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miércoles, 7 de marzo de 2018

BLOQUE 7: EL ESPACIO URBANO

bloque 7: El espacio urbano
A. El concepto de ciudad
El concepto de ciudad es complejo y resulta de la combinación de varios criterios.
Criterio cuantitativo: Una ciudad es una población con más de 10.000 habitantes según el INE.
Criterio cualitativo: dependen de diferentes criterios:
1.    Morfológico: Una ciudad tiene un poblamiento concentrado, alta densidad de edificación, viviendas colectivas
2.    Funcional: Se basa en actividades de industria y servicios
3.    Sociológico: Gran diversidad social, relaciones más impersonales y anónimas
4.    Espacial: Organiza el espacio hasta donde actúa su zona de influencia

B. El proceso de urbanización

1.                  La  urbanización preindustrial.

El proceso de urbanización preindustrial comprende desde el origen de las ciudades hasta el inicio de la industrialización en el siglo XIX. Los rasgos característicos son:

a)  La tasa de urbanización, o porcentaje de población urbana, fue modesta. La mayor parte de la población se estableció en las áreas rurales.

b)  Los factores que favorecían la localización eran de carácter: estratégico-militares, político-administrativos, económicos, religiosos y culturales.

c)  Las etapas del proceso de urbanización preindustrial:


1.1  La urbanización en la Antigüedad

En la Antigüedad aparecieron las primeras ciudades españolas ligadas a la colonización fenicia, griega y cartaginense. Estos pueblos crearon factorías comerciales en las costas mediterráneas y suratlántica para explotar los recursos minerales, agrarios y artesanales: Cádiz, Rosas, Sexi, Ampurias o Cartagonova. 

La romanización, iniciada a finales del siglo III a.C., supuso la fundación de numerosas ciudades, como Barcelona, Tarragona, Toledo, Sevilla, Mérida, Valencia o Zaragoza. Sus funciones eran político-militares, administrativas, y económicas (la explotación de recursos). Además, los romanos crearon las calzadas para facilitar el control comercial y militar del territorio. Las ciudades romanas se organizaban en torno a dos vías de comunicación que se cruzaban en el centro o foro, lugar en donde se situaban los edificios principales. Estas vías eran el decumano (E-O) el cardo (N-S). El plano era ortogonal. La decadencia del poder romano y las invasiones germánicas condujeron a una fase de desurbanización a partir de finales siglo IV. Muchas ciudades desaparecieron o se redujeron considerablemente el número de habitantes.



1.2.  La época medieval

En la Edad Media se produjo una nueva fase urbanizadora, en dos espacios distintos, el musulmán y el cristiano.

–  El espacio musulmán, tras la invasión del año 711, se extendía desde el sur hasta las montañas del norte peninsular. En algunos casos, los musulmanes fundaron ciudades nuevas, como Madrid, Murcia o Almería, pero la mayoría de las veces aprovecharon asentamientos anteriores que revitalizaron como, Toledo, Granada o Córdoba (esta última, la más poblada de Europa durante la época califal con casi 100 mil habitantes). Con el avance de la Reconquista, las ciudades musulmanas pasaron a dominio cristiano y sus habitantes fueron expulsados o segregados en barrios aparte (morerías y juderías). Las calles tenían una trama estrecha y sinuosa y no había un orden establecido.


–  El espacio cristiano, limitado a las áreas montañosas del norte peninsular que escaparon al dominio musulmán, tuvo inicialmente una vida urbana escasa. En los siglos XII y XIII, la urbanización alcanzó un mayor florecimiento gracias a la reactivación del comercio, que favoreció a las ciudades situadas a lo largo de las rutas comerciales; también en los grandes puertos como Barcelona y Sevilla y a lo largo del Camino de Santiago, que funcionaba como vía de peregrinación y de comercio. Las ciudades cristianas fueron pequeñas y sujetas a calles estrechas sin tramo planificado.
Durante el periodo medieval todas las ciudades estaban sujetas a un recinto amurallado.

1.3.  La urbanización en la Edad Moderna

En la Edad Moderna, la urbanización experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y política de cada momento.

–  En el siglo XVI, hubo un crecimiento urbano continuado motivado por el aumento de la población, la expansión económica basada en el comercio con América, y el poderío político-militar de los Austrias. Madrid, fue elegida como capital por Felipe II (1563).

–  En el siglo XVII, la urbanización se estancó, debido a la crisis demográfica y económica y a las importantes pérdidas territoriales. Las ciudades castellanas, perdieron importancia en relación con las de la periferia peninsular.

–  En el siglo XVIII, con la nueva dinastía de los Borbones, el proceso de urbanización se reanimó, gracias a la recuperación demográfica y económica. Las ciudades que más crecieron fueron la capital, Madrid, y las ciudades especializadas en el comercio marítimo, en especial Cádiz y Valencia.


 
2La urbanización industrial

Comprende desde el inicio de la industrialización en el siglo XIX hasta la crisis económica de 1975. Los rasgos característicos de esta etapa son:
a)  La tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento, pues el incremento de la población urbana superó al de la población rural. 
b)  Los factores que favorecieron este crecimiento fueron administrativos (la nueva división provincial realizada en 1833 impulsó el crecimiento de las ciudades elegidas como capitales de provincias), y económico-sociales (el nacimiento y desarrollo de la industria moderna en las ciudades atrajo a la población campesina).
c)  Las etapas de la urbanización industrial son cuatro:
1.        Hasta mediados del siglo XIX, la concentración demográfica en las ciudades fue pequeña.
2.        Desde mediados del siglo XIX a la Guerra Civil (1936), el crecimiento urbano fue manifiesto y la tasa de urbanización casi se dobló. El factor principal de crecimiento urbano era la industria.
3.        La Guerra Civil y la posguerra (1936-1959) ralentizaron el crecimiento urbano. El fomento de la industria básica por la política autárquica permitió el crecimiento de las ciudades donde se instaló. Así comenzó a formarse el triángulo urbano-industrial del nordeste con vértices en Madrid, Barcelona y Bilbao.
4.        La etapa del desarrollo (1960 y 1975) fue la de mayor crecimiento urbano del siglo. Los factores que lo permitieron fueron la industria y, en menor medida, las actividades terciarias: Las grandes ciudades concentraron el crecimiento demográfico de este período y se extendieron en el espacio, constituyendo amplias periferias. Estas llegaron a unirse con municipios vecinos, formando áreas metropolitanas y otras aglomeraciones urbanas.
3.  El proceso de urbanización en la etapa postindustrial
 La crisis 1975 introdujo cambios en el proceso de urbanización que dieron paso a una nueva etapa conocida como urbanización postindustrial. Estos cambios afectaron a España a partir de 1980 y han sido los siguientes:
a)  La tasa de urbanización ha desacelerado su crecimiento. Las causas han sido la reducción del crecimiento natural, la paralización del éxodo rural a raíz de la crisis industrial, y la flexibilización del sistema productivo.  
b)  Los factores de la urbanización cambian:
–  La industria pierde peso como factor de urbanización. Primero, por la crisis de 1975 y luego, por la nueva tendencia de la producción industrial a dispersarse en el espacio.
–  Las actividades terciarias ganan importancia como factor de urbanización; especialmente, en las grandes metrópolis donde se localizan los servicios avanzados y los centros de decisión y gestión de las empresas, en las regiones turísticas.  
c)  Se frena la concentración del crecimiento demográfico en las grandes ciudades, aunque estas siguen extendiendo su área urbanizada.
–  En la década de 1980, las grandes ciudades frenaron su crecimiento e incluso decrecieron en ciertos casos, debido a la reducción de la natalidad y de la inmigración motivada por la crisis económica (salvo Madrid). Desde mediados de la década de 1990, recuperaron el crecimiento, por la inmigración extranjera unido a una leve alza de la natalidad. Sin embargo, el porcentaje de concentración de la población en las grandes ciudades sigue decreciendo. La razón es la difusión de parte de la población y de las actividades económicas hacia ciudades medias y pequeñas, e incluso hacia núcleos rurales próximos, que ofrecen menor saturación y precios más baratos.
–  El resultado de esta difusión es la extensión del área urbanizada por espacios cada vez más amplios. Este fenómeno, conocido como “dispersión de la urbanización” o “urbanización difusa”  (fenómeno de propagación de una ciudad y sus barrios hacia la tierra rural en la periferia de una zona urbana). Los residentes de los barrios en expansión tienden a vivir en casas unifamiliares y a desplazarse en automóvil al trabajo no significa una pérdida de primacía de las grandes ciudades.

C. La morfología urbana
Es el aspecto externo que presenta la ciudad. Los factores que influyen son: el emplazamiento o situación, el plano, la construcción y los usos del suelo

Emplazamiento urbano o situación: espacio concreto sobre el que se asienta una ciudad. Depende de las características del medio físico (topografía o relieve) y sobre todo de la función o funciones para la que se creó la ciudad. Así, las ciudades fundadas con fines defensivos se emplazan sobre colinas, las surgidas con función comercial, a lo largo de vías de comunicación, las portuarias en la costa, etc... Está relacionada con la función de la ciudad respecto al entorno (dominio político o militar, control de una ruta comercial, mercado para áreas de economías distintas, etc.).
Plano urbano: conjunto formado por las superficies construidas de la ciudad: edificios, calles, plazas y parques. Aquí se analiza la forma del plano urbano sobre la superficie. Puede ser:

·         Plano irregular: disposición de las superficies construidas y libres de la ciudad caracterizada por poseer calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas. Este plano es típico de muchas ciudades antiguas y medievales y de muchos barrios obreros del siglo XIX.

·         Plano radiocéntrico: disposición del espacio urbano en calles radiales y concéntricas respecto al centro. Puede ser regular o irregular (Vitoria-Gasteiz). Facilita las comunicaciones entre el centro y la periferia de las ciudades. Las calles poseen avenidas amplias.

·         Plano ortogonal, en cuadrícula o damero: está formado por calles que se cortan en ángulo recto.

·         Plano lineal: disposición de los edificios en torno a una vía de comunicación importante.

·         Plano Compuesto: estaría compuesto por trazados diferentes debido a cuestiones diversas.



La construcción: Incluye la trama: disposición de los edificios puede ser compacta o cerrada y abierta y la edificación: que, a su vez, puede ser colectiva o individual


Los usos del suelo: son las diferentes utilizaciones del espacio urbano, comercial, negocios, ocio, industrial, residencial, cultural…



La estructura urbana es la división de la ciudad en áreas con morfología y funciones características. Así, la ciudad se divide en CASCO ANTIGUO, ENSANCHE Y PERIFERIA. En España, como el proceso de urbanización ha sido largo, la morfología es compleja.

D. 1. La ciudad preindustrial: el casco antiguo.
  
El casco antiguo es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta el inicio de la industrialización a mediados del siglo XIX. Ocupa una pequeña superficie de la ciudad actual, pero tiene un importante valor, por el legado cultural que contiene. Por ello, muchos han sido declarados conjunto histórico-artístico, y otros, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Toledo, Mérida, Segovia, Santiago).

Por su larga historia, el casco antiguo acumula elementos muy dispares pertenecientes a diversas etapas, desde el nacimiento de la ciudad hasta la actualidad. Suelen ser los lugares donde se alberga los monumentos históricos y culturales, las sedes de los ayuntamientos y el foco de atracción turística y comercial de las ciudades. Su papel como áreas de vivienda se ha visto reducido en los últimos 40 años.

1.  La herencia de la época preindustrial: el casco antiguo concentra la herencia de la época preindustrial. Casi todas las ciudades estaban rodeadas de murallas,  el plano solía ser irregular, la trama urbana era cerrada, aunque muchas casas poseían patios, corrales y huertos. En la edificación predominaban las casas unifamiliares de baja altura. Además, había edificios destacados, que varían según el período histórico: iglesias, plazas, mezquitas, palacios, etc. Los usos del suelo eran diversos (multifuncionalidad), había cierta especialización en barrios para los distintos gremios de artesanos y comerciantes. Socialmente en la ciudad coexistían diversos grupos. No obstante, existía cierta jerarquización: el centro, vivía la élite de la ciudad, que concentraba el poder político y religioso; los trabajadores vivían en la periferia, y las minorías étnicas y religiosas, en barrios aparte (juderías y morerías).

Estas características comunes de los cascos antiguos varían en cada caso según las aportaciones realizadas por las diferentes sociedades preindustriales a lo largo de la historia.

a)  La ciudad romana suele presentar plano regular, derivado del campamento militar: calles en damero y dos vías principales de norte a sur cardoy de este a oeste decumano. En el cruce de ambas se encontraba el foro (centro principal de la ciudad) y los edificios principales.

b)  En la Edad Media se configuraron los cascos antiguos de la mayoría de las ciudades españolas. Las dos culturas peninsulares, musulmana y cristiana, realizaron sus aportaciones a la morfología urbana.

–  La ciudad musulmana, tenía un núcleo principal amurallado, la medina, donde se situaban los edificios principales: la mezquita, el zoco o mercado y los barrios residenciales. Fuera de ella estaban los arrabales o barrios de los trabajadores.

–  La ciudad cristiana también estaba amurallada. Su centro solía ser un castillo o una iglesia y poseía plazas para la celebración del mercado. Sus planos eran variados: irregulares, radiocéntricos, lineales, o en damero.  

c)  En el Renacimiento se crearon nuevos barrios de plano regular más allá de las antiguas puertas. También plazas mayores, que instalaron el mercado y el ayuntamiento, y se rodearon de edificios con fachadas uniformes. Desde las plazas se abrieron nuevas calles, o “calles  mayores”, de trazado rectilíneo. Los edificios principales de este período fueron los ayuntamientos, situados junto a la iglesia o el mercado; los palacios y los conventos.

d)  En el Barroco y la Ilustración tras superar la crisis del barroco, se embelleció las ciudades. Se crearon calles amplias y rectas trazadas en perspectiva, grandes plazas, jardines, fuentes paseos arbolados y nuevos barrios de construcción homogénea. También se construyeron edificios monumentales, religiosos y civiles: hospitales, hospicios, edificios administrativos y culturales. Además se mejoraron las infraestructuras de abastecimiento e higiene.

2.  Las transformaciones de la época industrial: La ciudad preindustrial sufrió notables modificaciones como resultado del proceso de industrialización, que tuvo lugar entre mediados del siglo XIX y la década de 1960. Estas transformaciones pueden sintetizarse en reformas del plano, densificación de la trama, renovación y verticalización de la edificación, cambios en los usos del suelo y creciente segregación social.

a)  El plano experimentó reformas interiores y políticas de renovación, que afectaron a los sectores más valorados. En el resto, se inició un proceso de deterioro morfológico y social, que en algunos casos se mantiene hasta la actualidad.

–  Las reformas interiores del siglo XIX y del primer tercio del siglo XX consistieron en la rectificación y el alineamiento de calles y en la apertura de nuevas calles y plazas.
    En la segunda mitad del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX se abrieron nuevas plazas y se construyeron grandes vías inspiradas en el modelo de París, (Gran Vía de Madrid).
    A partir de ellas se renovaron las calles próximas, aprovechando el alto valor del suelo.

–  Las políticas de renovación de la década de 1960 se propusieron sacar mayor rentabilidad al suelo urbano. Así, parte del plano del casco antiguo se destruyó con la apertura de nuevas calles o con la modificación de su trazado.

b)  La trama se densificó en la época industrial para aprovechar más el espacio. En la edificación, algunos edificios eclesiásticos desamortizados se reutilizaron para otras funciones que exigían ubicaciones en el centro urbano (diputaciones, delegaciones del gobierno, cuarteles, hospitales, centros culturales, bibliotecas y museos). Otros edificios unifamiliares de una o dos plantas fueron sustituidos por viviendas colectivas y en altura, con un estilo diferente.
     Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX adoptaron el estilo historicista, que utilizaba o mezclaba varios estilos históricos (neoclásico, neobarroco, neogótico. En la década de 1960, los edificios se verticalizaron más y adoptaron el estilo moderno, que desentonaba manifiestamente con los edificios del entorno.
c)  Los usos del suelo del casco antiguo experimentaron una progresiva terciarización, que  culminó en la década de 1960 y consolidó el casco antiguo como centro comercial y de negocios de la ciudad. El antiguo papel de residencia perdió peso al incrementarse los precios del suelo o al mantenimiento de edificios históricos ajenos a la función de vivienda.

d)  Socialmente, estas transformaciones acrecentaron la segregación social en el casco antiguo. Los grupos populares de bajos ingresos quedaron en los barrios degradados (barrios obreros), mientras que en los barrios renovados (barrios burgueses) se instalaron otros de mayor renta.

3.  Los problemas y transformaciones de la época postindustrial: En la actualidad, los cascos históricos son áreas urbanas complejas que padecen diferentes problemas. Su solución se aborda mediante políticas de rehabilitación integrada, que incluye los aspectos morfológicos, funcionales y sociales.

a)  El trazado de las calles resulta en muchos casos inapropiado para el tráfico moderno de personas y automóviles, provocando saturación y desaparición de plazas y espacios públicos. Frente a este problema, se han peatonalizado calles y se han ensanchado y ajardinado plazas, con el fin de recuperarlas como lugar de encuentro y asueto.

b)  La edificación sufre el deterioro de algunos edificios históricos y el contraste entre barrios. Algunos mantienen un importante deterioro, ocupadas por personas con bajos ingresos, como ancianos o inmigrantes. Otros poseen viviendas nuevas o rehabilitadas, de elevado precio. Frente a estos problemas, se rehabilitan los edificios históricos, destinándolos a veces a nuevos usos (por ejemplo, conventos convertidos en museos), y se rehabilitan las viviendas particulares.

c)  Los usos del suelo han sustituido la típica multifuncionalidad, comercio de artículos cotidianos y los pequeños talleres por almacenes mayoristas, venta de productos baratos, restaurantes exóticos. Los sectores renovados, en cambio, se especializan en usos terciarios. Frente a este problema, las políticas de rehabilitación promueven nuevos usos, como la recuperación del comercio tradicional y el uso cultural y turístico, que se ha convertido en una de las bases de las actuales políticas de marketing o promoción urbana.

d)  Socialmente, la mezcla social propia de los cascos antiguos se sustituye por una progresiva polarización social, que trata de paliarse fomentando la instalación de las clases medias.

D.2. La ciudad industrial: el ensanche burgués y los barrios

Entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, las ciudades que implantaron industrias modernas atrajeron a una numerosa población campesina y se extendieron fuera de las murallas preindustriales (éxodo rural). Su lugar fue ocupado por paseos de ronda o bulevares, que diferencian el casco antiguo de la nueva ciudad. En ella se crearon ensanches para los burgueses, barrios industriales y obreros y barrios ajardinados.

1.  El ensanche burgués
El ensanche burgués es un espacio nuevo que responde a los deseos de crecimiento urbano de la burguesía. Por tanto, plasma sus ideas de orden (en su plano regular); de higiene (en su dotación de servicios de pavimentación, alcantarillado, abastecimiento de agua y espacios verdes); y  de beneficio económico (obtenido de la construcción de viviendas, comercios y transportes).

En el momento de su creación, el ensanche adoptó plano regular en cuadrícula, la trama era de baja densidad, la edificación incluía palacetes burgueses y villas ajardinadas o inmuebles de mediana altura, de estilo historicista o modernista. El uso predominante del suelo fue residencial burgués debido a los altos precios de los solares.

Los primeros ensanches se hicieron en las ciudades más dinámicas. El de Barcelona fue proyectado por Ildefonso Cerdá (1859), y el de Madrid, por Carlos María de Castro (1860).

Con el paso del tiempo, el ensanche experimentó modificaciones, la trama se densificóla edificación se verticalizó, en la década de 1960. En los usos del suelo, el ensanche comenzó a recibir funciones terciarias, que se extendieron desde el centro histórico a sus calles principales.

En la actualidad, algunas zonas envejecidas de buena accesibilidad han sido objeto de operaciones de modernización de inmuebles y de embellecimiento, con el fin de atraer a las actividades más especializadas del sector terciario, principalmente comercio y turismo.

2.  Los barrios obreros e industriales del extrarradio

Las instalaciones industriales se establecieron en la periferia urbana, junto a las principales vías de acceso a la ciudad o junto a los puertos y las estaciones ferroviarias. Los trabajadores se instalaron en barrios marginales surgidos alrededor del ensanche; a lo largo de las carreteras y caminos que partían de la ciudad; o junto a las industrias y estaciones ferroviarias (“los barrios de estación”). En el momento de su creación adoptaron un plano desorganizado, la trama se hizo cerrada y densa y la  edificación predominaron las viviendas de escasa dimensión y calidad. Los usos del suelo entremezclaron residencias obreras, industrias, talleres, pequeños comercios y almacenes. Las infraestructuras de transporte, los servicios y los equipamientos fueron escasos, por lo que estos barrios se convirtieron en focos de enfermedades infecciosas y de descontento social.

En la actualidad, con el crecimiento urbano, las antiguas zonas industriales y barrios obreros han quedado en una posición más céntrica en el espacio urbano, que ha revalorizado el suelo que ocupan. Este hecho ha dado lugar a transformaciones.

–  En las zonas industriales anticuadas o en crisis, se ha producido un proceso de vaciado industrial, el suelo ha sido ocupado por usos terciarios (centros comerciales o recreativos, campus universitarios, museos) o por residencias...
–  En los antiguos barrios obreros, los sectores más apreciados se han remodelado y revalorizado.

3.  Los barrios-jardín

Los barrios-jardín se crearon a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX. Son el resultado de la difusión en España de las ideas naturalistas, que propugnaban el acercamiento a la naturaleza, y de las ideas higienistas, que valoraban los efectos positivos del sol y del aire libre sobre la salud. Como resultado surgieron propuestas para acercar el campo a la ciudad, que se concretaron en los barrios jardín y en ciertos proyectos, como la Ciudad Lineal de Arturo Soria.

–  La ciudad-jardín, desarrollada por un urbanista británico dio lugar a barrios-jardín de vivienda unifamiliar. Inicialmente se realizaron para el proletariado, dado que la burguesía residía en las prestigiosas áreas del centro o del ensanche urbano. Ante su escasa rentabilidad, las empresas privadas las orientaron pronto hacia las clases medias, dando lugar a barrios jardín de mejor calidad.

–  La Ciudad Lineal de Arturo Soria se concibió como una gran calle, de 40 metros de ancho, bordeada de manzanas formadas por casas unifamiliares con huerto y jardín. Por ella discurrían los servicios básicos (agua, alcantarillado, electricidad) y el transporte (ferrocarriles y tranvía). En las estaciones se planearon centros sociales comunitarios, comercios y servicios públicos. Además se quiso superar la segregación social incluyendo viviendas de distinto nivel y precio, aunque apenas se instalaron obreros en ella. El proyecto, que pretendía rodear toda la periferia madrileña, solo se realizó parcialmente en la zona del nordeste. En la actualidad se encuentra muy modificado, porque la revalorización del suelo ha llevado a sustituir la mayoría de las casas unifamiliares por bloques de viviendas, oficinas,  y centros comerciales.

D. 3. La periferia urbana actual y las recientes transformaciones urbanas.
   
Los años posteriores a la Guerra Civil fueron de depresión económica, por eso, la transformación urbana fue poco significativa.

En cambio, desde mediados de la década de 1950, y sobre todo en la de 1960, las principales ciudades españolas iniciaron un enorme crecimiento, ampliaron considerablemente el área edificada y crearon extensas periferias a lo largo de los principales ejes de transporte. Estas áreas urbanas llegaron a unirse a veces con los municipios vecinos, constituyendo aglomeraciones urbanas. En la actualidad, las grandes ciudades tienen un ritmo de crecimiento menor, pero continúan extendiéndose en el espacio, debido a la difusión de parte de su población y de su actividad económica hacia periferias cada vez más alejadas. Surge así la llamada ciudad difusa”, cuya manifestación principal es la formación de áreas periurbanas o rururbanas, de límites imprecisos, en las que se mezclan los usos del suelo y las formas de vida del campo y de la ciudad.

Las periferias urbanas se estructuran en diferentes áreas: barrios residenciales, áreas industrialesáreas de equipamiento.

1.  Los barrios residenciales de la periferia.

Los barrios residenciales de la periferia responden a diversas tipologías y presentan bastante homogeneidad social derivada del precio del suelo y de la distancia al centro.

a)  Los barrios marginales de infravivienda o chabolas surgen sobre suelo ilegal, rústico o verde, y sin organización urbanística. Estos barrios alcanzaron su máxima dimensión en la década de 1950, cuando el éxodo rural masivo llevó a la ciudad a millones de personas de escasos recursos, para las que no había oferta de vivienda suficiente y accesible. En la actualidad, el problema ha vuelto a incrementarse, ligado a la inmigración y a grupos sociales marginados.

b)  Los barrios de viviendas de promoción oficial tuvieron su mayor desarrollo entre 1940 y 1960. En este período, para intentar paliar el problema de la vivienda, se crearon más de 400 000 viviendas “protegidas”, es decir, construidas con ayuda estatal y con limitaciones en el precio de venta o de alquiler.  En la mayoría de los casos formaron barrios de trama abierta, con viviendas unifamiliares o bloques, caracterizados por la monotonía, la baja calidad constructiva que motivó su envejecimiento prematuro, y graves carencias en equipamientos y servicios. En la actualidad se llevan a cabo operaciones de rehabilitación de los edificios y de dotación de equipamientos.

c)  Los polígonos de vivienda de promoción privada surgieron a partir de 1960. Adoptaron trama abierta en bloques o torres con amplios espacios entre las viviendas para jardines o aparcamientos. Con el boom inmobiliario del 2000, este tipo de vivienda se multiplicó, sobre todo en las periferias urbanas, tras la recalificación de suelos rurales que pasaron a ser urbanizables.

d)  Los barrios de manzana cerrada han resurgido en las décadas de 1980 y 1990, como forma de recuperar la escala humana en altura y la organización de las calles. Estas nuevas manzanas tienen menor densidad que las tradicionales y dan un uso colectivo al patio, bien privado (jardines, juegos infantiles, piscina) o bien público (manzanas-plaza). Fueron adquiridos por clase media-alta.

e)  Las áreas de vivienda unifamiliar proliferan en la periferia a partir de la década de 1980, favorecidas por el deseo de la clase media de contacto con la naturaleza y por el uso del automóvil. Presentan trama abierta, edificación individual en viviendas exentas o adosadas y un uso del suelo fundamentalmente residencial.

2.  Las áreas industriales y de equipamiento de la periferia.

Las áreas industriales y de equipamiento de la periferia se localizan junto a las principales vías de acceso a la ciudad, buscando la proximidad urbana y suelo abundante a precio asequible.

a)  Las áreas industriales incluyen polígonos industriales de las décadas de 1950 y 1960, bien planificados o desorganizados, que en algunos casos se han rehabilitado para acoger a nuevas empresas. También incluyen espacios industriales nuevos, como parques empresariales y tecnológicos en áreas de gran calidad ambiental, o polígonos de naves adosadas destinados a empresas con menos recursos.

b)  Las áreas de equipamiento son fruto de la actual descentralización de las actividades económicas hacia la periferia urbana. Las más frecuentes son grandes superficies comerciales, centros escolares, sanitarios y administrativos y otros servicios.

D.4. Las aglomeraciones urbanas de España.

Algunas ciudades han crecido hasta conectar con otros núcleos de población. Se crean así aglomeraciones urbanas, que pueden ser de diferentes tipos.

1.  El área metropolitana

El área metropolitana es una aglomeración urbana formada por una ciudad principal y por varios municipios de su entorno, que mantienen importantes relaciones socioeconómicas.

Las características de las áreas metropolitanas son las siguientes:

–  Están presidida por una ciudad principal que organiza el territorio monopolizando los principales servicios e infraestructuras.
–  Entre la ciudad central y los núcleos del área se establecen relaciones económicas y sociales. La ciudad central proporciona empleo y servicios, y los núcleos del área albergan trabajadores que se desplazan a diario a la ciudad central e instalan actividades económicas procedentes de esta, ya que disponen de suelo más abundante y barato (industrias, comercios, transportes y servicios).
–  La red de transportes y comunicaciones es esencial para garantizar las relaciones con la ciudad central y entre los núcleos que forman el área.
–  Socialmente, los municipios del área poseen estilo de vida urbano.
–  La estructura espacial de las áreas metropolitanas responde a dos modelos: el de coronas concéntricas en torno al núcleo central, y el radial. En Madrid, se solapan los dos modelos.

  
2.  Otros tipos de aglomeraciones urbanas
  
a)  La conurbación es una aglomeración urbana continua formada el crecimiento paralelo de dos o más ciudades hasta unirse. Cada ciudad de la conurbación mantiene su independencia. En España, la mayoría se deben al turismo (Málaga-Marbella).

b)  La región urbana es una aglomeración urbana discontinua, integrada por ciudades dispersas.  (Por ejemplo, el centro de Asturias).

c)  La megalópolis es una aglomeración urbana de extensión suprarregional. Está constituida por diversos elementos urbanos (áreas metropolitanas, conurbaciones, regiones urbanas, pequeñas ciudades...) con funciones distintas, que crecen y forman un área urbana discontinua, pero sin fracturas importantes. En España podría considerarse como tal el eje mediterráneo, desde la frontera francesa a Cartagena.

  E. Los problemas de las ciudades españolas.

Las ciudades españolas, y especialmente las aglomeraciones urbanas, presentan numerosos problemas. Su solución corresponde a la política urbanística, que es competencia de cada ayuntamiento.

1.  Problemas derivados de la aglomeración y de la difusión de la urbanización

–  La densificación demográfica y constructiva y la presión urbana sobre el espacio no urbanizado. Trata de solucionarse difundiendo población, actividades y equipamientos hacia ciudades medias y manteniendo espacios verdes dedicados al ocio.

–  El elevado precio de compra o alquiler de viviendas. Trata de paliarse con la construcción de viviendas protegidas y las ayudas al alquiler para ciertos grupos sociales.

–  La necesidad de numerosos abastecimientos y equipamientos. El crecimiento urbano genera un consumo creciente de agua, energía y otros recursos, que exigen costosas inversiones.  

–  La ordenación del tráfico y del transporte. Las grandes ciudades padecen problemas de tráfico, espacio y medio ambiente. Para afrontarlos se crean vías de circunvalación, y grandes extensiones de aparcamiento, se limita el uso del automóvil o se potencia el transporte colectivo.


2.  Problemas económicos

Los problemas económicos se deben a la excesiva terciarización de las actividades urbanas, por lo que se fomenta su diversificación. Los objetivos son evitar o retrasar la desaparición de las actividades agrarias del entorno urbano; promover o revitalizar la industria y los parques tecnológicos y empresariales.  

3.  Problemas sociales

Los problemas  sociales  son más frecuentes en las grandes ciudades, debido a que los individuos están más expuestos al estrés, al aislamiento, al hacinamiento, al desempleo y al desarraigo. Entre ellos destacan la delincuencia; la marginación social por razones de drogadicción, prostitución o alcoholismo, y la integración o convivencia con algunos grupos de inmigrantes.

4.  Problemas ambientales

Los problemas ambientales se concretan en diversos aspectos:

–  La existencia de un microclima urbano caracterizado por temperaturas y precipitaciones más altas que las del campo. La ciudad es un foco calorífico ocasionado por el tráfico, las calefacciones y la industria.

–  La contaminación atmosférica debida al tráfico y a las calefacciones, crea una campana de polvo y humo que afecta a la salud, a las plantas y a los edificios. Frente a este problema se fomentan el transporte colectivo y el ahorro energético. Las grandes ciudades como Madrid o Barcelona han implementado planes de choque para reducir la contaminación. Dichos planes consisten en la reducción del tráfico dentro del perímetro urbano, aumentar los jardines y zonas verdes y fomentar el uso de energías no contaminantes. Pese a todo, los índices de estas ciudades siguen siendo más altos que los permitidos por la U.E.

–  Los altos niveles de ruido que suelen registrarse en las ciudades acarrean trastornos como insomnio, cefaleas y sordera. Actualmente, casi todos los ayuntamientos toman medidas frente a él, como la instalación de paneles anti ruido, y la ordenación del tráfico y de los establecimientos sonoros.

–  La producción y eliminación de residuos genera algunos problemas. Las aguas fecales urbanas, en algunos casos, solo reciben una depuración parcial antes de ser vertidas a los ríos o al mar. Además, las ciudades producen un elevado volumen de residuos sólidos, como basura y desechos industriales, que se entierran o queman en basureros, produciendo en ocasiones un grave impacto ambiental. Para mitigar este problema, se fomenta la reducción, recuperación y reciclaje de los residuos.

–  La desaparición de espacios verdes del interior y del entorno urbano aumenta la congestión de las ciudades. Para solucionarlo, se remodelan espacios urbanos instalando en ellos plazas y jardines.  


F. La producción y la ordenación del espacio urbano.

 1.  La producción del espacio urbano

En la creación del espacio urbano intervienen diversos agentes sociales, cada uno de los cuales defiende sus propios intereses: los propietarios del suelo, los promotores e inmobiliarias, los empresarios industriales, la ciudadanía se organiza en asociaciones para defender sus intereses: conseguir  viviendas, equipamientos y servicios.

 El poder político interviene a través de la planificación urbana y de la resolución de los conflictos entre agentes sociales.

2.  La ordenación del espacio urbano: el urbanismo

De la ordenación del espacio urbano se encarga el urbanismo y debe proyectar nuevos espacios para el futuro crecimiento, y transformar los existentes en función de las demandas sociales de cada momento histórico. Sus actuaciones deben llevarse a cabo dentro de las políticas globales de ordenación del territorio.

En España, el planeamiento urbano propiamente dicho, empezó en la etapa industrial y experimentó importantes cambios en la época postindustrial.

2.1.  El urbanismo en la época industrial

a)  Entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX tuvieron lugar los primeros intentos de planificación urbana. Las principales actuaciones fueron las siguientes:

–  La regularización del plano. Geométrico,  calles alineadas y con una determinada anchura para el tráfico, las manzanas rectangulares con patio.
–  Los planes de saneamiento. Relacionados con la propagación de las ideas higienistas sobre la salubridad de la ciudad: alcantarillado, el abastecimiento de agua, la limpieza de calles y la recogida de basuras.
–  La mejora de los servicios y equipamientos urbanos, con la creación de parques públicos, tranvías, alumbrado, pavimentación.

b)  En la época de la autarquía (1939-1960), la planificación se centró en tres objetivos:

–  La reconstrucción de las ciudades más dañadas por la Guerra Civil
–  La elaboración de leyes sobre la vivienda (viviendas protegidas, sociales, arrendamientos urbanos).
–  La organización del crecimiento urbano. Se abordó mediante la Ley del Suelo y Ordenación Urbana. Los más utilizados fueron los planes generales de ordenación urbana, que dividían la ciudad en zonas con funciones distintas (administrativa, residencial, industrial) y fijaban para cada una los equipamientos y servicios necesarios.  

c)  En la época del desarrollo (1960-1975) se mantuvieron la Ley del suelo y la zonificación urbana, pero las actuaciones urbanísticas provocaron la aparición de toda una serie de problemas en las ciudades.

–  La edificación eliminó a veces elementos valiosos del patrimonio y se caracterizó por una excesiva altura y densidad y por la baja calidad de las construcciones
–  Aumentaron la congestión urbana y los problemas medioambientales como la contaminación atmosférica y de las aguas. Se crearon polígonos de descongestión en las principales vías de acceso a las principales ciudades pero continuó el problema de la congestión urbana.

2.2.  El urbanismo en la época postindutrial: desde 1975

En la época postindustrial, el urbanismo español refleja:

a)  La implantación del estado de las autonomías otorga a las comunidades autónomas competencias sobre ordenación del territorio, urbanismo y vivienda. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) es el instrumento básico para la ordenación urbanística integral de un municipio. Proyecta el desarrollo urbano para cierto número de años: los usos del suelo de cada zona, la clasificación (urbano, urbanizable y no urbanizable), la edificabilidad o densidad edificatoria, la red viaria, los equipamientos, y las medidas de protección medioambiental. Los Planes Parciales concretan el PGOU para cada área urbana, y los Planes Especiales ordenan aspectos específicos, como las áreas degradadas o el casco antiguo

b)  La democratización social se refleja en la participación de la ciudadanía en la planificación urbana.. Así, el planeamiento general de la ciudad pierde importancia en favor del planeamiento desde abajo;  pero para que todas las medidas concretas no incidan negativamente sobre el conjunto, es necesario que se desarrollen dentro de un planteamiento global, integrado en la política de ordenación del territorio. Ejemplo claro es la ciudad de Madrid.

c)  La globalización y el cambio en el sistema productivo mundial se reflejan también en el urbanismo desde la década de 1990. El deseo de revitalización de algunas ciudades en crisis y el incremento de la competencia entre ciudades por atraer inversiones,  han llevado a las ciudades a elaborar planes estratégicos de revitalización y de promoción o de marketing urbano.


G. El sistema urbano español.

  Las ciudades españolas se relacionan con su entorno y con otras ciudades, constituyendo sistemas o redes urbanos. El sistema urbano español está constituido por un conjunto de ciudades interrelacionadas. Por tanto, se compone de unos elementos, las ciudades, y de las relaciones que se establecen entre ellas.

Características del sistema urbano español.

1.  Los elementos del sistema urbano: tamaño, funciones, área de influencia y jerarquía urbana

De acuerdo con estas, ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia, y ocupan una posición jerárquica en el sistema urbano.

1.1.  El tamaño de las ciudades

El tamaño demográfico de las ciudades se establece mediante la regla rango-tamaño. Esta otorga a cada ciudad un rango o número de orden en el sistema según el tamaño de su población. En España:

–  El mayor tamaño demográfico corresponde a quince aglomeraciones urbanas, que superan los 500 000 habitantes. De ellas, cuentan con más de cinco millones el área metropolitana de Madrid, que ocupa el rango número 1 en el sistema, y el área metropolitana de Barcelona con más de 3. A continuación se sitúan cinco aglomeraciones que superan 800 000 habitantes, Valencia,  Sevilla, Bilbao, Ciudad Astur y Málaga; y otras ocho con más de 500 000: Zaragoza, Alicante-Elche, Bahía de Cádiz, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria, Granada, Vigo y Palma de Mallorca.
–  Tras ellas, existe un elevado número de ciudades entre 400 000 y 150 000 habitantes. Este hecho se debe al reciente crecimiento de las ciudades medias, motivado por la descentralización hacia ellas de parte de la población y de las actividades económicas.
(Ciudad Astur es un proyecto personal de Fermín Rodríguez Gutiérrez para reconocer oficialmente el área central del Principado de Asturias como un área metropolitana  policéntrica o región urbana. Ciudad Astur se compondría de 20 municipios y tendría unos 850.000 habitantes)  
La distribución territorial de las ciudades por su tamaño se caracteriza por la localización en el centro peninsular de la mayor aglomeración urbana, Madrid, rodeada de las principales aglomeraciones urbanas, situadas en la periferia, y de un espacio interior poco urbanizado, donde predominan las ciudades medias y pequeñas.

1.2.  Las funciones urbanas

Las funciones urbanas son las actividades socio-económicas desempeñadas por las ciudades hacia el exterior.
a)  Las ciudades primarias están especializadas en actividades del sector primario.
b)  Las ciudades secundarias, en unos casos están especializadas en la industria, o en la construcción,
c)  Las ciudades terciarias están especializadas en los servicios que pueden ser: empresariales, financieros, comerciales, de transporte, administrativos, culturales, sanitarios, religiosos, turísticos, etc.

1.3.  El área de influencia urbana

Las funciones desempeñadas hacia el exterior convierten a las ciudades en lugares centrales, que abastecen de bienes y servicios a un área más o menos extensa, denominada área de influencia o “hinterland”. Esta será mayor cuanto más diversas y especializadas sean las funciones urbanas: nacional, regional, subregional, comarcal o local. El alcance del área de influencia urbana no es permanente, sino que puede experimentar modificaciones en función de los cambios económicos y de los medios de transporte y comunicación existentes.

1.4.  La jerarquía urbana española

El tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia dan lugar a una organización jerárquica de las ciudades españolas. En ella se distinguen las siguientes categorías:

a)  Metrópolis. Son las áreas metropolitanas que se encuentran en la cima de la jerarquía del sistema urbano. Su población supera los 200/250 000 habitantes, desempeñan las funciones  más diversificadas y especializadas, y poseen una extensa área de influencia.

–  Las metrópolis nacionales son las grandes áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. Su área de influencia es nacional y mantienen estrechas relaciones con otras metrópolis internacionales, enlazando el sistema urbano español con el sistema europeo y mundial.
–  Las metrópolis regionales son las áreas metropolitanas medias de Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Su área de influencia es regional y mantienen intensas relaciones con las metrópolis nacionales.
–  Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden son áreas metropolitanas pequeñas como Valladolid, su  influencia es regional.

b)  Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia. Su población está en torno a los 250000-50 000 habitantes. Sus funciones son  menos diversificadas y se centran en servicios comerciales, administrativos y sociales de ámbito provincial. Son puntos terminales de una densa red de autobuses que las comunica con los pueblos próximos.

c)  Ciudades pequeñas o villas. Tienen una población entre 50 000 y 10 000 habitantes, como Astorga. Sus funciones son reducidas y poco especializadas, aunque pueden contar con algunos equipamientos de cierta especialización (educación secundaria y profesional). Son nodos de transporte para la comarca y su área de influencia es comarcal.

2.  Las relaciones urbanas en el sistema de ciudades

Las relaciones se miden por los flujos económicos (mercancías, capitales, inversiones), de personas y de otros tipos (políticos, administrativos, culturales o de información). Cuando los flujos son unidireccionales, entre una ciudad y otra indican relaciones de dominio/subordinación; cuando son bidireccionales, indican relaciones de integración/competencia.

En el sistema urbano español, las relaciones entre ciudades se caracterizan por estos rasgos:

–  Madrid mantiene relaciones intensas con las demás metrópolis; especialmente, con Barcelona.
–  Barcelona tiene una influencia general más débil, aunque intensa en el sector oriental peninsular y en Baleares.
–  El cuadrante nordeste, es el área de mayor integración, pues sus cinco metrópolis principales mantienen intensas relaciones (Madrid-Barcelona-Valencia-Bilbao-Zaragoza).
–  En el resto del sistema, las relaciones entre ciudades son más reducidas e incompletas. Predominan los flujos de las ciudades con su zona rural o con ciudades próximas.


El sistema de ciudades español y sus cambios
  
1.  El sistema de ciudades

El sistema urbano peninsular heredado de la etapa industrial se caracteriza por la localización en el centro de la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada por ejes urbanos periféricos y  por un interior poco urbanizado, sin ejes integrados.

a)  Madrid es el núcleo urbano principal de España. Se caracteriza por sus funciones terciarias y mantiene relaciones con las principales ciudades españolas.

b)  Los ejes urbanos periféricos se disponen de forma semianular en torno a la capital:

–  El eje atlántico gallego se extiende por la costa entre Ferrol y Vigo. Se encuentra especializado en el comercio.
–  El eje cantábrico se localiza entre el triángulo asturiano y el País Vasco, con ramificaciones hacia el interior. Se encuentra en fase de ajuste, con progresiva pérdida de la preeminencia de la industria como factor de urbanización.
–  El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena. Es el eje más dinámico, con una industria muy diversificada y un fuerte peso de los servicios, sobre todo del turismo.
–  El eje del valle del Ebro enlaza los ejes cantábrico y mediterráneo y tiene como ciudad principal a Zaragoza. Es un eje dinámico, con equilibrio entre la industria y los servicios.
–  El eje andaluz es doble. El eje litoral, entre Almería y Huelva, es dinámico y se especializa en el comercio, el turismo y la agricultura tecnificada (Huelva-Cádiz-Málaga-Granada-Algeciras-Almería). El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa atlántica y Jaén, es menos dinámico y sus ciudades están ligadas a las actividades agrarias del entorno, a industrias locales y a actividades turísticas (Sevilla-Córdoba-Jerez-Jaén).

c)  El interior peninsular carece de ejes urbanos integrados. Predominan las pequeñas ciudades especializadas en el comercio y la agroalimentación. En las islas Baleares y Canarias, las ciudades más destacadas son las capitales autonómicas y el factor de urbanización principal es el turismo.

2.  Los cambios recientes en el sistema urbano

Las causas han sido la implantación del

·         El Estado de las autonomías y los sistemas urbanos regionales

La implantación del Estado de las autonomías influyó sobre el sistema urbano existente, favoreciendo la constitución de sistemas urbanos regionales. Estos se caracterizan por el incremento del peso de las capitales autonómicas y de las relaciones entre las ciudades de la comunidad, en detrimento de las relaciones con Madrid y con otros sistemas regionales.

·         La integración en Europa y en el sistema urbano europeo

La incorporación de España a la Comunidad Europea en 1986 ha supuesto la integración de las ciudades españolas en la jerarquía urbana y en el sistema de ciudades europeo.

–  La jerarquía europea se basa en la valoración conjunta del tamaño demográfico y de las funciones de cada ciudad en transporte, turismo, industria, conocimiento y capacidad de decisión. De acuerdo con ello se distinguen:   
o   metrópolis globales, entre las que no figura ninguna ciudad española;
o   locomotoras europeas, entre las que se encuentran Madrid y Barcelona;
o   metrópolis europeas potenciales (Bilbao, Valencia y Palma de Mallorca), y
o   metrópolis europeas débiles (Sevilla). El resto de las ciudades españolas tiene proyección principalmente nacional, regional o local.
–  El sistema de ciudades europeo se compone de varios ejes. El más dinámico, la dorsal europea, entre el sur de Gran Bretaña y el norte de Italia. Las del eje mediterráneo se encuadran en el dinámico Arco Mediterráneo europeo. En conjunto, las ciudades españolas ocupan una posición periférica en el territorio europeo que debe paliarse impulsando las redes transeuropeas de transporte y comunicación.

La novedad más reciente, todavía sin consolidar, es la formación de un eje diagonal Lisboa-Madrid-Zaragoza-Barcelona que conecta con el arco mediterráneo y con la gran dorsal europea.

·         La globalización y la integración en el sistema urbano mundial

Los cambios  recientes en la economía mundial han sido la disminución del peso de la industria en favor de las actividades terciarias; la flexibilización en la localización de la producción; la mejora de los transportes y de las comunicaciones, que globalizan el espacio, y la valoración de la calidad de vida y del medio ambiente. Las consecuencias de estos cambios en el sistema de ciudades han sido dobles:

–  Han provocado el declive de ciertas ciudades especializadas en sectores industriales maduros, como las del norte peninsular, y el desarrollo de políticas de revitalización.

–  Han ofrecido a las ciudades la posibilidad de insertarse o de mejorar su posición en el sistema urbano mundial. La inserción de una ciudad en el sistema mundial viene dada por la implantación de organismos y empresas internacionales, o por la proyección exterior de sus actividades a través del comercio, el turismo, o la cultura. Para ello, las ciudades deben reunir numerosos requisitos: accesibilidad, buenos transportes, equipamientos, recursos humanos de calidad, clima social adecuado, calidad medioambiental, etc. Las ciudades medias también pueden ser competitivas si desarrollan las estrategias adecuadas.





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