joven cuando el porcentaje de jóvenes supera el 35% y
envejecida, cuando el porcentaje de ancianos supera el 12%.
Los factores que influyen en la estructura por edad son: la
natalidad, en el número de
jóvenes; la esperanza de vida
en el número de ancianos, y las
migraciones, dado que los migrantes son habitualmente jóvenes. En
España, la estructura por edad se encuentra envejecida, pues los jóvenes
representan un bajo porcentaje y los ancianos están muy por encima del 12%. Las causas del envejecimiento son el fuerte
descenso de la natalidad desde 1975, que ha reducido el número de jóvenes y
el aumento de la esperanza de vida.
– Las comunidades con mayor porcentaje de
jóvenes son las que poseen tasas de
natalidad relativamente más altas o las fuertemente inmigratorias (Madrid y litoral mediterráneo).
– Las comunidades más envejecidas son las que en el pasado se vieron muy
afectadas por la emigración y cuentan actualmente con bajas tasas de natalidad
emigrantes (Galicia y el interior
peninsular).
Las consecuencias del
envejecimiento son la desaceleración económica porque reduce
la población activa y la capacidad de innovación y
la elevación de los gastos en pensiones, sanidad y cuidados para los
ancianos, que afectan a la viabilidad
del Estado del bienestar. Con la llegada de la crisis, estos servicios
se han visto reducidos por los recortes de la administración, provocando un
descenso evidente en la calidad de vida de muchos ciudadanos.
2. La estructura
económica de la población española.
La estructura económica de la población estudia la población que contribuye
con su actividad al proceso productivo y los distintos sectores en que se
desarrolla esa actividad.
2.1.
La población activa e inactiva
La población activa es el conjunto de personas, que en edad de trabajar (16-67), que busca un empleo remunerado.
Distinguimos, la población con empleo remunerado (ocupada) y a la que no
tienen trabajo y lo buscan, (población activa desocupada).
La población inactiva es la que no realiza un trabajo remunerado ni se encuentra
disponible para desempeñarlo, como
pensionistas, rentistas, incapacitados y estudiantes. Existen diversos
índices para medir la actividad de una población, como la tasa de actividad, la
tasa de paro y la tasa de dependencia.
2.1.1. La tasa de actividad
Es
el porcentaje que mide la actividad de empleo de una población. Esta tasa divide la población activa entre la
población mayor de 16 años en edad de trabajar
y se compone de personas ocupadas y personas en paro. Actualmente,
en España, esta tasa se sitúa en torno al 59,5% en 2015.
a) La evolución de la tasa de
actividad en España ha pasado por diferentes etapas:
- Entre principios del siglo XX y la década de 1990, la tasa de actividad descendió,
debido a la emigración y al aumento de la tasa de dependencia. El aumento de la tasa de dependencia de los
jóvenes se ha debido al retraso hasta los 16 años de la edad mínima legal para
trabajar y a la prolongación de la escolaridad obligatoria.
- Desde 1991, la tasa de actividad ha experimentado un
fuerte crecimiento porque implantó un nuevo sistema de elaboración de
la Encuesta de Población Activa –EPA– y porque las mujeres continúan incorporándose al mercado laboral.
b) La tasa de actividad presenta variaciones según el sexo, la edad y el territorio.
– En función del sexo, la tasa de actividad femenina, partiendo de cifras bajas y de
descensos durante las épocas más intensas del éxodo rural, aumenta desde la década de 1970. Este hecho se ha visto
facilitado por motivos ideológicos (cambio de mentalidad sobre su papel en la
sociedad), demográficos (control de la natalidad) y económicos (crecimiento del
empleo en el sector terciario y necesidad familiar de un segundo salario).
– En función de la edad, la tasa de actividad de las mujeres decrece, pues algunas desde los 30
años, abandonan el trabajo al formar una familia, ante las dificultades para
conciliar la actividad laboral y la vida familiar. Además, las personas de más
de 50 años y menores de 25 tienen más dificultades a la hora de encontrar
empleo.
– En función del territorio, las tasas de actividad son más altas en las comunidades de mayor dinamismo
económico, Madrid, País Vasco, Valencia
y Cataluña, y menor en las comunidades más pobres, como Andalucía, Galicia, ambas
castillas y Extremadura.
2.1.2. La tasa de paro
a) La evolución de la tasa
de paro ha pasado por diferentes etapas:
– Hasta 1973 no fue un problema grave (no superaba el 3% de la población activa), Desde
entonces se han sucedido épocas de mayor paro en las crisis económicas y se en
otras ha disminuido ante coyunturas económicas más favorables o por reformas
legislativas que flexibilizan el empleo y crean nuevos tipos de contrato para
facilitar el trabajo, sobre todo de los jóvenes.
– En la actualidad, las cifras de paro se deben principalmente al aumento de la productividad,
que reduce la necesidad de mano de obra, y a coyunturas económicas recesivas,
como la iniciada en 2008, que ha elevado nuevamente la población parada. En la
actualidad, en 2018, las cifras de paro se sitúan en torno al 17%. Existe una característica básica en nuestra tasa de
paro y es su carácter
estacional. Hay periodos durante el año donde el paro desciende
por las necesidades económicas del país (turismo).
b) La tasa de paro
presenta variaciones en función del sexo (mayor paro femenino),
la edad (mayor desempleo juvenil), el nivel de instrucción (más paro
cuanto menor cualificación), la época del año (paro estacional tras la
recolección de las cosechas y la reducción de la demanda hotelera en invierno) y
la comunidad autónoma (más paro en las de menor dinamismo económico y mayor
peso de la población joven, como Extremadura y Andalucía).
2.2.
Los sectores económicos
La población activa se distribuye en tres sectores económicos: primario,
secundario y terciario.
La evolución de estos sectores en España ha pasado por varias etapas
desde principios del siglo XX.
a) El sector primario incluye las
actividades dedicadas a la obtención de materias primas: Alcanza cifras muy
bajas (4,1% en 2015).
– En el primer tercio del siglo XX, su descenso estuvo
relacionado con la fase inicial del éxodo rural. Se recuperó en la Guerra Civil y la posguerra y después continuó su declive hasta la
actualidad. No obstante, todavía cabe esperar que baje más, a medida que
la modernización agraria obligue al abandono de las explotaciones poco
rentables.
b) El sector secundario comprende las
actividades destinadas a la transformación de las materias primas: la industria
y la construcción. A principios del siglo XX ocupaba a un escaso porcentaje de
la población debido al insuficiente desarrollo industrial. Desde entonces ha
tenido un crecimiento fluctuante hasta situarse en cifras similares a las de
otros países industrializados europeos (20,9% en 2015).
– En el primer tercio del siglo XX, la
población ocupada en el sector secundario creció con el impulso dado a la
industria y a las obras públicas por la dictadura de Primo de Rivera. Se frenó durante la Guerra Civil y la posguerra,
y aumentó considerablemente en
los años de los planes de
desarrollo y el aumento de la construcción en las ciudades industriales y
áreas turísticas
– Desde 1975, la población activa de este sector disminuyó por la
crisis económica, que fue sobre todo industrial y se produjo el trasvase de
parte de su población al sector terciario. Además, la industria moderna utiliza
nuevas tecnologías que requieren menos manos de obra y demanda cada vez más
servicios a la producción.
c) El sector terciario incluye las actividades
que proporcionan servicios: transporte, comercio, turismo, sanidad, educación o
finanzas. A principios del siglo XX ocupaba también a un escaso porcentaje de
la población (17,8%), debido al bajo nivel de vida. Desde entonces ha crecido,
salvo el paréntesis de la Guerra Civil, hasta ocupar en la actualidad a la
mayoría de la población (75% en 2015). Las causas de este crecimiento han sido
las siguientes:
– El aumento del nivel económico y del nivel de vida
– Los cambios operados en los otros sectores económicos han favorecido al sector terciario: la mecanización agraria, primero, y la
crisis industrial después.
– El incremento de los servicios públicos por la
creación de la administración autonómica y europea y el desarrollo del Estado
del bienestar.
– La
creciente incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar
se realiza básicamente en este sector.
La distribución espacial de la población ocupada por
sectores económicos muestra un peso del sector primario superior en
el interior peninsular, Galicia,
Andalucía y Murcia; el predominio del sector secundario en La Rioja, Navarra, el País Vasco, y
Cataluña, y la terciarización de Madrid, las zonas turísticas de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
El futuro de
la población española.
España está experimentando
profundas transformaciones demográficas desde 1975. Ha dejado de ser un país
natalista, joven y emigratorio, para convertirse un país con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo,
envejecido e inmigratorio. Estos cambios conllevan otros de orden
económico, social y cultural. Por eso, los expertos realizan proyecciones
demográficas de futuro, para poder planificar temas como la necesidad de
plazas escolares o de residencias para la tercera edad; el gasto sanitario, o
en pensiones; las ayudas sociales; etc.
1.
Futuro del movimiento natural
a) La tasa de natalidad, durante las décadas de 2020-2050
probablemente decrecerá, al llegar a la edad fértil las mujeres españolas
nacidas en la época de mayor descenso de la natalidad (1985-1995). La
fecundidad dependerá de la inmigración extranjera y de las pautas evolución de la fecundidad de
las mujeres españolas. La fecundidad se facilitaría con ayudas directas a la
natalidad, medidas estables y eficaces de apoyo a las familias.
b) La tasa de mortalidad, actualmente baja, crecerá hasta tasas medias
debido al constante envejecimiento de la población. Paralelamente, la esperanza
de vida aumentará por las mejoras sanitarias y de la calidad de vida.
c) El crecimiento natural, se ha vuelto negativo desde 2014 y se espera
que continúe así sino cambian las perspectivas demográficas.
2.
Futuro de los movimientos migratorios
a) Las migraciones de la población
española mantendrán el predominio de las migraciones internas
interurbanas, intrarregionales e interprovinciales y un aumento moderado de la
emigración al exterior.
b) La inmigración extranjera
es muy difícil de prever, ya que depende de factores como el número de
retornos que se puedan producir y el mantenimiento de España como destino inmigratorio.
Ambos estarán condicionados a su vez por la evolución de la situación
económica.
c) Futuro del crecimiento y de la
estructura de la población
El lento descenso de la población continuará hasta 2050 por el envejecimiento de la población, el aumento
de la emigración hacia las áreas desarrolladas y el descenso de la de la
inmigración. Estos índices podrían variar en los próximos años.
En la estructura por sexo seguirán predominando los varones entre los
jóvenes y, las mujeres, entre las ancianas. No obstante, las diferencias
numéricas entre los sexos tenderán a acortarse a medida que el estilo de vida
de las mujeres se aproxima al de los varones.
En la estructura por edad, hacia 2050 España será uno de los países más envejecidos del mundo.
Para paliar los problemas
derivados del envejecimiento, existen diversas soluciones. La OCDE recomienda el retraso en la
edad de la jubilación, la eliminación de las prejubilaciones y el fomento de
los fondos de pensiones. Frente al gasto médico, la prevención y un uso
más racional de los recursos sanitarios. Y frente a los cuidados y
atenciones que requieren los ancianos, la implantación de servicios de apoyo y
“respiro” a las familias que conviven con los ancianos y la creación de
residencias para la tercera edad.
d) En la estructura económica
La tasa de actividad crecerá hasta 2020, sobre
todo la femenina. Para paliar la desaceleración económica derivada de este hecho, debe
fomentarse la incorporación al trabajo de jóvenes y mujeres y la inmigración
extranjera. También es necesario combatir la desigualdad de las mujeres
en el empleo en cuanto a salarios y acceso a los puestos de
responsabilidad.
Por otra parte, el incremento de la terciarización de la
actividad económica aumentará el
porcentaje de población empleada en el sector servicios, a costa de los otros
dos sectores.
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