bloque 7: El espacio urbano
A. El concepto de ciudad
El concepto de ciudad es complejo y resulta de
la combinación de varios criterios.
Criterio cuantitativo: Una ciudad es una
población con más de 10.000 habitantes según el INE.
Criterio cualitativo: dependen de diferentes criterios:
1. Morfológico: Una ciudad tiene un poblamiento concentrado, alta densidad de
edificación, viviendas colectivas
2. Funcional: Se basa en actividades de industria y servicios
3. Sociológico: Gran diversidad social, relaciones más impersonales y anónimas
4. Espacial: Organiza el espacio hasta donde actúa su zona de influencia
B. El proceso de urbanización
1.
La
urbanización preindustrial.
El proceso de urbanización preindustrial comprende desde el origen
de las ciudades hasta el inicio de la industrialización en el siglo XIX.
Los rasgos característicos son:
a) La tasa de urbanización, o
porcentaje de población urbana, fue
modesta. La mayor parte de la población se estableció en las áreas
rurales.
b) Los factores que favorecían la localización
eran de carácter: estratégico-militares, político-administrativos,
económicos, religiosos y culturales.
c) Las etapas del proceso de
urbanización preindustrial:
1.1 La urbanización en la Antigüedad
En la Antigüedad aparecieron las primeras ciudades españolas ligadas a la colonización
fenicia, griega y cartaginense. Estos pueblos crearon factorías comerciales
en las costas mediterráneas y suratlántica para explotar los recursos
minerales, agrarios y artesanales: Cádiz,
Rosas, Sexi, Ampurias o Cartagonova.
La romanización, iniciada a finales del siglo III a.C., supuso la fundación de
numerosas ciudades, como Barcelona, Tarragona, Toledo, Sevilla, Mérida, Valencia
o Zaragoza. Sus funciones eran político-militares, administrativas, y
económicas (la explotación de recursos). Además, los romanos crearon las
calzadas para facilitar el control comercial
y militar del territorio. Las ciudades romanas se organizaban en torno a dos vías de comunicación que se
cruzaban en el centro o foro, lugar en donde se situaban los edificios
principales. Estas vías eran el decumano
(E-O) el cardo (N-S). El plano era
ortogonal. La decadencia del
poder romano y las invasiones germánicas
condujeron a una fase de desurbanización
a partir de finales siglo IV. Muchas ciudades desaparecieron o se redujeron
considerablemente el número de habitantes.
1.2. La época medieval
En la Edad Media se produjo una nueva
fase urbanizadora, en dos espacios distintos, el musulmán y el cristiano.
– El espacio musulmán, tras la invasión del año 711, se extendía
desde el sur hasta las montañas del norte peninsular. En algunos casos, los
musulmanes fundaron ciudades nuevas, como Madrid, Murcia o Almería, pero la
mayoría de las veces aprovecharon asentamientos anteriores que revitalizaron
como, Toledo, Granada o Córdoba (esta última, la más poblada de Europa durante
la época califal con casi 100 mil habitantes). Con el avance de la Reconquista,
las ciudades musulmanas pasaron a dominio cristiano y sus habitantes fueron
expulsados o segregados en barrios aparte (morerías y juderías). Las calles
tenían una trama estrecha y sinuosa
y no había un orden establecido.
– El espacio cristiano, limitado a las áreas montañosas del norte peninsular que
escaparon al dominio musulmán, tuvo inicialmente una vida urbana escasa. En los
siglos XII y XIII, la urbanización alcanzó un mayor florecimiento gracias a la
reactivación del comercio, que favoreció a las ciudades situadas a lo largo de
las rutas comerciales; también en los grandes puertos como Barcelona y Sevilla y
a lo largo del Camino de Santiago, que funcionaba como vía de peregrinación y
de comercio. Las ciudades cristianas fueron pequeñas y sujetas a calles
estrechas sin tramo planificado.
Durante el periodo
medieval todas las ciudades estaban sujetas a un recinto amurallado.
1.3. La urbanización en la Edad Moderna
En la Edad Moderna, la urbanización
experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y
política de cada momento.
– En el siglo XVI, hubo un crecimiento urbano continuado motivado por el aumento de la
población, la expansión económica basada en el comercio con América, y el
poderío político-militar de los Austrias. Madrid,
fue elegida como capital por Felipe II (1563).
– En el siglo XVII, la urbanización se estancó, debido a la crisis demográfica y
económica y a las importantes pérdidas territoriales. Las ciudades castellanas,
perdieron importancia en relación con las de la periferia peninsular.
– En el siglo XVIII, con la nueva dinastía de los Borbones, el proceso de urbanización se reanimó, gracias
a la recuperación demográfica y económica. Las ciudades que más crecieron
fueron la capital, Madrid, y las ciudades especializadas en el comercio
marítimo, en especial Cádiz y Valencia.
2. La
urbanización industrial
Comprende desde el
inicio de la industrialización en el
siglo XIX hasta la crisis económica de 1975. Los rasgos característicos
de esta etapa son:
a) La tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento, pues el
incremento de la población urbana superó al de la población rural.
b) Los factores que favorecieron este crecimiento fueron administrativos
(la nueva división provincial realizada en 1833 impulsó el crecimiento de las
ciudades elegidas como capitales de provincias), y económico-sociales
(el nacimiento y desarrollo de la industria moderna en las ciudades atrajo a la población campesina).
c) Las etapas de la urbanización industrial son cuatro:
1.
Hasta
mediados del siglo XIX,
la concentración demográfica
en las ciudades fue pequeña.
2.
Desde
mediados del siglo XIX a la Guerra Civil (1936), el
crecimiento urbano fue manifiesto y la tasa de urbanización casi se dobló. El factor principal de crecimiento urbano era
la industria.
3.
La
Guerra Civil y la posguerra (1936-1959) ralentizaron
el crecimiento urbano. El fomento de la industria básica por la política
autárquica permitió el crecimiento de las ciudades donde se instaló. Así
comenzó a formarse el triángulo urbano-industrial del nordeste con vértices en
Madrid, Barcelona y Bilbao.
4.
La
etapa del desarrollo (1960 y 1975) fue
la de mayor crecimiento urbano del
siglo. Los factores que lo permitieron fueron la industria y, en menor medida, las actividades terciarias: Las
grandes ciudades concentraron el crecimiento demográfico de este período y se
extendieron en el
espacio, constituyendo amplias periferias. Estas llegaron a unirse con
municipios vecinos, formando áreas metropolitanas y otras aglomeraciones
urbanas.
3.
El proceso de urbanización en la etapa postindustrial
La crisis 1975 introdujo cambios en el proceso de
urbanización que dieron paso a una nueva etapa conocida como urbanización
postindustrial. Estos cambios afectaron a España a partir de 1980 y han sido
los siguientes:
a) La tasa de urbanización ha desacelerado su
crecimiento. Las
causas han sido la reducción del crecimiento natural, la paralización del éxodo
rural a raíz de la crisis industrial, y la flexibilización del sistema
productivo.
b) Los
factores de la urbanización cambian:
– La
industria pierde peso
como factor de urbanización. Primero, por la crisis de 1975 y luego, por
la nueva tendencia de la producción industrial a dispersarse en el espacio.
– Las actividades
terciarias ganan importancia como
factor de urbanización; especialmente, en las grandes metrópolis donde se
localizan los servicios avanzados y los centros de decisión y gestión de las
empresas, en las regiones turísticas.
c) Se frena la concentración del crecimiento demográfico en las
grandes ciudades, aunque estas siguen extendiendo su área
urbanizada.
– En
la década de 1980, las grandes ciudades
frenaron su crecimiento e incluso decrecieron en ciertos casos, debido a la
reducción de la natalidad y de la inmigración motivada por la crisis económica
(salvo Madrid). Desde mediados de la década de 1990, recuperaron el crecimiento, por la inmigración extranjera unido a
una leve alza de la natalidad. Sin embargo, el porcentaje de concentración de
la población en las grandes ciudades sigue decreciendo. La razón es la difusión
de parte de la población y de las
actividades económicas hacia ciudades medias y pequeñas, e incluso
hacia núcleos rurales próximos, que ofrecen menor saturación y precios más baratos.
– El
resultado de esta difusión es la extensión del área urbanizada
por espacios cada vez más amplios. Este fenómeno, conocido como “dispersión de
la urbanización” o “urbanización difusa” (fenómeno de
propagación de una ciudad y sus barrios hacia la
tierra rural en la periferia de una zona
urbana). Los
residentes de los barrios en expansión tienden a vivir en casas unifamiliares y
a desplazarse en automóvil al trabajo no
significa una pérdida de primacía de las grandes ciudades.
C. La morfología urbana
Es el aspecto externo que presenta la
ciudad. Los factores que influyen son: el emplazamiento o situación, el plano, la construcción y los usos del
suelo
Emplazamiento urbano o situación: espacio
concreto sobre el que se asienta una ciudad. Depende de las
características del medio físico
(topografía o relieve) y sobre todo de la función o funciones para la
que se creó la ciudad. Así, las ciudades fundadas con fines defensivos se emplazan sobre colinas, las surgidas con función comercial, a lo largo de vías
de comunicación, las portuarias en la costa, etc... Está
relacionada con la función de la ciudad respecto al entorno (dominio político o
militar, control de una ruta comercial, mercado para áreas de economías distintas,
etc.).
Plano urbano: conjunto formado por las superficies construidas de la
ciudad: edificios, calles, plazas y parques. Aquí se analiza la forma del plano urbano sobre la superficie. Puede ser:
·
Plano irregular:
disposición de las superficies construidas y libres de la ciudad caracterizada
por poseer calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas. Este
plano es típico de muchas ciudades antiguas y medievales y de muchos barrios
obreros del siglo XIX.
·
Plano radiocéntrico:
disposición del espacio urbano en calles radiales y concéntricas respecto al
centro. Puede ser regular o irregular (Vitoria-Gasteiz). Facilita las
comunicaciones entre el centro y la periferia de las ciudades. Las calles
poseen avenidas amplias.
·
Plano
ortogonal, en cuadrícula o damero: está formado por calles que
se cortan en ángulo recto.
·
Plano
lineal: disposición de los edificios en torno a una vía de comunicación
importante.
·
Plano
Compuesto: estaría compuesto por trazados diferentes debido a cuestiones
diversas.
La construcción: Incluye la trama: disposición de los edificios puede ser compacta o
cerrada y abierta y la edificación:
que, a su vez, puede ser colectiva
o individual
Los usos del
suelo: son las
diferentes utilizaciones del espacio urbano, comercial, negocios, ocio, industrial, residencial, cultural…
La estructura urbana es la división de la
ciudad en áreas con morfología y funciones características. Así, la
ciudad se divide en CASCO ANTIGUO, ENSANCHE Y PERIFERIA. En
España, como el proceso de urbanización ha sido largo, la morfología es
compleja.
D. 1. La ciudad preindustrial: el
casco antiguo.
El casco antiguo es la parte
de la ciudad urbanizada desde su origen hasta el inicio de la industrialización
a mediados del siglo XIX. Ocupa una pequeña superficie de la ciudad actual,
pero tiene un importante valor, por el legado cultural que contiene. Por
ello, muchos han sido declarados conjunto
histórico-artístico, y otros, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
(Toledo, Mérida, Segovia, Santiago).
Por su larga historia, el casco antiguo acumula elementos muy
dispares pertenecientes a diversas etapas, desde el nacimiento de la ciudad
hasta la actualidad. Suelen ser los lugares donde se alberga los monumentos
históricos y culturales, las sedes de los ayuntamientos y el foco de atracción
turística y comercial de las ciudades. Su papel como áreas de vivienda se ha
visto reducido en los últimos 40 años.
1. La herencia de la época preindustrial: el casco antiguo concentra la herencia de
la época preindustrial. Casi todas las
ciudades estaban rodeadas de murallas, el plano solía ser irregular,
la trama urbana era cerrada, aunque muchas casas poseían patios, corrales y huertos. En la edificación
predominaban las casas unifamiliares de baja altura. Además, había edificios
destacados, que varían según el período histórico: iglesias, plazas, mezquitas,
palacios, etc. Los usos del suelo eran diversos (multifuncionalidad),
había cierta especialización en barrios para los distintos gremios de
artesanos y comerciantes. Socialmente en la ciudad coexistían
diversos grupos. No obstante, existía cierta
jerarquización: el centro, vivía la élite de la ciudad, que
concentraba el poder político y religioso; los trabajadores vivían en la
periferia, y las minorías étnicas y religiosas, en barrios aparte (juderías y
morerías).
Estas características comunes de los cascos antiguos varían en cada
caso según las aportaciones realizadas por las diferentes sociedades
preindustriales a lo largo de la historia.
a) La
ciudad romana suele presentar plano
regular, derivado del campamento militar: calles en damero y dos vías
principales de norte a sur –cardo– y de
este a oeste –decumano–. En el
cruce de ambas se encontraba el foro
(centro principal de la ciudad) y los edificios principales.
b) En la
Edad Media se configuraron los
cascos antiguos de la mayoría de las ciudades españolas. Las dos culturas
peninsulares, musulmana y cristiana, realizaron sus aportaciones a la
morfología urbana.
– La ciudad musulmana, tenía un núcleo principal amurallado, la medina, donde se situaban los edificios principales: la
mezquita, el zoco o mercado y los barrios residenciales. Fuera de ella
estaban los arrabales o barrios de los trabajadores.
– La ciudad cristiana también estaba amurallada. Su centro solía ser un castillo o una
iglesia y poseía plazas para
la celebración del mercado. Sus planos eran variados: irregulares, radiocéntricos,
lineales, o en damero.
c) En el Renacimiento se crearon
nuevos barrios de plano regular más allá de las antiguas puertas.
También plazas mayores, que
instalaron el mercado y el ayuntamiento, y se rodearon de edificios con
fachadas uniformes. Desde las plazas se abrieron nuevas calles, o “calles
mayores”, de trazado rectilíneo. Los edificios principales de este período
fueron los ayuntamientos, situados junto a la iglesia o el mercado; los
palacios y los conventos.
d) En el
Barroco y la Ilustración tras superar la crisis del barroco, se embelleció las ciudades. Se crearon calles amplias y rectas
trazadas en perspectiva, grandes plazas, jardines, fuentes paseos arbolados
y nuevos barrios de construcción homogénea. También se construyeron
edificios monumentales, religiosos y civiles: hospitales, hospicios,
edificios administrativos y culturales. Además se mejoraron las
infraestructuras de abastecimiento e higiene.
2. Las transformaciones de la época
industrial: La ciudad preindustrial sufrió notables modificaciones como resultado
del proceso de industrialización, que tuvo lugar entre mediados del siglo XIX y la década de 1960. Estas transformaciones pueden sintetizarse
en reformas del plano, densificación de la trama, renovación y
verticalización de la edificación, cambios en los usos del suelo y
creciente segregación social.
a) El plano experimentó reformas interiores y políticas de renovación, que
afectaron a los sectores más valorados. En el resto, se inició un proceso de
deterioro morfológico y social, que en algunos casos se mantiene hasta la
actualidad.
– Las reformas interiores
del siglo XIX y del primer tercio del siglo XX
consistieron en la rectificación y el alineamiento de calles y en la apertura
de nuevas calles y plazas.
En la segunda mitad del
siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX se abrieron nuevas plazas y
se construyeron grandes vías inspiradas en el modelo de París, (Gran Vía
de Madrid).
A partir de ellas se
renovaron las calles próximas, aprovechando el alto valor del suelo.
– Las políticas de renovación de la década de 1960 se propusieron sacar mayor rentabilidad al suelo urbano. Así, parte
del plano del casco antiguo se destruyó con la apertura de nuevas calles o
con la modificación de su trazado.
b) La trama se densificó en la época industrial para aprovechar más el espacio. En la
edificación, algunos edificios eclesiásticos desamortizados se reutilizaron
para otras funciones que exigían ubicaciones en el centro urbano (diputaciones,
delegaciones del gobierno, cuarteles, hospitales, centros culturales,
bibliotecas y museos). Otros edificios unifamiliares
de una o dos plantas fueron sustituidos por viviendas colectivas y en altura, con un estilo diferente.
Entre
finales del siglo XIX y principios del siglo XX adoptaron el estilo
historicista, que utilizaba o mezclaba varios estilos históricos
(neoclásico, neobarroco, neogótico. En la década de 1960, los edificios se verticalizaron más y adoptaron el
estilo moderno, que desentonaba manifiestamente con los edificios del entorno.
c) Los usos del suelo del casco antiguo experimentaron una progresiva terciarización,
que culminó en la década de 1960 y
consolidó el casco antiguo como centro comercial y de negocios de la ciudad. El
antiguo papel de residencia perdió peso al incrementarse los precios del suelo
o al mantenimiento de edificios históricos ajenos a la función de vivienda.
d) Socialmente, estas transformaciones acrecentaron la segregación social en el casco antiguo. Los grupos populares
de bajos ingresos quedaron en los barrios degradados (barrios obreros),
mientras que en los barrios renovados (barrios burgueses) se instalaron otros
de mayor renta.
3. Los problemas y transformaciones de la
época postindustrial: En la actualidad, los cascos
históricos son áreas urbanas complejas que padecen diferentes problemas.
Su solución se aborda mediante
políticas de rehabilitación integrada, que incluye los aspectos morfológicos,
funcionales y sociales.
a) El trazado de las calles
resulta en muchos casos inapropiado para el tráfico moderno de personas
y automóviles, provocando saturación y desaparición de plazas y espacios
públicos. Frente a este problema, se
han peatonalizado calles y se han ensanchado y ajardinado plazas, con el fin de recuperarlas como lugar de
encuentro y asueto.
b)
La edificación sufre el deterioro de algunos edificios históricos y el contraste
entre barrios. Algunos mantienen un importante deterioro, ocupadas por personas
con bajos ingresos, como ancianos o inmigrantes. Otros poseen viviendas nuevas
o rehabilitadas, de elevado precio. Frente a estos problemas, se rehabilitan
los edificios históricos, destinándolos a veces a nuevos usos (por ejemplo,
conventos convertidos en museos), y se rehabilitan las viviendas particulares.
c) Los usos del suelo han sustituido la típica
multifuncionalidad, comercio de
artículos cotidianos y los pequeños talleres por almacenes mayoristas, venta de
productos baratos, restaurantes exóticos. Los sectores renovados, en cambio, se
especializan en usos terciarios. Frente a este problema, las políticas de rehabilitación
promueven nuevos usos, como la recuperación del comercio tradicional y el uso
cultural y turístico, que se ha convertido en una de las bases de las actuales
políticas de marketing o promoción urbana.
d) Socialmente, la mezcla social propia de los cascos antiguos se sustituye por una
progresiva polarización social, que trata de paliarse fomentando la instalación
de las clases medias.
D.2. La ciudad industrial: el ensanche burgués y los barrios
Entre mediados del siglo XIX
y el primer tercio del siglo XX, las ciudades que implantaron industrias modernas atrajeron a una numerosa población
campesina y se extendieron fuera de las murallas preindustriales (éxodo rural). Su lugar fue ocupado por
paseos de ronda o bulevares, que diferencian el casco antiguo de la nueva
ciudad. En ella se crearon ensanches para los burgueses, barrios
industriales y obreros y barrios ajardinados.
1. El ensanche burgués
El ensanche burgués es un espacio nuevo que responde a los
deseos de crecimiento urbano de la burguesía. Por tanto, plasma sus
ideas de orden (en su plano regular); de higiene (en su dotación de servicios
de pavimentación, alcantarillado, abastecimiento de agua y espacios verdes);
y de beneficio económico (obtenido de la construcción de viviendas,
comercios y transportes).
En el momento de su creación, el
ensanche adoptó plano
regular en
cuadrícula, la trama
era de baja
densidad, la edificación incluía palacetes
burgueses y villas ajardinadas o inmuebles de mediana altura, de estilo
historicista o modernista. El uso predominante del suelo fue residencial
burgués debido a los altos precios de los solares.
Los primeros ensanches se hicieron en las ciudades más dinámicas. El
de Barcelona fue proyectado por Ildefonso Cerdá
(1859), y el de Madrid, por Carlos María de Castro
(1860).
Con el paso del tiempo, el ensanche
experimentó modificaciones, la trama se densificó, la edificación se verticalizó,
en la década de 1960. En los usos del suelo, el ensanche comenzó
a recibir funciones terciarias, que se extendieron desde el centro
histórico a sus calles principales.
En la actualidad, algunas zonas
envejecidas de buena accesibilidad han sido objeto de operaciones de modernización
de inmuebles y de embellecimiento, con el fin de atraer a las actividades más
especializadas del sector terciario, principalmente comercio y turismo.
2. Los barrios obreros e industriales del
extrarradio
Las instalaciones industriales se
establecieron en la periferia urbana, junto a las principales vías de
acceso a la ciudad o junto a los puertos y las estaciones ferroviarias. Los
trabajadores se instalaron en barrios marginales surgidos alrededor del
ensanche; a lo largo de las carreteras y caminos que partían de la ciudad;
o junto a las industrias y estaciones ferroviarias (“los barrios de estación”).
En el momento de su creación adoptaron un plano desorganizado,
la trama se hizo cerrada y densa y la edificación predominaron las viviendas
de escasa dimensión y calidad. Los usos del suelo
entremezclaron residencias obreras,
industrias, talleres, pequeños comercios y almacenes. Las
infraestructuras de transporte, los servicios y los equipamientos fueron
escasos, por lo que estos barrios se convirtieron en focos de enfermedades
infecciosas y de descontento social.
En la actualidad, con el crecimiento
urbano, las antiguas zonas industriales y barrios obreros han quedado en una
posición más céntrica en el espacio urbano, que ha revalorizado el suelo
que ocupan. Este hecho ha dado lugar a transformaciones.
– En las zonas industriales anticuadas o en
crisis, se ha producido un proceso de vaciado industrial, el suelo ha
sido ocupado por usos terciarios (centros comerciales o recreativos, campus
universitarios, museos) o por residencias...
– En los antiguos barrios obreros, los
sectores más apreciados se han remodelado y revalorizado.
3. Los barrios-jardín
Los barrios-jardín se crearon a finales del siglo XIX y en el
primer tercio del siglo XX. Son el resultado de la difusión en España de las ideas naturalistas, que propugnaban
el acercamiento a la naturaleza, y
de las ideas higienistas, que valoraban los efectos positivos del sol y del
aire libre sobre la salud. Como resultado surgieron propuestas para acercar el campo a la ciudad,
que se concretaron en los barrios jardín y en ciertos proyectos, como la Ciudad Lineal de Arturo Soria.
– La ciudad-jardín, desarrollada por un urbanista británico dio lugar a barrios-jardín
de vivienda unifamiliar. Inicialmente se realizaron para el proletariado,
dado que la burguesía residía en las prestigiosas áreas del centro o del
ensanche urbano. Ante su escasa rentabilidad, las empresas privadas las
orientaron pronto hacia las clases medias, dando lugar a barrios jardín
de mejor calidad.
– La Ciudad Lineal de
Arturo Soria se concibió como una gran calle, de 40
metros de ancho, bordeada de manzanas formadas por casas unifamiliares con
huerto y jardín. Por ella discurrían los servicios básicos (agua,
alcantarillado, electricidad) y el transporte (ferrocarriles y tranvía). En las
estaciones se planearon centros sociales
comunitarios, comercios y servicios públicos. Además se quiso superar la segregación social incluyendo
viviendas de distinto nivel y precio, aunque apenas se instalaron obreros
en ella. El proyecto, que pretendía rodear toda la periferia madrileña,
solo se realizó parcialmente en la zona del nordeste. En la actualidad
se encuentra muy modificado, porque la revalorización del suelo ha
llevado a sustituir la mayoría de las casas unifamiliares por bloques de viviendas, oficinas, y centros
comerciales.
D. 3. La
periferia urbana actual y las recientes transformaciones urbanas.
Los años posteriores a la Guerra Civil fueron de depresión económica,
por eso, la transformación urbana fue poco significativa.
En cambio, desde mediados de la década de 1950, y sobre todo en la de 1960, las principales
ciudades españolas
iniciaron un enorme crecimiento, ampliaron considerablemente el área
edificada y crearon extensas periferias a
lo largo de los principales ejes de transporte. Estas áreas urbanas
llegaron a unirse a veces con los
municipios vecinos, constituyendo aglomeraciones urbanas. En la
actualidad, las grandes ciudades tienen un ritmo
de crecimiento menor, pero continúan extendiéndose en el espacio,
debido a la difusión de parte de su población y de su actividad económica hacia
periferias cada vez más alejadas. Surge así la llamada “ciudad difusa”,
cuya manifestación principal es la formación de áreas periurbanas o rururbanas, de límites imprecisos, en
las que se mezclan los usos del suelo y las formas de vida del campo y de la
ciudad.
Las periferias urbanas se estructuran en diferentes áreas: barrios residenciales, áreas industriales
y áreas de equipamiento.
1.
Los barrios
residenciales de la periferia.
Los barrios residenciales de la periferia responden a diversas
tipologías y presentan bastante homogeneidad social derivada del precio del
suelo y de la distancia al centro.
a) Los barrios marginales de infravivienda o chabolas surgen sobre suelo ilegal, rústico o verde, y sin organización
urbanística. Estos barrios alcanzaron su máxima dimensión en la década de 1950,
cuando el éxodo rural masivo llevó a la ciudad a millones de personas de escasos
recursos, para las que no había oferta de vivienda suficiente y accesible. En
la actualidad, el problema ha vuelto a incrementarse, ligado a la inmigración y
a grupos sociales marginados.
b) Los barrios de viviendas de promoción oficial tuvieron su mayor desarrollo entre 1940 y 1960. En este
período, para intentar paliar el problema de la vivienda, se crearon más de
400 000 viviendas “protegidas”, es decir, construidas con ayuda estatal y
con limitaciones en el precio de venta o de alquiler. En la mayoría de
los casos formaron barrios de trama abierta, con viviendas unifamiliares o
bloques, caracterizados por la monotonía, la baja calidad constructiva
que motivó su envejecimiento prematuro, y graves carencias en equipamientos
y servicios. En la actualidad se llevan a cabo operaciones de
rehabilitación de los edificios y de dotación de equipamientos.
c) Los polígonos de vivienda de promoción privada surgieron a partir de 1960. Adoptaron trama abierta en bloques
o torres con amplios espacios entre las viviendas para jardines o
aparcamientos. Con el boom inmobiliario del 2000, este tipo de vivienda se
multiplicó, sobre todo en las periferias urbanas, tras la recalificación de
suelos rurales que pasaron a ser urbanizables.
d) Los barrios de manzana cerrada han resurgido en las décadas de 1980 y 1990, como forma de
recuperar la escala humana en altura y la organización de las calles. Estas
nuevas manzanas tienen menor densidad que las tradicionales y dan un uso
colectivo al patio, bien privado (jardines, juegos infantiles, piscina) o bien
público (manzanas-plaza). Fueron adquiridos por clase media-alta.
e) Las áreas de vivienda unifamiliar proliferan en la periferia a partir de la década de 1980,
favorecidas por el deseo de la clase media de contacto con la naturaleza y por
el uso del automóvil. Presentan trama abierta, edificación individual en
viviendas exentas o adosadas y un uso del suelo fundamentalmente residencial.
2. Las áreas industriales y
de equipamiento de la periferia.
Las áreas industriales y de equipamiento de la periferia se
localizan junto a las principales vías de acceso a la ciudad, buscando la
proximidad urbana y suelo abundante a precio asequible.
a) Las áreas industriales incluyen
polígonos industriales de las décadas de 1950 y 1960, bien planificados
o desorganizados, que en algunos casos se han rehabilitado para acoger a nuevas
empresas. También incluyen espacios industriales nuevos, como parques
empresariales y tecnológicos en áreas de gran calidad ambiental, o polígonos de
naves adosadas destinados a empresas con menos recursos.
b) Las áreas de equipamiento son
fruto de la actual descentralización de las actividades económicas hacia la
periferia urbana. Las más frecuentes son grandes superficies comerciales,
centros escolares, sanitarios y administrativos y otros servicios.
D.4. Las aglomeraciones urbanas de España.
Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de
población. Se crean así aglomeraciones urbanas, que pueden ser de diferentes
tipos.
1. El área metropolitana
El área metropolitana es una aglomeración urbana formada por una ciudad principal y por varios municipios de su
entorno, que mantienen importantes relaciones socioeconómicas.
Las características de las áreas
metropolitanas son las siguientes:
– Están presidida por una ciudad principal que organiza el territorio monopolizando los
principales servicios e infraestructuras.
– Entre la ciudad central y los núcleos del
área se establecen relaciones económicas y sociales. La ciudad central proporciona empleo y servicios, y los núcleos del
área albergan trabajadores que se desplazan a diario a la ciudad central e
instalan actividades económicas procedentes de esta, ya que disponen de suelo
más abundante y barato (industrias, comercios, transportes y servicios).
– La red de transportes y comunicaciones es
esencial para garantizar las relaciones con la ciudad central y entre los
núcleos que forman el área.
– Socialmente, los
municipios del área poseen estilo de
vida urbano.
– La estructura espacial de las áreas metropolitanas responde a dos modelos: el de coronas concéntricas en torno al núcleo central, y el radial. En Madrid, se solapan los dos modelos.
2.
Otros tipos de aglomeraciones urbanas
a) La conurbación es una aglomeración
urbana continua formada el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta
unirse. Cada ciudad de la conurbación mantiene su independencia. En España, la
mayoría se deben al turismo (Málaga-Marbella).
b) La región urbana es una aglomeración
urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas. (Por ejemplo, el centro de Asturias).
c) La megalópolis es una aglomeración
urbana de extensión suprarregional. Está constituida por diversos elementos
urbanos (áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas, pequeñas
ciudades...) con funciones distintas, que crecen y forman un área urbana
discontinua, pero sin fracturas importantes. En España podría considerarse como
tal el eje mediterráneo, desde la frontera francesa a Cartagena.
E.
Los problemas de las ciudades españolas.
Las ciudades españolas, y especialmente las aglomeraciones urbanas,
presentan numerosos problemas. Su solución corresponde a la política urbanística, que es
competencia de cada ayuntamiento.
1.
Problemas derivados de la aglomeración y de la difusión de la
urbanización
– La densificación demográfica y constructiva
y la presión urbana sobre el espacio no urbanizado. Trata
de solucionarse difundiendo población, actividades y equipamientos hacia
ciudades medias y manteniendo espacios verdes dedicados al ocio.
– El elevado precio de compra o alquiler de
viviendas. Trata de paliarse con la construcción de viviendas protegidas y las
ayudas al alquiler para ciertos grupos sociales.
– La necesidad de numerosos abastecimientos y
equipamientos. El crecimiento urbano genera un consumo
creciente de agua, energía y otros recursos, que exigen costosas inversiones.
– La ordenación del tráfico y del transporte.
Las grandes ciudades padecen problemas de tráfico, espacio y medio
ambiente. Para afrontarlos se crean vías de circunvalación, y grandes
extensiones de aparcamiento, se limita el uso del automóvil o se potencia el
transporte colectivo.
2.
Problemas económicos
Los problemas económicos se deben a la excesiva
terciarización de las actividades urbanas, por lo que se fomenta su diversificación. Los
objetivos son evitar o retrasar la desaparición de las actividades agrarias del
entorno urbano; promover o revitalizar la industria y los parques tecnológicos
y empresariales.
3. Problemas
sociales
Los problemas sociales son más frecuentes en las
grandes ciudades, debido a que los individuos están más expuestos al estrés, al aislamiento, al hacinamiento,
al desempleo y al desarraigo. Entre ellos destacan la delincuencia;
la marginación social por razones de drogadicción, prostitución o alcoholismo,
y la integración o convivencia con algunos grupos de inmigrantes.
4.
Problemas ambientales
Los problemas ambientales se concretan en diversos aspectos:
– La existencia de un microclima urbano caracterizado por temperaturas y precipitaciones más altas que las
del campo. La ciudad es un foco calorífico ocasionado por el tráfico, las
calefacciones y la industria.
– La contaminación atmosférica debida al tráfico y a las calefacciones, crea una campana de polvo y
humo que afecta a la salud, a las plantas y a los edificios. Frente a este
problema se fomentan el transporte colectivo y el ahorro energético. Las
grandes ciudades como Madrid o Barcelona han implementado planes de choque para
reducir la contaminación. Dichos planes consisten en la reducción del tráfico
dentro del perímetro urbano, aumentar los jardines y zonas verdes y fomentar el
uso de energías no contaminantes. Pese a todo, los índices de estas ciudades
siguen siendo más altos que los permitidos por la U.E.
– Los altos niveles de ruido que suelen registrarse en las ciudades acarrean trastornos como
insomnio, cefaleas y sordera. Actualmente, casi todos los ayuntamientos toman
medidas frente a él, como la instalación de paneles anti ruido, y la ordenación
del tráfico y de los establecimientos sonoros.
– La producción y eliminación de residuos genera algunos problemas. Las aguas fecales urbanas, en algunos casos,
solo reciben una depuración parcial antes de ser vertidas a los ríos o al mar.
Además, las ciudades producen un elevado volumen de residuos sólidos, como
basura y desechos industriales, que se entierran o queman en basureros,
produciendo en ocasiones un grave impacto ambiental. Para mitigar este
problema, se fomenta la reducción, recuperación y reciclaje de los residuos.
– La desaparición de espacios verdes del interior y del entorno urbano aumenta la congestión de las
ciudades. Para solucionarlo, se remodelan espacios urbanos instalando en ellos
plazas y jardines.
F. La producción y la ordenación del espacio urbano.
1. La producción del espacio urbano
En la creación del espacio urbano intervienen diversos agentes
sociales, cada uno de los cuales defiende sus propios intereses: los
propietarios del suelo, los
promotores e inmobiliarias, los empresarios industriales, la ciudadanía se organiza en asociaciones para defender sus
intereses: conseguir viviendas, equipamientos y servicios.
El poder político interviene a través de
la planificación urbana y de la resolución de los conflictos entre agentes
sociales.
2. La ordenación del espacio urbano: el
urbanismo
De la ordenación del espacio urbano se encarga el urbanismo y
debe proyectar nuevos espacios para el futuro crecimiento, y transformar los
existentes en función de las demandas sociales de cada momento histórico. Sus
actuaciones deben llevarse a cabo dentro de las políticas globales de
ordenación del territorio.
En España, el planeamiento urbano propiamente dicho, empezó en la
etapa industrial y experimentó importantes cambios en la época postindustrial.
2.1. El urbanismo en la época industrial
a) Entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del
siglo XX tuvieron lugar los primeros intentos de planificación urbana. Las
principales actuaciones fueron las siguientes:
– La regularización del plano. Geométrico, calles alineadas y
con una determinada anchura para el tráfico, las manzanas rectangulares con
patio.
– Los planes de saneamiento. Relacionados con la propagación de las ideas higienistas sobre la
salubridad de la ciudad: alcantarillado, el abastecimiento de agua, la limpieza
de calles y la recogida de basuras.
– La mejora de los servicios y equipamientos
urbanos, con la creación de parques públicos, tranvías, alumbrado,
pavimentación.
b) En la época de la autarquía (1939-1960), la planificación se centró en tres objetivos:
– La reconstrucción de las ciudades más
dañadas por la Guerra Civil
– La elaboración
de leyes sobre la vivienda (viviendas protegidas, sociales, arrendamientos
urbanos).
– La organización del crecimiento urbano. Se abordó mediante la Ley del Suelo y Ordenación Urbana. Los más
utilizados fueron los planes generales de ordenación urbana, que
dividían la ciudad en zonas con funciones distintas (administrativa,
residencial, industrial) y fijaban para cada una los equipamientos y servicios
necesarios.
c) En la época del desarrollo (1960-1975) se mantuvieron la Ley del suelo y la zonificación urbana, pero las
actuaciones urbanísticas provocaron la aparición de toda una serie de problemas
en las ciudades.
– La edificación eliminó
a veces elementos valiosos del patrimonio y se caracterizó por una excesiva
altura y densidad y por la baja calidad de las construcciones
– Aumentaron la congestión urbana y los
problemas medioambientales como la contaminación
atmosférica y de las aguas. Se crearon polígonos de descongestión en las
principales vías de acceso a las principales ciudades pero continuó el problema
de la congestión urbana.
2.2. El urbanismo en la época postindutrial: desde 1975
En la
época postindustrial, el urbanismo español refleja:
a) La implantación del estado de las autonomías otorga a las comunidades autónomas competencias sobre
ordenación del territorio, urbanismo y vivienda. El Plan General de
Ordenación Urbana (PGOU) es el instrumento básico para la ordenación
urbanística integral de un municipio. Proyecta el desarrollo urbano para cierto
número de años: los usos del suelo de cada zona, la clasificación
(urbano, urbanizable y no urbanizable), la edificabilidad o densidad edificatoria,
la red viaria, los equipamientos, y las medidas de protección medioambiental.
Los Planes Parciales concretan el PGOU para cada área urbana, y los Planes
Especiales ordenan aspectos específicos, como las áreas degradadas o el
casco antiguo
b) La democratización social se
refleja en la participación de la ciudadanía en la planificación
urbana.. Así, el planeamiento general de la ciudad pierde importancia en favor
del planeamiento desde abajo;
pero para que todas las medidas concretas no incidan negativamente sobre
el conjunto, es necesario que se desarrollen dentro de un planteamiento global,
integrado en la política de ordenación del territorio. Ejemplo claro es la
ciudad de Madrid.
c) La globalización y el cambio en el sistema productivo mundial
se reflejan también en el urbanismo desde la década de 1990. El
deseo de revitalización de algunas ciudades en crisis y el incremento de la competencia
entre ciudades por atraer inversiones, han llevado a las ciudades a elaborar planes
estratégicos de revitalización y de promoción o de marketing urbano.
G. El sistema urbano español.
Las ciudades españolas se relacionan con su entorno y con otras
ciudades, constituyendo sistemas o redes urbanos. El sistema urbano español está constituido por un conjunto de ciudades interrelacionadas. Por tanto, se
compone de unos elementos, las ciudades, y de las relaciones que se establecen
entre ellas.
Características del sistema urbano español.
1.
Los elementos del sistema urbano: tamaño, funciones, área de influencia y
jerarquía urbana
De acuerdo con estas, ejercen su influencia sobre un área más o
menos amplia, y ocupan una posición
jerárquica en el sistema urbano.
1.1. El tamaño de las ciudades
El
tamaño demográfico de las ciudades se establece mediante la regla rango-tamaño.
Esta otorga a cada ciudad un rango o número de orden en el sistema según el
tamaño de su población. En España:
– El mayor tamaño demográfico corresponde a
quince aglomeraciones urbanas, que superan los 500 000 habitantes. De ellas, cuentan con
más de cinco millones el área
metropolitana de Madrid, que ocupa
el rango número 1 en el sistema, y el área metropolitana de Barcelona con más de 3. A continuación
se sitúan cinco aglomeraciones que superan 800 000 habitantes, Valencia, Sevilla, Bilbao, Ciudad
Astur y Málaga; y otras ocho con
más de 500 000: Zaragoza,
Alicante-Elche, Bahía de Cádiz, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria, Granada,
Vigo y Palma de Mallorca.
– Tras ellas, existe un elevado número de
ciudades entre 400 000 y 150 000
habitantes. Este hecho se debe al reciente crecimiento de las ciudades
medias, motivado por la descentralización hacia ellas de parte de la población
y de las actividades económicas.
(Ciudad Astur es un proyecto personal de Fermín Rodríguez Gutiérrez para reconocer
oficialmente el área central del Principado de Asturias como un área
metropolitana policéntrica o región urbana. Ciudad Astur se
compondría de 20 municipios y tendría unos 850.000 habitantes)
La distribución territorial de las
ciudades por su tamaño se caracteriza por la localización en el centro peninsular de la mayor aglomeración urbana,
Madrid, rodeada de las principales aglomeraciones urbanas, situadas en la
periferia, y de un espacio interior poco urbanizado, donde predominan las
ciudades medias y pequeñas.
1.2. Las funciones urbanas
Las
funciones urbanas son las actividades socio-económicas desempeñadas por las
ciudades hacia el exterior.
a) Las ciudades primarias están
especializadas en actividades del sector primario.
b) Las ciudades secundarias, en unos
casos están especializadas en la industria, o en la construcción,
c) Las ciudades terciarias están
especializadas en los servicios que pueden ser: empresariales, financieros,
comerciales, de transporte, administrativos, culturales, sanitarios,
religiosos, turísticos, etc.
1.3. El área de influencia urbana
Las
funciones desempeñadas hacia el exterior convierten a las ciudades en lugares
centrales, que abastecen de bienes y servicios
a un área más o menos extensa, denominada área de influencia o
“hinterland”. Esta será mayor cuanto más diversas y especializadas sean las
funciones urbanas: nacional, regional, subregional, comarcal o local. El
alcance del área de influencia urbana no es permanente, sino que puede
experimentar modificaciones en función de los cambios económicos y de los
medios de transporte y comunicación existentes.
1.4. La jerarquía urbana española
El
tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia dan
lugar a una organización jerárquica de las ciudades españolas. En ella se
distinguen las siguientes categorías:
a) Metrópolis. Son las áreas metropolitanas que se encuentran en la cima de la
jerarquía del sistema urbano. Su población supera los 200/250 000
habitantes, desempeñan las funciones más diversificadas y especializadas,
y poseen una extensa área de influencia.
– Las metrópolis nacionales son las grandes áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona.
Su área de influencia es nacional y mantienen estrechas relaciones con otras
metrópolis internacionales, enlazando el sistema urbano español con el sistema
europeo y mundial.
– Las metrópolis regionales son las áreas metropolitanas medias de Valencia, Sevilla,
Bilbao, Málaga y Zaragoza. Su área de influencia es regional y
mantienen intensas relaciones con las metrópolis nacionales.
– Las metrópolis subregionales o regionales
de segundo orden son áreas metropolitanas
pequeñas como Valladolid, su influencia es regional.
b) Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia. Su población está en
torno a los 250000-50 000 habitantes. Sus funciones son menos
diversificadas y se centran en servicios
comerciales, administrativos y sociales de ámbito provincial. Son puntos
terminales de una densa red de autobuses que las comunica con los pueblos
próximos.
c) Ciudades
pequeñas o villas. Tienen una población entre 50
000 y 10 000 habitantes, como Astorga. Sus funciones son reducidas y poco
especializadas, aunque pueden contar con algunos equipamientos de cierta
especialización (educación secundaria y profesional). Son nodos de transporte
para la comarca y su área de influencia es comarcal.
2.
Las relaciones urbanas en el sistema de ciudades
Las relaciones se miden por los flujos económicos (mercancías,
capitales, inversiones), de personas y de otros tipos (políticos,
administrativos, culturales o de información). Cuando los flujos son unidireccionales, entre una ciudad y otra indican
relaciones de dominio/subordinación;
cuando son bidireccionales, indican
relaciones de integración/competencia.
En el sistema urbano español, las relaciones entre ciudades se
caracterizan por estos rasgos:
– Madrid
mantiene relaciones intensas con las demás metrópolis; especialmente, con
Barcelona.
– Barcelona tiene
una influencia general más débil, aunque intensa en el sector oriental
peninsular y en Baleares.
– El cuadrante nordeste, es el área de
mayor integración, pues sus cinco metrópolis principales mantienen intensas
relaciones (Madrid-Barcelona-Valencia-Bilbao-Zaragoza).
– En el resto del sistema, las relaciones
entre ciudades son más reducidas e incompletas. Predominan
los flujos de las ciudades con su zona rural o con ciudades próximas.
El sistema de ciudades español y sus cambios
1.
El sistema de ciudades
El sistema urbano peninsular
heredado de la etapa industrial se caracteriza por la localización en el
centro de la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada por ejes
urbanos periféricos y por un interior poco urbanizado, sin ejes
integrados.
a) Madrid es el núcleo urbano
principal de España. Se caracteriza por sus funciones terciarias y mantiene
relaciones con las principales ciudades españolas.
b) Los ejes urbanos periféricos se
disponen de forma semianular en torno a la capital:
– El eje atlántico gallego se extiende por la costa entre Ferrol y Vigo. Se encuentra
especializado en el comercio.
– El eje cantábrico se localiza entre el triángulo asturiano y el País Vasco, con
ramificaciones hacia el interior. Se encuentra en fase de ajuste, con
progresiva pérdida de la preeminencia de la industria como factor de
urbanización.
– El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena. Es el eje más dinámico,
con una industria muy diversificada y un fuerte peso de los servicios,
sobre todo del turismo.
– El eje del valle del Ebro enlaza los ejes cantábrico y mediterráneo y tiene como ciudad
principal a Zaragoza. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria
y los servicios.
– El eje andaluz es doble. El eje litoral,
entre Almería y Huelva, es dinámico y se especializa en el comercio,
el turismo y la agricultura tecnificada
(Huelva-Cádiz-Málaga-Granada-Algeciras-Almería). El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa atlántica y Jaén, es menos dinámico y sus ciudades
están ligadas a las actividades agrarias del entorno, a industrias locales y
a actividades turísticas (Sevilla-Córdoba-Jerez-Jaén).
c) El interior peninsular carece
de ejes urbanos integrados. Predominan las pequeñas ciudades especializadas en
el comercio y la agroalimentación. En las islas Baleares y Canarias, las
ciudades más destacadas son las capitales autonómicas y el factor de
urbanización principal es el turismo.
2.
Los cambios recientes en el sistema urbano
Las causas han sido la implantación del
·
El Estado de las
autonomías y los sistemas urbanos regionales
La
implantación del Estado de las autonomías influyó sobre el sistema urbano
existente, favoreciendo la constitución
de sistemas urbanos regionales. Estos se caracterizan por el incremento
del peso de las capitales autonómicas y de las relaciones entre las
ciudades de la comunidad, en detrimento de las relaciones con Madrid y con
otros sistemas regionales.
·
La integración en Europa
y en el sistema urbano europeo
La
incorporación de España a la Comunidad Europea en 1986 ha supuesto la integración
de las ciudades españolas en la jerarquía urbana y en el sistema de ciudades
europeo.
– La jerarquía europea se basa en la valoración conjunta del tamaño demográfico y de las
funciones de cada ciudad en transporte, turismo, industria, conocimiento y
capacidad de decisión. De acuerdo con ello se distinguen:
o
metrópolis globales, entre las que no figura
ninguna ciudad española;
o locomotoras europeas, entre las que se encuentran Madrid y Barcelona;
o metrópolis europeas
potenciales (Bilbao, Valencia y Palma de Mallorca), y
o metrópolis europeas
débiles (Sevilla). El resto de las ciudades españolas tiene proyección
principalmente nacional, regional o local.
– El sistema de ciudades europeo se compone
de varios ejes. El más dinámico, la
dorsal europea, entre el sur de Gran Bretaña y el norte de Italia. Las
del eje mediterráneo se encuadran en el dinámico Arco Mediterráneo europeo. En
conjunto, las ciudades españolas ocupan
una posición periférica en el territorio europeo que debe paliarse
impulsando las redes transeuropeas de transporte y comunicación.
La
novedad más reciente, todavía sin consolidar, es la formación de un eje
diagonal Lisboa-Madrid-Zaragoza-Barcelona que conecta con el arco
mediterráneo y con la gran dorsal europea.
·
La globalización y la
integración en el sistema urbano mundial
Los
cambios recientes en la economía mundial han sido la disminución del peso
de la industria en favor de las actividades terciarias; la
flexibilización en la localización de la producción; la mejora de los
transportes y de las comunicaciones, que globalizan el espacio, y la valoración
de la calidad de vida y del medio ambiente. Las consecuencias de estos cambios
en el sistema de ciudades han sido dobles:
– Han provocado el declive de ciertas
ciudades especializadas en sectores industriales maduros, como las del norte
peninsular, y el desarrollo de políticas de revitalización.
– Han ofrecido a las ciudades la posibilidad
de insertarse o de mejorar su posición en el sistema urbano mundial. La inserción de una ciudad en el sistema mundial viene dada por la
implantación de organismos y empresas internacionales, o por la proyección
exterior de sus actividades a través del comercio, el turismo, o la cultura.
Para ello, las ciudades deben reunir numerosos requisitos: accesibilidad,
buenos transportes, equipamientos, recursos humanos de calidad, clima social
adecuado, calidad medioambiental, etc. Las ciudades medias también pueden ser
competitivas si desarrollan las estrategias adecuadas.
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